Celebración de la lectura de Mario Vargas Llosa
Mito religioso y conducta en la Fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa
Bajo el cielo de un verano italiano
Introducción al libro Así en la lengua como en la pluma. Cuentos de Armando Romero (Antología personal) publicado por la Editorial Aurora Boreal® en abril de 2017.
Contra Samuel Johnson
Aguda reflexión sobre el libro Allende el mar de Óscar Osorio
Disfrutar de los nuevos retos literarios
El más común es con la bibliografía. No fallan en estar al día, saber exactamente cómo citar un artículo, revista, libro… Un día que suele cambiar según estés en Chicago, Berlín o Madrid. Nunca se equivocan en una coma, abreviatura, mayúscula, cursiva, referencia dentro de cita…
Y desde luego que les encanta corregirte, así ejercen una suerte de venganza filológica. Me ocurrió el pasado año con un ensayo. No fue ni la primera ni la última vez que un meticuloso supo hallar tres o cuatro detalles erróneos en el modo en que yo cumplía con las normas para citar.
Generalmente son ensayistas frustrados, bibliotecarios que equivocaron sus senderos profesionales, víctimas de escasas oportunidades de trabajo o de su propio ego, desbocado mientras han leído a Jorge Luis Borges, Octavio Paz o Luis Cernuda; donde los infectados observaron que muy pocas veces incluían en sus ensayos una referencia bibliográfica. Y casi ninguna cita bajo las “estrictas” normas de la academia, tan “estrictas” que suelen modificarlas de congreso en congreso.
del 30 de octubre al 3 de noviembre
¿El cara o cruz en la elección presidencial de Estados Unidos?
¡Qué diferencia abismal entre el candidato republicano en las elecciones de 1956, que vi recién llegado a Nueva York, a mis 23 años, a fines de octubre en un mitin en el Madison Square Garden, el prestigioso general Eisenhower, y el actual presidente y candidato en estas elecciones!: el desaprensivo especulador de bienes raíces y actor de un “Reality Show” televisivo, en el cual ha convertido su gobernación del país y que tiene metido en el bolsillo al partido republicano, como si se tratara de los pasajeros de un avión secuestrado, como he leído decir a alguien.
Han pasado 64 años desde aquel mitin en Nueva York. ¿Qué se hizo del progreso? No creo que oyera ninguna palabra fuera de tono o insultos del, tan dignificado, Eisenhower contra su contrincante, el liberal Stevenson. Aparecía en el estrado, con su aureola de haber derrotado al fascismo, lo cual hiciera brillar tanto a la Democracia norteamericana por el mundo, aún con sus defectos, mientras que ahora, y si Trump llegara a triunfar, la llevaría a un aberrante culto autocrático de su persona. Viéndose perder, se ha lanzado en una alocada cabalgata de mítines en la última semana - 14 planeados, entre el sábado y el lunes-, ante sus idolatradas multitudes clamando “We love you” (en el 56, lo que se decía era “I like Ike”) apretados entre si y, la mayoría, sin máscaras, mientras la pandemia hace explosión por todo el país. El viernes se dio el número mayor de contagiados, 90.000. Son millones sus seguidores, una gran coalición, iniciada cuando Obama fue elegido como el primer presidente afro-americano (recordemos que Trump lanzó toda una campaña diciendo que Obama no había nacido en Estados Unidos), en su mayor parte hombres y mujeres blancos, sin educación universitaria, y que se han visto, o se creen, desplazados por la globalización y las nuevas tendencias demográficas del país de una diversidad étnica y cultural. La candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, de ascendencia africana e india, sería un ejemplo de esta nueva realidad. A pesar de su gran número, tal retrógrada coalición es una fuerza menguante en el país.
22 de septiembre, 2020.
Retomo hoy el Diario, tiempo ha abandonado, ¿pues para que bracear dentro de esta Contrarreforma --¿paralela a la de España en el siglo XVI?, del America First de la era Trump, con sus inmundas aguas abocadas al sumidero.
Y lo hago con mi pequeño homenaje a la grandiosa Ruth Bader Ginsburg, fallecida a mi misma edad, resplandeciente ícono ¿y uno de los últimos? de una América liberal-social. Hoy también se cumple el 75 aniversario de la ONU.
Ah!, aquel año de 1956, cuando anodino prófugo, un cero sin sombrero entre las encopetadas multitudes de Manhattan, devine ciudadano de las Naciones Unidas, al entrar en el suntuoso edificio, junto al East River, cantado por Lorca, a trabajar de dependiente en su Librería. Allí, junto a tarjetas postales y pesados textos documentales de sus distintas organizaciones, vendía la Carta de las Naciones Unidas, diminuta cartilla, ¿a unos 50 centavos?, que miles de visitantes compraban con el aleteo de que aquellas páginas, en las que se llamaba a la paz y la seguridad mundial, y extendía los derechos humanos a todos los habitantes del planeta sin distinción de raza, sexo, idioma o religión se hicieran realidad. Pero, ¡Ay!, hoy, siete décadas después de su fundación, el Secretario General de la ONU, el portugués, António Guterres, clama, ¿a oídos sordos?, sobre la calamitosa situación mundial en que nos hallamos:
“Tenemos un deficit de soluciones multilaterales. La calamidad climática acecha. La biodiversidad está colapsada. La pobreza crece de nuevo. El odio se expande. Las tensiones geopolíticas escalan. Las armas nucleares siguen en un alerta de gatillo sensible. Las tecnologías han abierto nuevas oportunidades, pero también nuevas amenazas. La pandemia de la Covid 19 ha dejado al descubierto las fragilidades del mundo…
Ante este acabose, me acojo al trabajo en que estoy metido en estos meses una antología Aún. Cien, iluminadores, poemas de la vejez (de Juan Ramón Jiménez a Ida Vitale), y al tema que abordo hoy: la luz, por encima de las sombras y tinieblas de la ancianidad y del mundo en que vivimos, y que ya destella hasta en los títulos de los poemarios, tales como Fustigada Luz, de Alberti, o Otoño y otras luces, de Ángel González. Y evoco, como antídoto a la oscuridad que nos rodea, estos versos a la luz. Los últimos publicados por Ángel González en vida, del libro mencionado: “Aquella luz que iluminaba todo / lo que en nuestro deseo se encendía / ¿no volverá brillar? Y estos otros del grandioso Espacio de Juan Ramón Jiménez, al final de su primer Fragmento: “Amor, contigo y con la luz todo se hace, y lo que hace el amor no acaba nunca”. En el segundo fragmento, canta: “Dulce como esta luz era el amor”. Y salgo a respirar.
Víctor Fuentes salió prófugo de la España franquista en 1954, y se considera parte del segundo exilio español. Anduvo por varios países europeos, con una permanencia de dos años en Inglaterra y, posteriormente, varios meses en Venezuela. Vive en Estados Unidos desde el otoño de 1956. En la Universidad de Nueva York, retomó sus estudios y se doctoró en lenguas romances en 1964. Desde 1965 ha sido profesor en la Universidad de California, Santa Bárbara, donde continua como profesor emérito, desde el 2003. Ha publicado números estudios sobre literatura española del siglo XIX y XX y sobre cine, y cine y literatura. Entre sus libros destacan: La marcha al pueblo en las letras españolas 1917-1936 (1980 y 2006), Buñuel en México (1993) y La mirada de Buñuel: cine, literatura y vida (2005). Ha publicado ediciones críticas de La Regenta y Misericordia (Akal). Bajo el heterónimo Floreal Hernández es personaje la novela Morir en Isla Vista, parte de una trilogía memorialista, cuyos otros dos libros, ya bajo su nombre, son: Bio-Grafia americana (publicado en el 2008, por la Fundación Jorge Guillén) y Memorias del segundo exilio español (1954-2010) . Su última publicación es Buñuel, del surrealismo al terrorismo, (Editorial Renacimiento, Colección Los Cuatro Vientos, 2013). Acaba de publicar sus libros, California Hispano-Mexicana. Una nueva narración histórico-cultural, y la novela To Die in the USA. A fictional memories of a Spanish exile". Sus dos últimos libros publicados por Visor: Antonio Machado para el siglo XXI. Nueva trilla de su poesía, persona y pensamiento (2018) y Galdós, cien años después y en el presente. Ensayos actualizadores (2018), celebrando el centenario de su fallecimiento en 2020. Notas de un Diario pre-póstumo: 2020 enviado a Aurora Boreal® por el escritor y crítico Víctor Fuentes. Foto Víctor Fuentes©Isaac Hernández.
No creo que George Santayana y mucho menos su inolvidable alter ego Oliver Alden –genialmente modelado en su única novela: The Last Puritan--, se dejarían enturbiar hoy por la enredada red de redes. El tumulto cibernético no evita valorar los poemas escritos por cubanos que confluyen desde cuatro generaciones.
Ni en aquel culterano Boston donde Santayana impartía clases de filosofía o en este salón de Harvard; ni en La Habana de Alejo Carpentier o en el Madrid de Gastón Baquero; hay suficiente tumulto para que los catastrofistas logren despedirnos de la poesía. Las corrientes temáticas y estilísticas suelen distinguirse a pesar del masivo tumulto, similar en cualquier otra nación de habla hispana, en cualquier otra lengua.
El alboroto producido por la multitud de poetas con acceso a publicar, no pasa de ser un fenómeno soso y zonzo. Los críticos literarios más cáusticos hablan de que se pasó de lo deplorable a lo mediocre. La proporción de mentecateces por poema no es mayor que en otras épocas; lo que sucede es que hoy nos enteramos enseguida de casi el cupo de simplezas y tonterías, al punto de que huimos despavoridos ante tanta trivialidad, sobre todo en el espacio virtual.
Thanksgiving, 22 al 25 de noviembre de 2018.
Retomando el Diario Póstumo
Con esa alegría inesperada del que encuentra a un amigo que hacía años se había dejado de ver, te tomo fraternal Diario, tras más de dos años sin dar el uno con el otro, este domingo 25 de noviembre.
Ayer sábado me dio pena al ver en televisión que en el partido entre el Atlético de Madrid y el Barcelona, y cuando parecía que el equipo madrileño, tras tantos años sin hacerlo, iba a ganar con el golazo de Costa ya terminando el tan reñido partido, mi gozo en el pozo, pues en los últimos minutos, con un gran pase de Messi, el Barcelona lo empató. Al tratarse de un juego, a pesar de los millones que va en ello, tal pena, como la que yo sentí se pasa pronto, aunque a algún forofo le cueste un ataque al corazón al perder su equipo en un partido decisivo o los partidarios de ambos equipos se enfrenten a golpes, o, por la violencia, se tenga que suspender indefinidamente, en Argentina, la tan esperada gran final entre el Boca Junior y el River Plate, como ha ocurrido este fin de semana.…”Para, para, ¿qué tiene eso que ver con un Diario Intimo?". “Ah, disculpa, se me olvidaba tal contenido pues, la verdad, he vuelto a abrazarme al Diario, ya que me he encontrado en soledad, estos soleados días de Acción de Gracia, diciéndome a mi mismo, gracias, gracias, gracias. Pero, para no dejar mal a tal Diario, añado esto”:
A inicios de 2017 un buen amigo y colaborador de Aurora Boereal® nos sugirió que abrieramos una encuesta sobre quién era el crítico literario vivo más relevante en 2017. Debemos confesar que en Aurora Boreal® la idea siempre nos ha fascinado. Sin pensarlo dos veces nos lanzamos a la tarea y convocamos la encuesta entre más de 130 autores, académicos y colaboradores. Recibimos sólo 32 respuestas directas a la pregunta y otras, cerca de unas 60 respuestas donde nadie quería mojarse. Finalmente hemos decidido publicar algunas de las respuestas tal y como nos llegaron, y abandonar el proyecto, dejarlo de lado, tal vez concluyendo que el gremio tiene demasiados intereses en juego y que con seguridad nos hemos equivocado en algo al formular la pregunta para tomar el pulso de tan relevante tema.
Autor
Harold Bloom. Me enseñó a leer a Shakespeare y a los poetas románticos ingleses. Gracias a él supe algo de dónde se encuentra la sabiduría. Pocos hoy escriben crítica literaria –en serio, quiero decir— sin su eficaz instrumental de análisis: canón, agón, clinamen, tessera, dislectura, interpretación desplazada, des-aprehensión... Los simpatizantes de la fenomenología no cesamos de admirar su sagacidad y audacia exegéticas al deslindar los escritos fuertes. Añado su valentía contra el multiculturalismo: versión intelectual del populismo político, canto de la demagogia y lloriqueo de la mediocridad. Y sus burlas a los deconstructivistas –la criptología francesa y afrancesada-- que aún infectan la Academia.
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