Ensayo
Resumen:
Vivir para contarla (2002), autobiografía de García Márquez, representa una laberíntica explicación, por parte del autor, de tanto de la relación entre su producción estética y periodística como de la relación entre la literatura y la historia del continente latinoamericano. El artículo explora las formas de memoria así como la figura del autor que emerge de la obra.
Dentro de la producción de Gabriel García Márquez, su autobiografía, Vivir para contarla (2002), es una obra que se corresponde con esa faceta testimonial de su escritura de la cual no sólo son muestra los gruesos volúmenes en los que se recopilan sus artículos periodísticos sino también obras como Relato de un náufrago o Noticia de un secuestro.
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- Por Julio Hans Casado Jensen
El término «aporofobia» proviene de los prefijos griegos áporos que significa pobre, escasez, y fobos que denota rechazo y miedo. Este es un término innovador que fue planteado en 1996 por la filósofa española Adela Cortina, para diferenciarlo de comportamientos racistas y xenófobos y darle nombre a las actitudes de miedo, rechazo y discriminación que se ejercen sobre los individuos y poblaciones que viven en situaciones de pobreza. Una de las principales explicaciones a este tipo de comportamiento yace en la jerarquización, exclusión y diferentes prejuicios sociales que se han construido en torno a la pobreza, lo cual es reflejo de las consecuencias negativas del modelo económico capitalista, donde se han generado una serie de desigualdades que han producido la existencia de poblaciones con privilegios y otras con escasez.
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- Por María Cristina Cabrales
UTOPÍA Y REALIDAD: RUBÉN TRAICIONADO
Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!
Inclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
espiritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!
Porque llega el momento en que habrán de cantar nuevos himnos
lenguas de gloria.
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- Por Horacio Peña
No se ama lo que no se conoce. Y se desprecia lo que se ignora. El recuento que viene a continuación quiere ser un llamado a los políticos, empresarios, periodistas y profesionales diversos, que han descuidado el conocimiento de nuestras letras: esa preciosa fuente de comprensión, reflexión e información de la sociedad ecuatoriana y, concretamente, de su historia.
Porque nuestras novelas y cuentos no sólo que registran ciertos períodos importantes sino que, además, muestran la vida vivida, en la expresión de Malaparte: el testimonio único de testigos ciertos que cuentan, piensan, interpretan, leen, afirman o niegan, las épocas que les tocó vivir.
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- Por Abdón Ubidia
1. Un lector apegado a la univocidad de las etiquetas académicas podrá considerar que las páginas siguientes no pueden adscribirse con propiedad ni a la crítica ni a la autobiografía ni a la ficción pues, al entremezclar mis propios microrrelatos con la reflexión sobre los problemas teóricos que surgen al intentar definir la microficción, me he aventurado indiscretamente en todos esos territorios a la vez. Por el contrario, un lector que no crea demasiado en la existencia de fronteras entre géneros, podrá encontrar que tal discursividad híbrida no es sino una de las formas posibles de respuesta a los reiterados planteos sobre las fluctuaciones transgenéricas y la productividad de las clasificaciones1 ...
REBELDÍAS
Yo, que formo parte de la Nueva Guardianía de la Memoria, podría contarte cuanto sucedió en los Tiempos Anteriores, o sea desde que el Primer Instrumentador creó al Primer Hombre, y los hombres crecieron y se multiplicaron y dieron comienzo a las invenciones y no se hallaron satisfechos con que les dijeran que esto no y estotro tampoco. ¿Y por qué no se puede?, preguntaba el hombre. Porque lo prohíbo Yo que soy Aquel que te ha creado. ¿Ah, sí?, decía el hombre para sus adentros.
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- Por Rosalba Campra
El narcotráfico en la novela colombiana
Óscar Osorio
Programa Editorial Universidad del Valle.
Cali
2014
En "Elegía a Desquite" (1965), Gonzalo Arango predice el destino de violencia y desangramiento que vivirá Colombia en las siguientes décadas: "Yo pregunto sobre su tumba [de Desquite] cavada en la montaña: ¿No habrá manera de que Colombia, en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de vivir? // Si Colombia no puede responder a esta pregunta, entonces profetizo una desgracia: Desquite resucitará, y la tierra se volverá a regar de sangre, dolor y lágrimas". En efecto, la profecía del poeta paisa se ha cumplido con estricto rigor: después de la época de la Violencia de los años cincuenta y sesenta siguió la violencia de paramilitares, narcotraficantes, guerrilleros y fuerzas del Estado, sin que pueda reconocerse, en muchas ocasiones, como señala el viejo Ismael Pasos en Los ejércitos de Rosero, "a qué ejército pertenecen, los rostros igual de despiadados" (2007, p. 98). De la misma forma, el bandolero Desquite ha seguido encarnándose de generación en generación y este país continúa sufriendo con la sangre, el dolor y las lágrimas de las víctimas.
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- Por Daniel Felipe Osorio
17 de julio, 2014. En el Peets de la calle State, con mi colega el reconocido sociólogo Thomas Scheff, ya jubilado, platicando de su ensayo, "A God Within: Religion for the Atheists", que encabeza con aquellos versos de A. Machado, debidos a mi. Re-traduzco: "... Anoche cuando dormía / soñé, ¡bendita ilusión!, que era Dios lo que tenía / dentro de mi corazón" Ese Dios al que me he descuidado de buscar, éstos meses en que me creía bien, ya a salvo "gracias a Dios"; me decía, de vez en cuando.
De pronto, una airosa mujer, de la edad de mis hijas, nos interrumpió, preguntándome:"¿Es usted griego? "No, español, por qué?" "Le oí hablar y por la voz me hizo recordar a mi padre muerto" "Sí –le dije- el sonido del griego y del español es muy semejante. Los griegos son los extranjeros que mejor pronuncian el español", añadí pensando en mi querido amigo, Demetrio Basdekis, que ya nos dejó, tan buen estudioso del gran de Unamuno, a quien tenía tan interiorizado. Al preguntarle, me dijo que su padre había muerto hace un año. Al salir, pensé que, quizás en un año o dos, una de mis hijas al ver sentado en un Café a un griego de mi edad, le podrían preguntar: "¿Es usted español?". Doy a la música, y salta "Put the Needle Down", de las Secret Sisters. Y siento unas grandes ganas de vivir.
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- Por Víctor Fuentes
Me parece muy peligroso descubrir por qué razones un libro que yo escribí pensando sólo en unos cuantos amigos se vende en todas partes como salchichas calientes.
García Márquez
Si yo no hubiese escrito Cien años de soledad, no la hubiera leído. Yo no leo « best-sellers »,
García Márquez
La obra de Gabriel García Márquez se sitúa en el cruce de dos caminos. Por un lado, en la novelística de la tierra que hasta bien entrados los años 30, casi los 40, tipifica con Ricardo Güiraldes, Mariano Azuela, Rómulo Gallegos o José Eustasio Rivera una crónica de « rebeldía y sumisiones », y que según Rodríguez Monegal alimenta más bien romances que novelas, en cuanto trabajo realista a partir de mitos. Por otro lado, en una novelística que como reacción a esa literatura telúrica (para emplear la expresión tipo), acentúa lo ficticio y la construcción verbal, dando verdaderas « máquinas de novelar » (1) que orquestan y trituran la realidad.
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- Por Freddy Téllez
A Gastón Baquero, una tarde conversando sobre Rimbaud en Alcobendas.
JE FIXAIS DES VERTIGES
Sabía que las nociones siempre son difuminadas, como discutirían los filósofos al recordar a los presocráticos. Sabía que cualquier acontecimiento no era más que una breve iluminación en la noche de Orfeo. Sabía reírse de los absolutos porque la razón –comentaba— nunca ha pasado de extraer usos, costumbres, como ese sombrero suyo que tanto llamaba la atención al fotógrafo Étienne Carjat.
UNE SAISON EN EFER
Arthur pensó que el disparo de Paul en la estación de trenes había sido un nuevo juego, ahora con su muñeca, como de niño en Charleville. Un cuento de hadas persas o un cargamento de armas traficado por el Mar Rojo. El carcinoma o la gangrena hasta la amputación, que su madre, Vitalie Cuif, casi presencia en el hospital de Marsella como otro juego de su niño terrible.
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- Por José Prats Sariol
De dos libros de Armando Romero y Consuelo Triviño Anzola
Lectura y cuento. El cuento en Hispanoamérica y Colombia.
Ante la escasez de tiempo para la lectura que impone el ritmo de vida vertiginoso de las sociedades contemporáneas, suele decirse que el cuento, al igual que la nouvelle, puede ocupar un buen lugar para las opciones de lectura. Con ello coincide el novelista William Boyd, quien señala que en los tiempos actuales habría en el público lector un renovado interés "por las formas artísticas muy concentradas." Y agrega que cuando al lector llega un buen cuento, éste "es como una píldora vitamínica: puede proporcionar una descarga comprimida de placer intelectual selectivo, no menos intenso que el que nos causa una novela, aunque tardemos menos en consumirlo . . . Tal vez sea lo que, en estos tiempos, buscamos cada vez como lectores: una experiencia a modo de bomba fragmentada estética que actúe con implacable brevedad y eficacia concentrada" (William Boyd).
Contrario a lo dicho por Boyd, la realidad parece enseñar que la narrativa breve, que se caracteriza por ser concentrada, de expresión concisa y cargada de significados, poco tiene que hacer en manos del lector común, quien más bien busca y opta por entregarse a novelas de muchas páginas, a lecturas de largo aliento, muchas veces sedante. A este respecto el novelista José María Merino plantea que las características de la narrativa breve son de poco interés en el lector común, que "quiere páginas y páginas, desarrollo minucioso de situaciones, explicación pormenorizada de personajes, que todo sea reconocible fácilmente, que fluya por los canales más perceptibles y que la diversión le dure lo más posible" (26). Por otra parte argumenta que hoy en día existe un desconocimiento de que, como ocurre con la poesía, para la lectura de la narrativa breve es necesaria una preparación: "Ni la poesía ni la narrativa breve son en sí mismos productos literarios aceptados con facilidad por la mayoría, aunque, paradójicamente, acaso sean los géneros más adecuados para penetrar en el territorio de la literatura y para empezar a formar el gusto literario" (27). 1
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- Por José Cardona López
Perdonen que me meta donde no me llaman (jamás, porque no me llaman), pero es que no puedo evitar salir del silencio (de la escritura) para expresar, desde este nicho, mi opinión sobre un "cartel" que me llama poderosamente la atención. Se trata de un programa muy atractivo de tres jornadas en las que se aborda el tema: la literatura latinoamericana del "boom". En la foto de familia del artículo de El País (07/11/2012), que tomo como referencia, aparecen los grandes, felices y exultantes en los setenta, Donoso, Vargas Llosa y García Márquez. La noticia refiere el encuentro organizado por la Cátedra Mario Vargas Llosa de la Universidad de Murcia, que se lleva a cabo en Casa América, en Madrid, donde escritores y periodistas debaten sobre el "boom" en su 50 aniversario. El titular formula una pregunta "¿Por qué hay que matar el "boom"? Hasta ahí todo me parece pertinente y necesario, al margen de las opiniones y pronósticos que ha suscitado este debate. Lo verdaderamente curioso es que los intervinientes, tanto como quienes son objeto de estudio, sean única y exclusivamente hombres. ¿Acaso la literatura latinoamericana ha sido y sigue siendo un asunto predominantemente masculino? Si nos ceñimos al "cartel", entendemos que sí...pero, ¿y quienes se ocupan del asunto, los críticos, las críticas (rara función del término en el que sujeto y objeto forman una entidad)... Pues parece que también, porque opinar sobre la literatura, según este "cartel", es un asunto masculino. No hay una sola mujer que merezca la atención crítica, ni una sola periodista, "crítica literaria", docente o investigadora con opiniones que merezcan ser tenidas en cuenta en estas lides, y no por venir de mujer, sino por agudas o acertadas.
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- Por Consuelo Triviño Anzola
"¿Encontraría a la Maga?
Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas..."
Julio Cortázar, Rayuela
Al cumplirse 50 años de la publicación de Rayuela, nos encontramos de nuevo con la narrativa de Julio Cortázar, el gran escritor argentino al que nunca hemos dejado de leer. Las ediciones conmemorativas, la publicación de sus cartas y de las clases que brindó en University of California, Berkeley, amplían lo que tal vez, no estaba publicado, pero ya sabíamos los lectores ávidos de su obra.
Al decir del crítico y poeta Saúl Yurkievich: "...La obra de Julio Cortázar es invasora colonia de pólipos, enjambre incontenible, transmigración de anguilas, pero también es poliedro de cristal tallado, sextante, sistema planetario. Es a la vez take y estro armónico, free jazz y clave bien templado. Cortázar es a la vez nigromante y pendolero, esfera y maremagno, trompo y tromba. Cortázar encarna todas las metamorfosis de ese genio proteiforme que llamamos literatura. Cortázar, es en cierto modo, toda la literatura...". (1)
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- Por Araceli Otamendi
En el centenario de su natalicio: 1914-2014
La maravilla intemporal del gerundio decide esta conversación, que aderezaré con algunas referencias cubanas, bajo tres señales y una experiencia lúdica:
Primera señal: Pocos pensadores del siglo XX enaltecieron y practicaron la inteligencia constante de la duda como Octavio Paz. Sus exaltaciones de la crítica como signo que define al intelectual genuino, sin amarrarse a prontuarios ideológicos de cualquier signo, juntaron el epojé de la fenomenología y el raciovitalismo de Ortega y Gasset, de base neokantiana frente a Hegel y sus discípulos constructores del futuro, más o menos deterministas en sus predicciones, sobre todo los marxistas. Aprehender su duda –la "razón crítica"-- sigue siendo un reto cotidiano, un signo de libertad de pensamiento contra los ogros estatales, a veces nada filantrópicos como el mexicano 1.
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- Por José Prats Sariol