Literatura
Envenenándome, purificándome,
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- Por Luis Alberto de Cuenca y José del Río Mons
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- Por Luis Alberto de Cuenca y José del Río Mons
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- Por Guillermo Camacho
Entre la Espada y la Pared tuvo muchas versiones, una de ellas sólo dedicada a la guerra. Pero la guerra, con su muerte como único argumento, no es interesante. La muerte importa porque buscamos la esperanza, queremos el amor, añoramos la guía protectora de los ancestros y tenemos las manos cariñosas de los amigos. Es en la contradicción donde el dolor de la guerra y su ignominia se nos hacen más agudos.
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- Por Ana Mercedes Vivas
Diana mira el cielo de su habitación y decide abrazarse. No hay lagartos ni tortugas. Ignora, por unos segundos, al cuerpo femenino a su lado. Coloca las palmas de las manos sobre sus hombros, tuerce las piernas para enroscarse, oprime los muslos con el fervor de una trenza. Reconoce ese momento. Se da cuenta de que una vez, cuando era chica, se
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- Por Yolanda Arroyo Pizarro
que se mecen en tu oleaje sangermeño
taladran la epiglotis del beso
y se parten
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- Por Yolanda Arroyo Pizarro
Antes del bullicio de los estudiantes. A la salida del colegio el parque está tranquilo. Las tres bancas desocupadas. Un viento ligero. Los copetones saltan y hay colibríes. Huyen de las mirlas hambrientas y se asilan en las ramas altas de los cinco árboles grandes: eucaliptos y urapanes. La jornada escolar continua termina a la 1:45.
La araucaria sola, apartada del parque, junto al portón de la entrada, mece las ramas. Alguien dejó en su follaje un sobre blanco al que le pintaron con tinta lila un corazón pendiente de una horca. Se lee: Para Mirna, con urgencia.
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- Por Roberto Burgos Cantor
In Memoriam
1948- 2018 †
El ventanal de cuerpo entero del suelo al techo corresponde al piso cinco en un edificio de seis plantas. Enfrente está la alameda bordeada por las vías de asfalto y en algunos tramos interrumpida por calles que la atraviesan. Por encima de los árboles grandes y viejos están los techos y tejados de las edificaciones al otro lado. Y después los cerros. De allá sale el sol de claridad brillante y luz tibia las mañanas despejadas sin nubes bajas ni cúmulos de neblina.
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- Por Roberto Burgos Cantor
In Memoriam
1948- 2018 †
La mujer limpia el espejo al fondo del ascensor: utiliza una especie de limpiaparabrisa manual y salpica la superficie con un rociador. La puerta silenciosa se abre. La luz indica el piso 3. Un señor entra y presiona el botón del piso 8 mientras saluda: "Buen día".
La mujer interrumpe su labor y responde. El hombre sin mirarla dice: "No quiero
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- Por Roberto Burgos Cantor