Ahora me río de los espasmos
de dinosaurio del capital y sus halagos
que me hicieron soñar con un lujoso
"Jaguar", ese descapotable,
que de tanto parecerse
a una nave espacial, me colocó tantas veces
en la órbita de un armadillo de oro y plata
dejando a mi novia -a la que tanto debía
por darme su corazón- mirando un chispero,
pues yo daba la vida solo por mi descapotable.
Ahora sueño con rescatar a mi novia
cerca de una banca de parque para mirar
a los luceros como suelen hacer los enamorados.
Y mostrarle las estrellas que ella vio
habitando mi corazón.
Ya sólo entro a las puertas
con la diagonal de mi cuerpo.
Por respeto
a la raza sombra. Su sombra
es la raza piel.
Ya no me quito los zapatos
y los tiro como dos barcos
hundidos.
(Ellos bailan hasta aflojar el rencor.)
No como ya,
sólo como.
(Hay ojos blancos buscando ser
dibujados.)
Ya no duermo sin grillos
ni descalzas imágenes.
Hay un continente mirándome de reojo,
y otro, por donde mis pies
pasean la vergüenza.
De Donde casi amanece, 2010.
Jorge Luis "Coco" Serrano, Perú (1974). Vive en España desde el 2004, donde trabaja en todo y mucho. Es comunicador social, guionista, poeta y fotógrafo. En Madrid trajo al mundo a su primer poemario: Cotidianidades esquizofrénicas con la editorial Amargord. Ha expuesto en distintas oportunidades: "Fotopoesía" en donde mezcla poesía, fotografía, música y teatro. Forma parte de Lavarca ebria, colectivo itinerante de poesía. Piensa que la fotográfica es el medio instantáneo para capturar poesía, ya sea, en la cotidianidad absurda de la vida, en la sensualidad femenina o en la singularidad de la muerte. Prepara su primer largometraje: Lima, ciudad purgatorio y la historia del pescado furioso y su segundo poemario: Le mouvement o la honda del alma en el cual incluye fotografías y extraños dibujos de personas raras, malvadas y buenas. Aún no ha muerto, pero está en eso, mientras tanto sigue rodando cortos.
Reúno os espelhos necessários aos vislumbres intensos do desejo.
A noite estava acesa em nossos corpos e o frio com seu violino convincente
Toma demasiado tempo saber onde a dor guarda seus ossos.
Eu já não estou em parte alguma.
Del mármol
De la orilla que cabe en la culpa de la piedra
que ensortija el candado de ese río
de allí vino el labriego
el cargador de lechos
el ponedor de plumas
el que utiliza jengibre
y domestica al topo
Ese mi amigo
el agrimensor
el que come en la noche
y amanece de cruz con el camino
El que lleva el mordisco entre las cejas
y despide el lugar con la señal del vino
Ese es mi amigo
El de la bicicleta y el monóculo oscuros
El bebedor de cervezas
El que tiene la fuerza de mi llanto
Ese
Ha traído hoy un pájaro a su sala
Y lo ha partido en dos
Le ha untado aceite
Y lo coloca una parte en la diestra
otra en siniestra
Un niño le manda un beso a un hada en La Rambla
Un niño le manda un beso a un hada en La Rambla
se despide ondeando las olas de los sueños
que son mis lágrimas
No hay poesía en los niños
sólo pureza
a los poetas
melancolía como tinta
El hada me mira
como si le fuera a robar el momento
y lo hago
no sin ofrecerle una sonrisa a cambio
Todas las vidas terminan como las miradas
igual que en las historias donde nadie habrá de conocerse
No hay minotauros en La Rambla
pero en las palabras los hay todos
y en el bote para el dinero
se arremolinan vidas mientras se miran
El hada me sigue observando
mientras me llevo su momento
y reprocha con silencio
que ha bajado al mundo desde la fantasía
Poco importa
si el niño que dice adiós
conoció el sueño en vida
antes de aprender a hablar
Barcelona, diciembre, 2009.
A través de las celosías, el viento
Nos trae su voz cascada,
Cantando loas a la gran aventura de su vida.
Mientras cobijo
tiemplo y me poseo
este poema chato desventurado y ajeno
no está escrito por mi
escribo poemas impersonales
sin el cualitativo de la sombra
ni el lustre de saberme entre las sílabas
Escribo como me he enseñado a escribir
escribo de memoria versos distintos a Catulo y a cualquier Ibrahím
escribo necio
y someto las palabras al conjuro de la fauces del otro quien las duda y disuelve su café
Un coro de ranas saluda al que viene desde lejos.
Tres rosas trae, para la reina,
Cubierto de cenizas llega, como el tiempo,
La espada reposa en el zaguán,
Verde amanece en la colina del estero.
Caperucita
con falda corta
en los ojos del lobo
el lobo
con destreza
maniobra su ganzúa
mientras
ruedan manzanas desde la canasta
días después
vuelven al bosque para mantener el cuento
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