Poesía
Cuando la muerte llama a tu puerta
respondes con firme voz.
Oh, los largos muros de la siesta,
cuando el dolor sojuzga la piedra
y el sol es un puro reflejo
que mide lo presente.
Por estrecha senda caminas
mientras la luz
resbala por los techos de las casas
y se detiene en sus paredes.
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- Por Ubaldo Pérez-Paoli
Brando im Schwarzwald (y otros poemas)
Harold Alvarado Tenorio
Azafrán y Cinabrio ediciones,
México, 2010
33 p.
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- Por Harold Alvarado Tenorio
Fue aquel verano es cierto.
Bien lo has dicho.
En Praga hizo esos días
un sol inagotable,
de Junio, y tú,
con tus 20 cumplidos
mentías por la diestra
y la siniestra
a todo el respetable.
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- Por Harold Alvarado Tenorio
A modo de prólogo: "El condicional abriendo"
El condicional abriendo ¿Dónde anda la memoria de Rolando Revagliatti? ¿Acaso internada en los esquemas del latín clásico y haciendo una transferencia en el español medieval para llegarnos hasta ahora, a la reconstrucción de la lengua española en unos versos de penetración del infinito?
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- Por Rolando Revagliatti & Teódulo López Meléndez
Envenenándome, purificándome,
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- Por Luis Alberto de Cuenca y José del Río Mons
Cuando pienso en los viejos amigos que se han ido
de mi vida, pactando con terribles mujeres
que alimentan su miedo y los cubren de hijos
para tenerlos cerca, controlados e inermes.
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- Por Luis Alberto de Cuenca y José del Río Mons
Sobre el páramo inmenso en el que vives,
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- Por Julio Martinez Mesanza y José del Río Mons
No me voy a mover, no haré ni un gesto,
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- Por Julio Martinez Mesanza y José del Río Mons
...He caminado solo y he recibido solo el aliento negro de los muros más altos de la ciudad.
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- Por Vicente Valero y José del Río Mons
Solo los poseídos vislumbran lo completo,
la presencia sagrada que el roce apropiamos.
Mas la iluminación no se reserva a uno.
En vano es que los más sucumben ante ella.
La puerta que conduce al planeta invisible,
la puerta que se abre al espacio (exterior-interior)
el cuadro vano. Nosotros mismos la cuadrada presencia,
nosotros mismos la hendidura vacía.
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- Por Ignacio Gómez de Liaño y José del Río Mons
o es más bien que se mueve en espiral
y por tanto no avanza, se concentra
o se dispersa interminablemente,
sin un fin ni un principio, sin objeto
y sin sentido, sin porqué ni adónde.
La vida entonces vuelve a reencontrarse
con lo que fue su origen, su semilla,
la medida de todos sus fracasos,
el hueco donde caben nuestros miedos
y al que se ajustan nuestras esperanzas.
Y dando por supuesto que las cosas
sean así, tan crudas y tan frágiles,
dime tu y yo que hacemos aquí parados,
soportando el embate de la nada,
el azote que nunca merecimos
o ese dardo llamado indiferencia
o mala suerte o época difícil.
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- Por Amalia Bautista y José del Río Mons
necesité de tus palabras
para darme aire
fui en busca de tus brazos
de tu respiración tranquila
como quién va a un refugio seguro
pero encontré un abismo
unos ojos vacíos
unos brazos inertes
el llanto se agolpó en mis párpados
sin palabras dejaste que partiera
y al hacerlo mi sueño se desvanecía.
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- Por Noemí Fernández Cabanillas