Poemas de Enrique Gastélum

enrique gastelumEnrique Gastélum nació en Ciudad de México el 3 de abril de 1967. Poeta, realizador en cine, narrador y guionista, ha trabajado como docente de guión cinematográfico en la Universidad de Palermo, en la Escuela de Cine, de Eliseo Subiela; y en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es profesor de guión cinematográfico, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Cuernavaca. Esta selección de poemas pertenece al libro El canto de los efímeros, publicado bajo el sello de Editorial Leviatán y presentado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en mayo de 2017. Los moradores del mundo que propone el autor, los efímeros, son seres comunes que viven lo cotidiano como una escalera que los lleva a mirar algún brillo de la eternidad; ellos saben que la poesía se encuentra en los sucesos simples de la vida.

 

La ciencia de las manos
(Balada para una enfermera)

Por las noches
sacrificabas la danza de tu pelo
y ajustabas tu gorrito blanco

Sabías bien que ahí no existen los disfraces
por eso te quitabas el maquillaje y los restos del día
mientras veías en el espejo
tu sonrisa tímida de flor de ciudad

Antes de entrar al hospital
mirabas a la luna
hacías un cuenco con las manos
y lo unías a la boca
querías que tu aliento llegara a todas partes

Colgaste un poema en la pared
un poema como botella de suero
un poema como tus manos callosas

Querías que el cielo no se despintara
en la sala de enfermos terminales

Algún directivo quitó el poema
todo tiene que estar blanco y limpio dijo
pero siempre tenías a la mano un clavo y un martillo
y la esperanza de que las palabras sanaran

Todavía no lo sabías
las que sanaban eran tus manos
tus manos
un puñado de estrellas
tus manos
la ciencia de las manos

Limpiabas la mierda del cuerpo
quitabas las piedras del alma
ésa era tu batalla de todos los días
saltabas como leona
hacia los pechos desprotegidos
y con sencillez
pedías permiso a la muerte

Sabías que en ese balbuceo del enfermo
estaba naciendo una palabra para despedirse
el relato de una vida
un gesto con qué decorar el mundo

Los que se quedaban
veían en tus manos su propia sonrisa

Los que dejaban el cuerpo
se llevaban la frágil luna de tus ojos
una compañera ideal para el viaje

Cuando las lágrimas te traicionaban
te alejabas a una esquina para que nadie te viera
y rezabas las oraciones
que se regalaban los hombres
en los primeros años del mundo
rezabas a las flores
que habías visto en la mañana
rezabas al concepto elemental del amor
una mano en un pecho desprotegido

Con el paso de los años
aprendiste que la mierda y el dolor
son el clavo y el martillo del poema
y te sentiste afortunada
porque a veces te llevabas
la última mirada de los que se iban
la mirada luminosa
y con eso te bastaba para vivir

 

 

El mirador de estrellas

No le han matado los sueños
todavía mira las estrellas en las noches de cielo abierto
quiere desnudarlas
contar sus secretos a los demás

Tiene una libreta llena de garabatos matemáticos
una vieja compu
y una pintura de Galileo Galilei
mirando las estrellas

Dejó los estudios de física y astronomía
para darle de comer a su familia
pero sigue mirando las estrellas

Se emociona con la infinita telaraña
que se deja bordar por todos los hilos
se emociona con la energía oscura que le da alas al cosmos
la mano le tiembla
cuando habla de las once estaciones de la vida

No cree en un Dios que le encajaron de pequeño
ni en su corte celestial sobre la Tierra
pero mantiene la esperanza
en la muerte de cualquier supernova
porque somos barro de todas las estrellas

Ya es casi viejo
pero no le han matado los sueños
las canas rodean su cabeza
como una pequeña vía láctea
y la noche íntegra
se refleja en su rostro

Sus ojos son dos planetas grises
que tienen brillo propio
y él sigue soñando y sueña
que la sonrisa de su hija
es una constelación del universo
que descubrió en algún lugar del cielo
cuando era niño

No le han matado los sueños
la voz desconsolada y enferma de su jefe
ni la máquina perversa de explotación
él sigue mirando a las estrellas
como quien se mira a si mismo
como quien mira lo sagrado

 

 

Los Poetas

Están escondidos en la raíz de la palabra
cerca de ti
como la vida
acechando
como el primer vino

Usan almohada en las noches vacías
viven boca abajo
oyendo las voces del subsuelo
y el canto de un niño a punto de nacer

Cuando alguna vez tocaron el cielo
algún uniformado les prohibió volver a volar

Viajan en trenes
lapiceras
en los nervios de la ciudad

Viajan en tu aliento
les gusta escucharte

Son hermanos de mujeres
que revelan la cicatriz de la noche en sus cuerpos
son hermanos de los que mueren
de hambre
amor e injusticia
son hermanos de los que sufren
por la belleza

Los puedes encontrar
en el primer eslabón de la cadena alimenticia
buscando el anhelado adjetivo
para vencer lo cotidiano

Cuando viajan a los infiernos
sobreviven por la mañana
con la camisa arrugada
y los zapatos llenos de polvo
por eso pueden traducir las lenguas de la esperanza

A veces
cuando están de vacaciones en el psiquiátrico
no necesitan a Dios
ni a la palabra
ni al tiempo
entonces
se mudan a la flor que pisa un niño
y aprenden del dolor

Son de cristal
brillan
caen
se rompen
sueñan con que alguien los vuelva a unir

Son imperfectos
locos
solitarios
amorosos
mudan de rostro y nombre
pero son los mismos
siempre serán los mismos

 

Material enviado a Aurora Boreal® por Antonio Moreno y Enrique Gastélum. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Enrique Gastélum. Fotografía de Enrique Gastélum archivo privado del autor.

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