José Manuel Velázquez: nació en Sevilla, en 1973, y en Sevilla vivió hasta los veintinueve años. Luego en Toulouse; Madrid; Lasbordes y Gemeaux (Borgoña). Pasó por la Facultad de Ciencias Económicas y por la Escuela Superior de Arte Dramático de Sevilla (de la primera salió corriendo, de la segunda a marcha atlética). Finalmente, se licenció en Filología Hispánica. Para ganarse la vida, ha desempeñado multitud de oficios que poco o nada tienen que ver con la poesía, además de hacer sus pinitos como actor y traductor. En la actualidad, imparte clases de español en la Universidad de Dijon. Algunos de sus poemas han aparecido en revistas: “Azahar”, “Ágora”, “Luces y Sombras”, “Cuadernos de creación”, “El ático de los gatos” o “Estación Poesía”. Ha organizado y participado en numerosos recitales. Su Tríptico laboral fue incluido en la antología In absent(ia), Nanoediciones, Madrid, 2012, y le concedieron, también en 2012, una mención honorífica en un concurso de sonetos organizado por la SADE (Sociedad Argentina de Escritores). Fue merecedor del Premio de poesía Universidad de Sevilla 2014, por su poemario Concierto para cuerdos. A la fecha, ha publicado cuatro libros: Concierto para cuerdos, Sevilla, Universidad de Sevilla. Premio de poesía Universidad de Sevilla 2015, Tiempo al tiempo. Homenaje a Fernando Ortiz, Sevilla, Ediciones Palimpsesto 2.0, 2015, Epistolario en verso (2013-2014), prólogo de Marina Bianchi, Roma, Edicioni Nuova Cultura, 2014 y Cara lírica, prólogo de Federico Serralta, Madrid, Endymion, 2012.
¿Volver?
El mismo sol dorando las esquinas
que doblas con cuidado
y guardas en el hondo baúl de la memoria.
La calle igual que un río
—serpenteando entre edificios blancos,
zócalos sucios y cancelas verdes—
que no da al mar sino a una plaza
con bancos y palomas.
Balcones donde se abren los claveles
y tú pasas de largo
y evocas sobremesas soñolientas
prendido al arrebol de su fragancia.
Esa mirada inquisitiva,
su júbilo funesto,
de aquel que te contempla desde el frío
cristal de un renovado escaparate,
imagen de una vida
perdida entre las voces y los gestos
de un desvaído coro de fantasmas.
Y a la sombra de un árbol, cincelados
en su inmortal paisaje
por el buril de un Dios condescendiente,
unos vecinos hablan de sus cosas
y apenas te saludan.
Al fin, la cerradura cuya llave
has olvidado en un cajón oscuro
bajo un dosel de polvo.
Y el timbre que te ceñirá al presente
con su estridencia incómoda.
Y una madre cubriéndote de besos,
como si nada hubiera sucedido.
La maleta en la puerta, junto al hombre
que ya no sabe si regresa a casa
o se fue para siempre.
Poema enviado a Aurora Boreal® por José Manuel Velázquez. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de José Manuel Velázquez. Fotografía de José Manuel Velázquez © José Manuel Velázquez.