Gunter Silva - 'Neutrino. Cuaderno de navegación' - La crónica del riñón rebelde

  

Neutrino.
Cuaderno de navegación

 

 

Neutrino
Cuaderno de navegación
Gunter Silva
Diario
Gracia Angulo Laboratorio Editorial, Perú
Páginas 246
2024

 

De este autor peruano, afincado en Londres hace más de veinte años, he leído dos de sus tres libros publicados anteriormente. En Crónicas de Londres (2012), nos encontramos con el principiante de cuentos. En Pasos pesados (2016), nos encontramos al aprendiz de novelas. El baile de los vencidos (2022) no lo he leído. Ahora he leído Neutrino, cuaderno de navegación, libro que no puedo catalogar ni como una novela ni como un libro de cuentos ni de ensayos. Efectivamente está escrito en el registro de un diario con cerca de unas ochocientas entradas.

Lo primero que me llama la atención, es que Nuetrino es, de lejos lo mejor que le he leído a este autor. Han pasado trece años desde su primera publicación y tiene a cuestas otros tres libros que le habrán servido sin duda para descubrir los secretos del oficio del escritor. Pero sobre todo, en Neutrino hay un Silva que demuestra que ha hecho los deberes como lector y que ha calentado el pulso como escritor.

En Neutrino encontramos que el rítmo y la calidad de las entradas del diario conservan una sucesión potente y estable desde la primera hasta la última página. Muchas son unas verdaderas joyas, muchas tienen un acento poético, otras están impregnadas de un humor flemático, en donde no hay duda que más de veinte años en Inglaterra no han pasado en vano y han surtido un efecto en la forma del autor de entender y ver la vida. En muchas entradas hay un derroche de conocimiento, de cultura, de literatura. Pero también está presente el dolor, el miedo y la esperanza por salir adelante que, elevan a este libro  a un nivel muy valioso y muy humano. Lo maravilloso de Neutrino es que todas las entradas están escritas bajo la óptica de un escritor sentenciado por la enfermedad de los riñones rebeldes.

Lo que se hereda no se urta porque Silva ha heredado el mal del riñón de su abuelo paterno y de su padre. La enfermedad ya se ha cobrado la vida de un tío. El autor está condenado a la sentencia de pelear él mismo, a capa y espada, con la muerte en la otra esquina, pisándole los talones todos los días desde que se levanta hasta que se acuesta.

Neutrino es la crónica de este autor que ve su mundo y sus sueños desvanecerse injustamente, y a los 43 años debe tomar doce pastillas diarias para sobrervir a su mal del riñón rebelde, que aunque logra finalmente obtener un transaplante, vuelve y se gana la lotería por segunda vez, al obtener que su cuerpo no rechace al organo transplantado. Tal vez es por eso que, todas las entradas son tan potentes y nos llegan a las fibras más íntimas. La ficción acá no es inventada. La potencia de cada entrada radica ahí, en que viene de muy adentro, que no es una invención literaria. Por el contrario, la ficción ha sido sufrida a punta de sangre y a costa de la tinta de la vida propia.

Independientemente que el autor haya escrito tres libros antes, y que se le note una madurez en la que sin duda ha hecho sus deberes de ser más lector que escritor, en Neutrino Silva hace un derroche de una caracteristica que a mi juicio tienen los grandes escritores: la observación. La fortaleza del libro radica en que cada entrada está filtrada por la mirada del individuo que sabe que tiene los dias contados, y aunque todos los humanos tenemos los dias contados, Silva aprecia la vida con otra óptica, porque cosa muy distina es estar sentenciado por los médicos que comrpueban como día a día el funcionamiento de los riñones rebeldes va deteriorandose, y el cuerpo del autor, que a pesar de que está conectado cada noche a una máquina que le hace la diálesis, ve como los sueños se desvanecen. El día a dia se limita a sobrevivir, a tener infecciones, a entrar y a salir de hospitales, a sentir la mano de una enfermera amiga mientras le buscan una vena, y mientras tanto el mundo sigue  tan campante, rodando, tan normal para todos, como si nada sucediera. Es por eso que para el enfermo es un triunfo amanecer una vez más y descubrir que sus seres queridos siguen ahí, apoyándolo incondicionalmente, a pesar de que él ahora se queda dormido en cualquier sitio, a cualquier hora, agotado por la diálesis, aprendiendo a disfrutar de detalles tan insignificantes como el ruido de la lluvia londinense golpeando su ventana del jardín.

Gracias a esa capacidad de observar con el filtro de la enfermedad, el autor aprende a apreciar el valor de la vida, de la felicidad en las pequeñas cosas, de despojarse de los egos y de las vanidades de querer ser el gran escritor reconocido, de escribir esa obra universal soñada. No le queda más remedio que refugiarse en Neutrino, ese diario que le sirve como un bálsamo para sobrevivir el día a dia. Esas anotaciones, algunas impregnadas del pesimismo más terrible, otras melancólicas como en la despedida más triste, pero otras esperanzadoras y llenas de vida, y algunas tan flemáticas e irónicas como en el humor más británico cuando durante la travesía Silva ha aprendido a reirse de su enfermedad. Sin darse cuenta, sin proponérselo tal vez, escribe con gran naturalidad una gran obra. No me cabe duda que en Neutrino Silva demuestra sobre todo el arte peculiar del buen escritor que antes de ser un gran lector y un gran escritor, es un gran maestro de la observación.

Algunas entradas cierran al estilo cortazariano por knock-out, pero como dije antes, muchas llevan un ritmo poético natural, que me obliga a sospechar que Silva sin duda ha adquirido una pasión escondida por la buena poesía. La enfermedad como filtro genera también un valor agregado en cada observación, con el plasma de lo efímero de la vida, de la volatilidad de la que nadie se escapa. Observaciones efectivamente como neutrinos: partículas fundamentales, sin carga eléctrica y con muy poca masa, pero por eso mismo parece que no interactúan mucho con la materia normal.

Neutrino es de fácil lectura, pero de profunda invitación a la meditación. Cuando llegué a la página 150, me topé con la primera entrada larga, una carta al padre, desgarradora. El primer esbozo de algo así como una narración en prosa. Se me vino a la memoria una entrevista que le vi a Almodóvar, en la que le preguntaban que cómo construía sus guiones, y contestó que su técnica consistía primero en tomar notas, muchísimas entradas, que iba apuntando en un cuaderno como observacioens, impresiones que le iban iluminando el tema del cual saldría lo que escribiría posteriormente. Dijo algo así como que cuando tenía un número substancial de entradas, empezaba a escribir el guión de la película de turno... y la idea descabellada, me volvió a pasar por la mente: que Neutrino es la publicación del guión de la novela, pero que lo monstruoso del ejercicio de Almodóvar es la ejecución de las películas. Son las películas  las que lo han inmortalizado como el cineasta de reputación mundial que es. Sin embargo, aunque el impacto de esa entrada larga me frenó el impulso del rítmo frenético con que yo venía leyendo Neutrino, al final del libro entendí la complejidad que debe implicar transformar esas anotaciones del diario en la novela del Riñón rebelde, como si todo estuviera bien salvo su riñón. Neutrino en su formato de diario debe ser el correcto, que al terminar de leerlo, y después de alejarme unos días de su lectura, yo interpreto como el diario de la crónica de un riñón rebelde.

No me cabe duda que Neutrino es apenas el resumen o la punta del iceberg de uno o dos cuadernos de apuntes suficientes del autor. Pero no me sorpendería que Silva tuviese otros cuadernos con más entradas, engabetados y chupando polvo. Está nueva crónica londinese de Silva que, debió empezar hará unos diez años, no es solo un viaje por la enfermedad, también es el impacto que Silva ha tenido que cruzar por los infiernos del riñón rebelde porque su enfermedad tampoco se salva de ser atrapada por el viacrusis de una pandemia de propociones universales. De su lectura también se desprende el agradecimiento del autor al papel que jugó el National Health System que, lo protegió y le sacó la vida adelante como a un hijo más del imperio británico. El diario también debe entenderse como un homenaje del imperio inca infinitamente agradecido con el imperio británico.

Para terminar, Neutrino es una lectura obliagada, en especial en estos tiempos oscuros que los políticos de turno nos enfrentan y nos amenazan. Con mayor razón, hoy más que nunca, hay que disfrutar de la cultura y de los buenos libros. Mi felicitación a Neutrino y a Silva que con su diario, estoy seguro servirá de inspiración, esperanza y cuaderno de navegación para otros enfermos, pero también sirve para todos nosotros a los que la vida no nos ha enfrentado a la enfermedad, y que pensamos ingenuamente que la salud es un bien eterno.

¡Ya me hubiera gustado haber conocido a la vecina del nr. 6 de Neutrino!

 

Gunter Silva Pasuni
gunter solva 300Perú, 1977. Es licenciado en Artes y Humanidades y obtuvo una maestría en Literatura y Creatividad Literaria por la Universidad de Westminster. Ha publicado el libro de cuentos Crónicas de Londres (2012), la novela Pasos pesados (2016), una versión aumentada de Crónicas de Londres bajo el título El baile de los vencidos (2022) y el diario Neutrino. Cuaderno de navegación (2024). Reside en Londres desde hace más de veinte años.

 

Reseña enviada a Aurora Boreal® por Leo Larsen. Publicada en Aurora Boreal® con autorización de Leo Larsen. Cubierta de Neutrino. Cuaderno de navegación © cortesía Gracia Angulo Laboratorio Editorial. Fotografía Gunter Silva © Lorenzo Hernández.

 

neutrino 300

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