Una súbita 'delicatessen'

buenos_aires_affair_002

The Buenos Aires Affair
PUIG, Manuel
Editorial Sudamericana
Buenos Aires
1973

Llegué a aquella librería de usados tras un par de intentos fallidos. Quiero decir: en las dos anteriores no hallé lo que buscaba; así que el segundo librero, amablemente, me dio las indicaciones para encontrar esta tercera. Quedaba en pleno corazón de Madrid, a cinco calles de Gran Vía.
−Buenos días −dije−, vengo porque me contaron que tal vez...
−¡Al grano! −gruñó un viejo de barba rala, desaliñado.
−¿Perdón?
−Dígame el título y ahorramos tiempo −espetó esa voz gangosa, procedente de aquella cabeza que asomaba apenas, en medio de incontables pilas de libros. Decidí usar mi tono más descortés y altisonante:
−¡The Buenos Aires Affair!
El vejete salió de su escondite, pasó por mi lado y se internó en el inmenso laberinto de escaparates atiborrados que entreví al fondo. Volví a escuchar su voz surgiendo de la penumbra:
−¡Autor!
−¡Manuel Puig!
−¡Se dice Puch −me rectificó−, porque es catalán!
−¡No −le corregí yo−, se dice Puig porque es argentino!
Me quedé pensando en ese novelista extraordinario que fue Manuel Puig y recordé que él, precisamente, tuvo que lidiar muchas veces con incomprensiones de todo tipo. Vargas Llosa lo consideró baladí, ¿sus novelas eran algo más que mero entretenimiento? Onetti renegó de su estética Pop, ¿tenía un estilo literario propio? Cortázar desdeñó sus amaneramientos, ¿no se trataba de un lector demasiado femenino? Carlos Barral dudó de su talento, ¿valía la pena publicarlo si carecía de originalidad? Borges ironizó sobre sus títulos, ¿"Boquitas pintadas" no es una campaña de Max Factor? Y, pese a todo esto, ahí tenemos su legado. Sus ocho novelas lograron poner en entredicho las concepciones más tradicionales sobre el valor estético, algo que ninguno de sus muy ilustres detractores hubiera podido imaginar.

Alejandro José López Cáceres Colombia, 1969. Ha publicado dos libros de ensayos: Entre la pluma y la pantalla (2003) y Pasión crítica (2010), dos de crónicas y entrevistas: Tierra posible (1999) y Al pie de la letra (2007), y uno de cuentos: Dalí violeta (2005). Entre los años 2004 y 2008 dirigió la Escuela de Estudios Literarios perteneciente a la Universidad del Valle. Actualmente reside en España y es candidato a doctor en literatura por la Universidad Complutense de Madrid. Más información sobre el autor.alejo_080 Por otra parte, tampoco las relaciones entre cine y literatura pudieron ser lo mismo después de que Puig nos recordó, a golpe de talento narrativo, que el arquetípico arte del relato está más allá de los soportes expresivos. "Este tipo no viene de la literatura", dijeron sus más enconados adversarios. Era verdad: Manuel Puig venía del cine y, lo que es peor, se había formado viendo lo más empedernidamente comercial; o sea, las películas hollywoodenses de los años 30. Por eso sostenía que muchas divas, como su amada Rita Hayworth, eran más autoras cinematográficas que los propios directores. ¡Tremendo disparate! ¡Inaceptable para los defensores de la Alta cultura! Pero a él le gustaba provocar a los señores apocalípticos y llevaba su pasión por los géneros populares, como el melodrama, hasta las últimas consecuencias.
El antipático librero regresó de pronto, cortándome aquella introspección. Traía en la mano un ejemplar de bolsillo del título que le solicité; y aunque se veía viejo, debido a la natural decoloración de su tapa rústica, se hallaba en excelente estado. Cuando procedí a revisar los datos editoriales, me llevé una gratísima sorpresa. Decía: "Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 1973". ¡Era la primera edición, la edición príncipe del libro! No han pasado demasiados años, es cierto; sin embargo, además del viaje transatlántico, ciertas circunstancias hacían particularmente apreciable semejante hallazgo. Me explico: el gobierno argentino prohibió y decomisó The Buenos Aires Affair, la tercera novela de Manuel Puig, el mismo año de su publicación. Y peor aún: el autor recibió en ese momento amenazas del grupo parapolicial conocido como Trile A, el brazo criminal de la extrema derecha; así que se trasladó inmediatamente a México.
Mientras sostenía el libro entre mis manos, rememoraba toda aquella historia e intentaba imaginarme cómo había podido llegar este ejemplar hasta aquí. Pasé rápidamente las hojas para cerciorarme de su estado: perfecto. Me sentía muy contento; pero una inquietud repentina, procedente de mi bolsillo, vino enturbiar mi alegría. ¿Sería tan costoso como para no poderme dar este gusto?
−¿Le interesa? −presionó desdeñosamente el vejete.
Procuré ocultarle mi avidez devolviéndole el volumen, como si tal cosa:
−¿Cuánto vale?
−Siete euros −respondió con displicencia.
Pagué inmediatamente, antes de que se notara mi sorpresa y, al salir, pronuncié una fórmula de cortesía que no obtuvo respuesta. No le di importancia. Nada empañaría la íntima y rotunda felicidad que llevaba. Con todo, ese huraño librero me hizo pensar que algunas personas aún desconocen el valor de la narrativa escrita por Manuel Puig. Al llegar a casa, me arrellané en un sillón para saborear aquella súbita delicatessen. Y me ratifiqué: yo estoy con Cabrera Infante, Ricardo Piglia, Severo Sarduy y los miles de lectores que se han deleitado con su exquisita obra alrededor del mundo.

'Una súbita delicatessen' enviado a Aurora Boreal® por el escritor Alejandro José López Cáceres. Foto Alejandro José López Cáceres©Mauricio Mejía.



Suscríbete

Suscríbete a nuestro boletín y mantente informado de nuestras actividades
Estoy de acuerdo con el Términos y Condiciones