Selección de poemas del libro 'Mi reino sin orillas' de Consuelo Hernández

consuelo hernandez 255Selcción para Aurora Boreal® por la autora.

 

Consuelo Hernández: Nació en Colombia y salió de su país en 1977, vivió en Venezuela, Perú, Puerto Rico, y en Estados Unidos donde se radicó desde 1987. Autora de cinco libros de poesía: Voces de la soledad (1982), Solo de violín. Poemario para músicos y pintores (1997), Manual de peregrina (2003), Poemas de escombros y cenizas /Poems from Debris and Ashes (2006), en versión biligingüe y Mi reino sin orillas (2016). Ganadora del Premio Accésit Antonio Machado de Poesía con su poema Polifonía sobre rieles. Es finalista del concurso Internacional de poesía "Ciudad Melilla" en España en y del concurso "Letras de Oro" de la Universidad de Miami, en Estados Unidos. En el año 2003 recibe una distinción honorífica del Consulado de El Salvador en Nueva York por su obra poética y en febrero del 2005 fue la primera autora en lengua hispana cuya obra ha sido incluida en la colección Especial de la Biblioteca de American University en Washington D.C. En el año 2007, participó en el movimiento "Poetas de Washington DC contra la guerra" en el marco de la exposición de la serie se pinturas sobre las torturas de Abu Ghraib del pintor colombiano Fernando Botero en el museo de American University. Su poesía ha sido traducida al inglés, y parcialmente al italiano y al árabe. En el ámbito de la crítica literaria, es la autora de dos libros: Álvaro Mutis: Una estética del deterioro prologado por el propio Mutis, el cual recibió premio de Honor en New York University; y Voces y Perspectivas en la Poesía latinoamericana del siglo XX. Y ha escrito numerosos artículos sobre poesía y narrativa latinoamericana para revistas profesionales tales como:

 

 

VEN

 

Ven a saborear esta música
que está mojando sin tregua mi piel
este fornicar de estrellas
esta constelación de cocuyos
nacida en las palmas de mis manos...

Ven a violar este cerco de deseos
a abrir la caja de sorpresas
hoguera de frondosos desaciertos.

Ven a gozar en el invierno
las reglas inéditas del fuego
estas visitas inesperadas del viento...

Vuelve a vivir la dulce muerte
en la herida que nunca cierra...

Ven a gozar
             del amor
             que volvió a despeñarse por mi falda.

 

 

 

VOCES DE LA PAZ

 

Mensajeros de otros cosmos
en la ventana del cráneo
hablan en lengua de truenos
                           cae una copa
en el fondo sepia de un paisaje
en aspavientos la soledad puebla la turba.

En el campo queda la Paz
                                       sola
en un tremedal de cocodrilos
deseosos de la parte del león
de tentar al cuervo al estilo de la zorra.

Grande eres,
pero tus ojos buscan
el cordel que te rescate de la insondable sima
de las sanguijuelas voraces
de tu destino abortado
                             de este caos
de melodías sepulcrales
de colores otoñales en salones palaciegos...

Paz no-nata
                             algo escribes
intento ingresar en tu elemento
no logro cruzar a la otra orilla
me duelen tus heridas
me aísla tu soledad
resisto tu espera
me ahogo contigo en este destierro.

Pasa la muchedumbre indiferente
siento tu desánimo
reconoces mi rostro,
vienes hasta mí, me convidas
indagas sobre amor que nos une
soy tu caja de resonancias
   soy el exacto diseño de mis deseos.

 



PARA SUICIDAS
A Boris, a Luis y a Walter in memoriam

 

Atrapa la llama que alumbra tus orillas
y posterga el descenso hacia el abismo
aunque sientas que
            “no hay dolor más grande
             que el dolor de estar vivo
             ni mayor pesadumbre
             que la vida consciente...

Un veneno no sacia la sed de firmamentos...
no prives de la brisa a tus pulmones
archiva navajas y cuchillos
no visualices tu sangre a borbotones...

Enciende las luminarias de tu alma
olvida las balas que marcaron golondrinas
con muertes imaginarias
y con el placer que bailas cumbia o vallenato.
manda a la muerte a pudrirse en las letrinas.

Antes de que emprendas tu regreso,
descubre del cóndor su saber
                        y serena
                                      sin vértigo,
                                                     sin asco
ante la carroña de los precipicios
aprende a navegar en las alturas.

 


FIN DEL POEMA
A Daniel de Francesco

 

Cómo escribir un poema
cuando en mi piel está fresco el rastro de tu cuerpo
cuando mi vida se define en el ritmo de tu andar,
tu silabeo de pájaro aliviado estrenando vuelo.

Cómo escribir un poema
hoy que mis oquedades están llenas
y la lumbre de tu sol
recorre mis venas.

Sí... es verdad que el poema llega a su fin
cuando la gana de amar nos roe el alma
cuando el fuego nos cae gota a gota
ya no tiene sentido
                         el monótono ritmo del poema.

 



HOY

 

Hoy, cuando todo luce
             color de hormiga en mi planeta
siento el peso que como alquimista cambiaría
por la liviandad de la pluma
negándole a las piedras su materia.

Hoy quisiera no existir atrapada en este cuerpo
o ser libre como el pájaro que en medio de la tormenta
vuela a salvo por regiones más vastas.

Grito con voz de puente entre extremos imposibles
me revuelco en la hierba
me zambullo en la cascada de mi infancia
con la inocencia intacta.

Hoy decido por la libertad y la alegría
fidedigna llama que derrocho en el aire.

 



EL BARRIO QUE DEJASTE

 

De pronto una mañana
amanece fresco el recuerdo de tu barrio
rueda por sus calles tu accidentada juventud
el ritmo de tus pasos en la acera
corres con tus amigas colegialas
madrugas con el sol de la mañana
a diseñar tu maqueta de ilusiones
entre suntuosas casas con jardines
y guayacanes en flor,
                           guardianes de tus años de locura.

Vuelve tu amigo
aficionado a acariciar esculturas
disfrutas la soledad de su mansión
sus padres veranean
y comulgas con la hostia de los cuerpos.

En el templo, suenan las campanas
                             tu abuelita reza su última oración
                              a los huesos de los antepasados
los árboles detenidos en silencio
adornan las avenidas
con su amarilla fiesta cuotidiana.

Pides perdón por ser una tigresa de montaña
domesticada en el primer mundo
buscando inútilmente en el pálido recuerdo
la llave del paisaje que te habita.

 

 

 

MISIÓN
A Óscar Castro

 

Tu misión es Vivir la vida
hasta escurrirle sus jugos escondidos
caminar descalza
por autopistas que no han sido trazadas
            sin guías,
            sin mapas
            ni cartografías.

Tu misión es vivir
hasta ahitarte
            de todo lo que tu sangre solicite.

 

 


QUÉDATE CON LA PAZ
A todos mis paisanos


Después de tanto trecho recorrido
de tantas millas de letras indigestas
de tanta palabra oscureciendo tus calles
de tantas cordilleras y selvas desandadas...

después de todo
              quédate con la paz.

¿Para qué tanto agitarse?
tanta espina punzarnos
                            ¿para qué?
tantos rifles, municiones, flechas y arcos
si el blanco está en ti misma
                                          y no lo ves.

Quédate tranquila.
Si te lanzas al vacío
                           sufres vértigo
si te encadenas a las cosas
                           te perderás en el enredo del anzuelo.

Mejor inúndate de paz
sin deseos que coman las agallas
no alimentes las fuentes de dolor

y por añadidura vendrá todo lo demás.

 

 


MUCHACHA CON FLORES
Después ver la pintura de Murillo

 

Eras la niña con delantal repleto de sorpresas
flores primaverales
secretos nunca dichos
un algo que te hacía feliz

tal vez los frutos silvestres
el aire limpio de las calles
las mirlas en el árbol de cafeto

la sonrisa del rostro-madre
una escala a la alegría...
¡Ah retazos de la felicidad!
quebrantados por el vuelo de las lechuzas
fragmentos de vida que te hieren
te recuerdan que allí están todavía esperándote
y otra vez te refugias en su mirada-madre
tu sendero hacia la eternidad
sin destino fijo
siempre yéndote,
                              alejándote
de la dictadura de la materia
que te tiene encarcelada.

 

 



CANCIONES

 

A mi madre le oí las mejores canciones
                                                     de amor y de despecho
fresca los viernes en la tarde
planchando las ropas de domingo:
“No me escribas
yo prefiero, no tener noticias tuyas”

“soy la muchacha del circo
por estos caminos yo voy
regálole a todos la dicha
y cuento mis horas de insomnio y dolor”

y “no se puede torcer el destino
como débil varilla de estaño...”

Los tangos de Carlitos Gardel
“y quien sabe si supieras que nunca te he olvidado”
y la chilena: “yo vendo unos ojos negros
quién me los quiere comprar...”

y cuando la tarde languidecía
renacían las sombras
y en la finca molíamos el café de la nostalgia
mientras mi madre cantaba para conjurar el miedo...

Prefirió comerse sus carencias
y con canciones encantar la luna
para fabricar el sol que nunca tuvo.

 

 


VUELO

 

Volar en las alas de poemas truncos
a donde la dicha esquiva huye
como una bandada de vampiros,
              al despuntar el sol.

Atenaza al ser la disciplina,
en la ausencia de espejos invertidos.

Un guía aclara el sendero
los recuerdos se visten de luz fresca
de palabras que acaban de nacer.

Cruzar como corzo el cementerio
encarnar en el pino donde el cardenal tiene su nido,
peregrinar sin esperanza
volver al micromundo de la maldad y la bondad
revivir el amor sin consecuencias,
arrancarle a la vida en cada instante
la necesaria porción de libertad
y avanzar por un reino sin orillas.

reino sin orillas 350

Selección de poemas para Aurora Boreal® por Consuelo Hernández  de su libro Mi reino sin orillas. Material enviado a Aurora Boreal® por Consuelo Hernández. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Consuelo Hernández. Foto Consuelo Hernández © Consuelo Hernández. Carátula del libro Mi reino sin orillas cortesía © Consuelo Hernández.

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