Lo que hubiera habido
En el patio de pascuas habrían las azucenas sus estados cuitos
Y en el abejorro de tonos
en crepúsculo y centenos
abrojos para impedir que se fuese el turno de tu infancia
En el goteo del ducto desde donde la ardiente
sedienta llama del agua
cubre la magnífica duda de la terca terredad
y el salobre perdón de la hierba erguida
que desdeña su aspecto
ante las flores amarillas
que pondría
una minga de sal
Sería de tarde bien cruda en su bondad
donde esa arboladura de rastro
iniciara la conversación de verte en el ducado conversando con la Duquesa y en ella
En el viento volanda el tul encajado de diminutas flores desde donde el sombrero
de canutillos verdes y malaquitas ambarinas
hacían mirar por encima del hombro de la dama para ver
como tuerce el camino hacia la fronda y la fronda
En todas las palabras una alondra
y en el sobado líquido de té
las falanges a cuestas
de un manoteo duro y tactil
de cuando mariposa y duramadre
confundían su ajuar con marejadas
La despedida de las damas alegra su donaire
en la linea que podría ocupar un juramento y apenas horizonte hay
por la bruma
en el encandilamiento de las risas
Llegarías anochecida la hora
y en el pisar de tus babuchas de terciopelo
intentaría una de las guindas
zafar de su cordón el nácar de la bordadura de la hilandera del condado.
Pisada que dejada en almohada de hierbas cabizbajas
Solemnes y sumisas podrían el ver hacia arriba tus algodones abultados por el sopor de un olor a carne untada por las horas y en ellas el gran perro del amo olfatearía levantando su ceja y oprimiendo sus ruinas juveniles ante la gravedad de la dureza del sexo del ama.
Habida de la puerta hacia el salón iluminado
el paje irsuto
Dejarías la pava sobre la caoba del mandril
y el tedio dejaría de ser al transporte de alegría en la servidumbre en una bienvenida que enviaría esa grata luz del arrivo del hombre.
Lo demás no lo se
no lo leí
Fue rápida mi estancia en la comarca de las alegrías
Y
De los cuando y ahora los recuerdo
Como si fueran de un ser que conocí en los tiempos
Y le añoro.
Lo que hubiera habido enviado a Aurora Boreal® por Hugo Figueroa Brett. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Hugo Figueroa Brett. Foto ©Hugo Figueroa y Ayerim Montilla en Timotes, Venezuela. Autofotografía.