Madalina Henríquez

BENDITA INCERTIDUMBRE

poesia_madalina_henriquez_001Ven, camina conmigo
Por un sendero nuevo,
Sin equipaje ni recuerdos.
Que solo nos mantenga vivos,
La aventura, la emoción,
El asombro y el misterio

Caminemos siempre
Sin un rumbo fijo,
Que todo cuanto soñemos
Constituya nuestro universo.

 

Soy Madalina Henríquez Acuña, bogotana, 55 años sorprendida con la hermosa vida, que me hace sentir que soy posibilidades infinitas, en la magia y el misterio del palpitar eterno de la asombrosa vida...

Ven, dame tu manocepeda_001
Y en ella todo tu tiempo,
Dame también tus labios

Y comparte mi silencio.

Ven, Vive conmigo!

Que la suerte no nos una

Ni nos separe la muerte
Y que lo eterno nos ligue,
En la certeza sin miedo
De la ansiosa incertidumbre
Y el sabio desapego.

 


A la pareja que nunca llegó (1995)

 

 

ACUARELA SABANERA

La tarde anuncia lluvia...
lo sugiere este cielo,
que se deshace en nubes
de un gris-plomizo intenso
y se matiza despacio
con tonos lilas "friolentos"

sobre la colcha de retazos
ondulante y sabanera,
extendida sin remilgos
hasta donde la mirada quiera ....
ya casi arrecia el agua ,
como una dulce promesa
para los verdes, cobaltos,
sepias entre amarillentos y tierras.

La casita de techo rojo
lejana como una quimera,
se "acurruca" entre las sombras
y se "arropa" con una luz indirecta,
donde sentimientos y mezclas
van comunicando vida,
a esta hermosa criatura
de temperamental acuarela.


Dedicada a la finca "AGUITAS", en Subachoque, donde mi hija mayor contrajo matrimonio (1996)

 

 

 

CUANDO UNO DE NOSOSTROS FALTA

Conocí sus nombres, sus modos y sus caras.
los amo con infinita ternura,
con fiereza solidaria;
no en vano el sentimiento,
la bendición y la gracia
de compartir sin usura,
el pan la ropa y la cama.

Como cinco dedos
unidos a la misma palma,
crecimos en esa mano:
abierta, honesta y franca,
que fue nuestro refugio,
nuestro hogar y nuestra casa.

Conozco por ellos la pena
y la punzante nostalgia,
que su ausencia me deja,
al querer entrelazar los dedos
de una mano, hoy, mutilada

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA NIÑA EMILIA


Lo afirmaba el viejo Abel:
que dentro de las faldas,
un poco recogidas
a la usanza campesina;
se anidaba decidida
voluntad de acero
en cuerpo de clavel...

-"Otra vez hecha trizas"!-
la verde hortaliza
de la "Niña Emilia"
como llamaban a aquella señora
brava y respetada.

Una gavilán agresivo,
terco y dañino
hacia de las suyas
entre la frescura
de la rica hojarasca,
cuando la mujer
se perdía dentro de la casa.

Malhumorada y furiosa,
Emilia se plantó
una calurosa mañana
en mitad del huerto,
conteniendo el aliento
y simulando ser
un hombre de paja.

Pasó lento el tiempo...
y pasó sigiloso
sobre el cerco,
el astuto animal,
una y otra vez ...
hasta comprobar
que era propicio el momento.

Raudo y veloz
desciende en picada,
fija la mirada
sobre el delicioso
y abierto repollo.

Nadie apostaría
que el gavilán astuto
mordiera el anzuelo,
ni que la "Niña Emilia"
con tino certero,
sola con sus manos
atrapara en vuelo
las callosas patas
de la alada bestia,
más fuerte y robusta
de lo que pareciera.

Pocos minutos
se hicieron eternos
ante semejante duelo;
de mujer y gavilán,
plumas y faldas al viento,
gritos y graznidos,
cosa de locos
aquel increíble forcejeo.

La férrea voluntad
de Emilia le valió...
las manos deshechas
por las afiladas garras
y los picotazos
del odioso bicho,
que bien aporreado
contra el cerco y el piso
cambió su dieta
de vegetariano,
y se alejó cuanto pudo
de la extraña fiera:
... Cuerpo delicado y grácil
en alma de pantera ...

Dedicado a TODAS las mujeres de mi familia (1992)

 

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