El sueño de San Juan

paolo_tommasi_002Paolo Tommasi (Italia, 1958). Autor de música de cámara y música para el teatro, entre sus obras destacan Rondetto e Fuori orario para la lectura de algunas operas de Mario Luzi, Sinfonia delle stelle: quattro impressioni cosmiche, Passacaglia, Asturias, Giardini di primavera y música de escena para la lectura de I Sepolcri de Ugo Foscolo. En el 2008 recibió del ‘Alto Patronato del Presidente de la Reppublica' el premio internacional "Ecolès pour la paix" por el musical Il treno della felicità. Director de orquesta y concertista europeo desde 1976 estudió con Gaetano Giani Luporini y Sergio Celibidache. Docente en el Instituto de Alta Formación de Livorno desde 1978, es Presidente de la Sociedad del Contrabajo fundada en Lucca en 1985.

EL SUEÑO DE SAN JUAN


Los días mejores son los de San Juan
cuando la lluvia lava la tierra
las lagrimas no llegan a las raíces
y el bautismo abre el cielo.

Los días mejores preceden al verano
cuando con la última brisa
se cosecha el grano
y el sol enrojece las cerezas,
cuando las amapolas
se asoman al viento sobre los cultivos
y la lluvia enjuaga el polvo sobre las moras
las bolas de nieve y el gato de hierro.

El final de la escuela se entiende por los chicos
por las cometas sobrevolando los prados
y en los andenes de las calles reaparecen las bicicletas.
Debe encontrarse un cerezo en el vecindario.

 

 

 

Los gatos van y regresan de los álamos
atraviesan sigilosos,
las calles
en mágicas reuniones de fósforo.

En la primera noche de luna llena
escuchan agazapados
el otro deambular de ligeros vuelos sobre la hierba.

Naturaleza y ciencia
soliloquio de ojos y silencio
diablillos y hambre de anchoas
sin vapores de azufre humeantes.

 

 

Rápido, un dios inesperado
usurpa las flores de la vida
la flor amada, si bien de pétalos purpura
flor entre las flores
flor de todas las flores
jacintos, fresias, tulipanes
glicinas y rositas
flor de flor
último abrazo
entre los rostros de la indivisible medalla
del dolor, de la belleza
en las estaciones del amor
del tiempo.

Transcurrieron años furibundos
la sangre formaba estalactitas
diseñaba jeroglíficos y laberintos
en la mente acallada por los pensamientos.
El abril exhausto de cicatrices quedaba sepulto
por la lava, por las saetas
por las trompetas de los números sagrados.

Nos sentamos con las manos húmedas entre los cabellos
Escuchábamos el tiempo petrificado por el miedo
esperábamos los poetas
para otorgar voz a la nada,
al desolado resto
de lo que ya no fue.

 

 

 

Sobre las cunas de junco
las arañas tejían tramas de polvo
de pétalos
de semillas ligeras sobre los estambres
de pelusas oxidadas
telas y flechas en aquella luz
improbables.

Después de muchas estaciones
hay un cansancio que prepara el fin
y lejos de los rumores de las palabras
el sueño de un juicio clemente.

La mejor de las estaciones es acaso sin tiempo
cuando ya nada se confunde.
Todo lo que le pertenece
es el mar de las sombras.

Sol, encanecidas sombras
simulacros de espejos
entre luces y polvillos
perdidos entre unísonos y quintas transparentes.

Diré del teatro sin coro
de contrastes e identidad
última calidez
y manos por estrechar
al dejar los cuerpos amados un tiempo
diré
en sombríos pantanos
de transmigrantes fantasmas taciturnos.

 

 

 


Noviembre de santos, de muertos
de grises casacas
de montes lejanos
de agua hasta el cuello.

Diciembre de sastres, de fuertes
de quizás impensados
que cabalgan miopes lunas
atravesadas por el hielo.

Enero de saltos de agravios
y escondidas fortunas
de siluetas de ángeles
que delante del rostro se toman las manos
para mitigar las lagrimas
porque también ellos sufren
y juntos el sufrir es menos agrio.

 

 

 

Febrero de muchos
de pocos
de rapaces nocturnos sobre el lago
rasante la luna
pleno y vacío incapaz
que por turnos
te giras y regresas.

Marzo de lo amplio del deleite.
No sufre la sed en el aire se esfuma
el olor a fuego
pace el cordero sobre la crin olorosa.

Abril de fuegos
de atardeceres profetas
que en explosiones
secretas y fuentes
liberan centellas.

Mayo de heno, de rebaños nuevos
de lentas uniones
y de rosas marianas.

 

 

 

Torre de fuego, madera de piedra
ahorcado y pez de abril
de marzo y de junio
de juncos y de vainas
ires y venires de señales.

Cuando el rumor de la tierra se hace fuerte
entre las raíces el sol calienta los gusanos
y los pies sobre las hojas danzan para los muertos.

Querer sin desear
al quemar moléculas de tiempo
es el octavo caballero.
No sin éxito
retoma la vida
si nada pudieron
martirio y horrenda hoguera.

 

 

Il sogno di San Giovanni

 


I giorni migliori sono quelli di San Giovanni
quando la pioggia lava la terra
le lacrime non arrivano alle radici
e il battesimo apre il cielo.

I giorni migliori precedono l'estate
quando nell'ultima frescura
si miete il grano
e il sole arrossa le ciliegie
quando i papaveri
occhieggiano al vento sulle messi
e la pioggia dilava la polvere sulle more
le bocce di vetro e il gatto di ferro.


La fine della scuola si capisce dai ragazzi
dagli aquiloni sui prati
dalle biciclette sui cigli delle strade.
Deve esserci un ciliegio vicino.

I gatti vanno e tornano dai pioppi
attraversano scaltri,
le strade
in magiche riunioni di fosforo.


Nella notte della prima luna piena
ascoltano acquattati
l'altro vagare di leggeri voli sull'erba.

Natura e scienza
soliloquio di occhi e silenzio
diavoletti e fame d'acciughe
senza vapori di zolfo fumanti.

Rapido un dio insperato
straccia i fiori della vita
il fiore amato, benché dai petali viola
fiore tra i fiori
fiore di tutti i fiori
giacinti, fresie, tulipani
glicini e roselline
fiore su fiore
ultimo abbraccio
tra le facce dell'indivisibile medaglia
del dolore, della bellezza
nelle stagioni dell'amore
del tempo.


Trascorsero anni furenti
il sangue formava stalattiti
disegnava geroglifici e labirinti
nella mente zittita dai pensieri.
L'aprile esausto dei segni restava sepolto
dalla lava, dalle saette
dalle trombe dei numeri sacri.


Ci sedemmo con le mani bagnate tra i capelli.
Ascoltavamo il tempo rappreso nella paura
aspettavamo i poeti
a dare voce al nulla,
al desolato resto
di ciò che già non fu.

Sulle culle di giunco
i ragni tessevano trame di polvere
di petali
di semi leggeri sugli stami
di lanugini arrugginite
tele e strali in quella luce
improbabili.


Dopo molte stagioni
c'è una stanchezza che prepara la fine
e lontano dai rumori delle parole
il sogno di un giudizio clemente.


La migliore delle stagioni è forse senza il tempo
quando nulla più si confonde.
Tutto ciò che le appartiene
è il mare delle ombre.
Sole, ingrigite ombre


simulacri di specchi
tra luci e pulviscoli
persi tra unisoni e quinte trasparenti.

Dirò del teatro senza coro
di contrasti e identità
ultimo tepore
e mani da stringere
nel lasciare i corpi amati un tempo
dirò
per opache paludi
di trasmigranti fantasmi silenti.

Novembre dei santi, dei morti
di grigie casacche
dei monti lontani
dell'acqua nel collo.


Dicembre dei sarti, dei forti
dei forse impensati
che salgono su miopi lune
traversate dal ghiaccio.

Gennaio dei salti dei torti
e nascoste fortune
dei profili d'angeli
che sul viso si prendono le mani
per disperdere le lacrime
perché anche loro soffrono
e insieme il soffrire è meno aspro.

Febbraio dei molti
dei pochi
dei notturni rapaci sul lago
radente la luna
dei pieni dei vuoti incapace
che a turni
ti volti e ritorni.


Marzo dei lunghi dei paghi.
Non soffre la sete nell'aria si sfascia
l'odore del fuoco
si pasce l'agnello sul crine odoroso.


Aprile dei fuochi
dei tramonti profeti
che a scoppi
segreti e sorgenti
rilasciano scintille.


Maggio di fieno,di sciami nuovi
di lenti legami
e di rose mariane.

Torre di fuoco, legna di pietra
impiccato e pesce d'aprile
di marzo e di giugno
di giunchi e di mallo
andirivieni di segni.

Quando il rumore della terra si fa forte
tra le radici il sole intiepidisce i vermi
e i piedi sulle foglie danzano per i morti.

Volere senza desiderare
nel bruciare molecole di tempo
è l'ottavo cavaliere.
Non senza fortuna
riprende vita
se nulla poterono
graticole e orrendo rogo.

"El sueño de San Juan" enviado a Aurora Boreal® por Paolo Tommasi. Publicado en Aurora Boreal® Digial con autorización de Paolo Tommasi. Foto Paolo © Tommasi Paolo Tommasi. "El sueño de San Juan" es el primer poema del libro La Nueva tierra y los cinco sentidos (Título original en italiano La Nuova terra e i cinque sensi). Traductora del italiano al castellano Lina María Téllez.

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