El siete mujeres ya no es lo que era *

julio_olaciregui_001Mi padre se llamaba Juan Eurípides Ortega y cuando cumplió 54 años sus compañeros del Puerto le ofrecieron un pasaje a Grecia.

En Atenas conoció a Heleny, un griego de origen brasilero de una gran belleza a quien le gustaba vestirse de mujer. Según mi madre parece que el viejo se enamoró de ese

mitológico bisexual.

Ahora que han pasado los años trato de escribir su leyenda. Gracias al taller que dictó en Barranquilla el escritor peruano Rodríguez Liñan, conocido especialista en las "leyendas de padre", pude yo también soltarme la trenza.

 

-- El cuento aún está transcurriendo, la leyenda del padre... el cuento de Prometeo.

 

A mi padre lo apodan "el siete mujeres", una de ellas debe ser por supuesto mi madre, pero ya escribí su leyenda y ahora me dedicaré a barajar algunas frases sobre las otras seis, basándome en mis deseos de ser un don Juan como él, perfumado y querido, en la flor de la edad.

A esa edad a Goethe se le habían caído algunos dientes y aunque era muy elegante cuando se reía se le notaba que estaba "mueco".

Julio Olaciregui. Colombia, 1951. Periodista y escritor, pasa de un género literario a otro con una gran desenvoltura. Sus obras incluyen la novela, la poesía, la dramaturgia, el cuento. Julio Olaciregui eligió domicilio en Francia desde hace algo más de treinta años. Actualmente trabaja para la Agencia France Presse. Ha publicado Vestido de bestia (relatos), Los domingos de Charito (novela), Trapos al sol (cuentos) y Dionea (mitonovela). Adaptó para el cine La mansión de Araucaima, de Alvaro Mutis, filmada por Carlos Mayolo.

Ahora papá baja por la avenida Murillo, en Barranquilla, en su jeep y cuando ve pasar a Luisa, de quien sólo sé que tiene 17 años, trabaja en una panadería y escribe poemas, acciona el claxón, pita, se hace notar, "ahí va el viejo ese que te molesta", le dicen sus amigas como si ella no hubiese oído el clamor del señor.

Otra de sus mujeres, Carmela, dice que Luisa puede ser muy joven pero es "fea y mala" aunque tiene buen culo.

Imposible, don Juan no era pasivo gay aunque quién sabe, pensaba en el cura Tirso de Molina, todos los sacerdotes aman al hijo del hombre, son asi, les gusta el descendimiento de la cruz, son Magdalenas, sebastianes polyflechados, pensaba en la puesta en escena del mito aquí y ahora, el seductor por encima de todo, y tan feo se cree que gusta aún a la muchachada, ya voy toño, ni riesgos, gas, gas...

los riesgos de andar a la caza de alguna mozuela y el miedo a meterse en un lío y perderlo todo, "don Giovanni a comer me has invitado", le diría la pelona tendiéndole su mano blanca de cal, yeso de cementerio, no, no, qué alucinación, pensó que...

el siete mujeres le decían a tu papá, qué delirio, una de ellas se llama Elvira, yo soy hijo de don Juan, yo soy hijo del Fantasma de don Juan, he heredado su máscara, dejé de ser un Don Nadie y ahora soy Don Juan, me gusta la ópera, pero más el teatro, y la música, los oratorios, la poesía, y andar vagando por la calle en busca de unas piernas, de una promesa de brazos abiertos, Celine se recoge el cabello y veo sus axilas de vellos pelitos enroscados es camerunesa y estudia inglés

Seis mujeres y un hombre ese es ahora el siete mujeres por qué esa proporción, la verdad es que describir su sexo es tentador, pero hay que ser balsámico, leve según Heleny, no pesado, no tomarse en serio como caballo de Troya, si Heleny.

*De la serie El hombre caimán en el zoológico de Berlín. Y otros cuentos...

 

El siete mujeres ya no es lo que era enviado a Aurora Boreal® por Julio Olaciregui. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Julio Olaciregui. Foto Julio Olaciregui©Julio Olaciregui.

 

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