Fotograma

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A mi hermana Ildi

Algo nos llama, todas las puertas se abren solas
Pablo Neruda

- No vale la pena que te cuente el motivo de mi insomnio - dijo, colocándose la almohada

sobre la cabeza-, déjalo estar, ya pasará, el sueño siempre vence.
- Vale la pena que lo intentes - dijo ella, retirando lentamente la almohada -, así sea para demostrar que confías en mí...
- Está bien - se sentó en la cama y la miró a los ojos -, solo si me juras que nunca más tocarás el tema.
- Tienes mi palabra.
- ¿Te hablé de aquella paciente que decía portar el código genético de los ángeles?
- Lo comentaste, incluso hablé con ella una vez. Una adolescente de maneras delicadas, muy bonita, con un nivel de erudición impresionante para su edad, hablaba de los textos sagrados como si se tratase de una revista de modas. Si no llega a ser por sus desvaríos, hubiera podido licenciarse en teología, por ella fue que leí el pasaje de los hijos de Yahvé mezclándose con las humanas, conocí los elohim, los grigori, los nephilim... La esencia divina dispersa entre los mortales, idea recurrente en varias culturas, hasta los ufólogos tienen su teoría.

 

- Exacto... ella sostenía que estos genes no fueron eliminados por el diluvio, la persecución y otras catástrofes; permanecen aislados y dispersos entre la población mundial, pasando inadvertidos hasta que dos individuos con cierta dominancia divina en su ADN se aparean...
- Y entre sus hijos puede o no que aparezca el gen fortalecido.
- Lo cual también pasaría sin ser notado. De repetirse, algo cada vez más improbable, la unión, dos seres con el código mejorado...

 

Marié Rojas Tamayo. Cuba, 1963. Libros publicados: Tonos de Verde, 2004 y 2005, Adoptando a Mini, 2005, ed. Fundación Drac, Mallorca. De príncipes y princesas, 2006, Editorial El Far, Colección El Viajante, Mallorca. En busca de una historia, Colección Mundo Imaginario, Editorial Andrómeda, España, 2010; Cinco minutos a solas con las musas, relatos, Viaje a los astros, Locuras temporales, poemarios, Inventiva Social, Argentina, 2010.

- Continuaría la purificación genética hasta que, finalmente...
- Nace un ángel. Veo que la recuerdas mejor de lo que creía - suspiró -, pues bien: desapareció hace dos noches...
- ¿Cómo no me contaste? ¿La está buscando la familia, la policía? ¡Imagina, sin nociones de la realidad, del peligro!
- No tiene familia, pusimos avisos cuando nos la trajeron del asilo de indigentes y nadie la identificó. La policía ha prometido hacer lo que pueda, hay demasiados vagabundos en la ciudad, demasiados sitios donde esconderse.
-Y demasiadas manos en las que caer, pobre chica, si es que aún vive - se persignó -. ¿Pero no habían colocado cámaras de seguridad?
- Así es - le acarició el pelo -.
Las cintas de los pasillos y la puerta fueron borradas, cuando las retiraron estaban en blanco... ¡Ni siquiera por eso han tomado el caso tan en serio como deberían! - calló unos segundos -. Y, no es eso lo que me tiene sin poder conciliar el sueño, es...
- Cálmate, querido, estás jadeando - se incorporó y pasó la mano por su espalda -, ¿qué crees que sucedió, qué es lo que temes?
- Qué es lo que sé - sacó de la agenda que descansaba en la mesa de noche un papel y se lo tendió a la esposa, que fue transformando su confiada catadura en la de una absoluta consternación -. El técnico pudo salvar un fotograma borroso. Debe haber olvidado que me lo dio y la cinta fue regrabada. Logré darle nitidez anoche con el ordenador...
Mientras ella intentaba hablar, retiró con suavidad el papel de sus manos, lo colocó en el cenicero al lado de la agenda y encendió un mechero.
- Yo... quisiera poder decirte...
- Nada, no digas nada. Tengo tu palabra, nunca más.
La imagen cuyos bordes comenzaban a arder, mostraba a tres figuras que se alejaban de la cámara. Dos seres luminosos escoltaban a la muchacha descalza que, por encima del caído cuello de la bata dos tallas más grandes, exhibía un naciente par de alas.

 


marie_rojas_002Fotograma enviado a Aurora Boreal®por cortesía de la escritora Marié Rojas Tamayo. Fotos Marié Rojas Tamayo © Sarah Graciela Respall.

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