El adjetivo que (no) juzga en los relatos de Andrea Jeftanovic

caramelos 255No aceptes caramelos de extraños
Andrea Jeftanovic
Relatos
Uqbar editores, Santiago de Chile
2011

 

Leyendo a Andrea Jeftanovic me recuerdo de la Leçon inaugurale au Collège de France de Roland Barthes, (1977). En dicha ocasión, el semiólogo subrayaba que la literatura y sus estudios críticos pertenecían a los llamado ‘estudios morales’. Dicha declaración no dejó de sorprenderme y me obligó a reflexionar sobre aquello de por qué y de qué manera la literatura entraba en ese territorio cuando el mismo autor y los críticos de su escuela y de su misma altura intelectual habían luchado denostadamente para demostrar que la literatura es un gesto lúdico, un juego desprovisto de pretensiones secundarias que estuvieran más allá del goce estético. La propuesta era que no había que centrarse tanto en ese ‘qué me dice este autor’ sino en el juego genial de las artimañas: ‘el cómo se me dice lo que se me dice’.

Desde este punto de vista Jeftanovic me conecta con ese hacer del ‘cómo hacer’, al mismo tiempo, su literatura tiene, sin lugar a dudas, una ‘piedra de choque’ moral, un texto al cual transgredir, un discurso a subvertir. En el juego del gesto estético de eso de crear mundos ficticios para un lector, encontramos que los relatos de esta autora nacen y crecen en un gesto subversivo hacia el discurso que –en palabras de José Donoso- constituye el ’tupido velo’ destinado a cubrir el origen del deseo prohibido, de lo pecaminoso condenado, y de por sí condenable, aquello que atenta contra ‘el orden de las familias’, el concepto de decencia, el deseable amor al prójimo, la deseable ‘armonía familiar’, etc. De todos estos conceptos del discurso establecido se constituye el estímulo/ contra-estímulo del cual surge la ficción de Jeftanovic: el lema (y el tema) es transgredir o socavar. Sin duda, la rebelión que se modaliza como transgresión posee algún tipo de ‘intención’. Después del escándalo de los valores subvertidos por cualquier texto literario viene ese ‘aprés coup’ que hace que nos interroguemos sobre la pragmática del gesto de transgresión: un sencillo pero lógico ‘¿Y esto…para qué?, ¿qué debo pensar de esto?, ¿qué debe mover en mí?

En el primer cuento de la colección, un padre se resiste al insistente deseo de su hija hacia él. El enamoramiento de la niña -muy pronto adolescente- es el primer motor de ella y del padre (al inicio reticente a la hija seductora) que, en ese refriegue, prepara y construye el escamoteo de la pareja que culminará en el incesto, que engendrará un hijo al interior de una relación clasificable como la ‘versión feliz del incesto’. Esa es la inversión respecto a otros incestos narrados en la historia de la literatura, donde acuden a la mente del lector el inevitable Edipo de Sófocles, los hermanos en ‘The Fall of the House of Ushers’, de E.A. Poe, los incestos solapados y diagonales de Cien años de soledad, los incestos históricos con que se guardaban el poder las familias faraónicas de Egipto, donde lo grave y ‘tabú’ era la exogamia, salir de la propia sangre. Sin embargo más allá de la ficción y de la Historia, la ciencia y con ella las sociedades humanas, aprendieron que no era el camino adecuado, tampoco como sistema para seguir sustentando el poder, pues esa genética repetida y nunca renovada hacía pagar caro los nacimientos de la descendencia. La ley de prohibición al incesto endogámico (hoy para siempre entendido así) es o sería una traba al deseo ‘natural’ pero ‘inconsciente’ (Freud). Por otro lado, las religiones de Occidente –y otras- han contribuido a la concreción de ese límite moral de acto y de discurso al punto de volverlo un tema ‘intocable’ o ‘tabú’, más aún, es tema que, cuando ha sido tocado, se ha hecho como acto de intención pedagógica, para que el lector aprenda o recuerde qué es lo que constituye el peor horror, (Sófocles) un horror que va más allá del ‘crimen nefando’ así como los autores medievales se referían a la unión homosexual. La ‘versión feliz del incesto’ de Jeftanovic cumple en su intención de ‘chocar’, en las paredes inamovibles de la moral humana, con un relato que constata neutramente el juego de seducción, rechazo inicial, aceptación y procreación final que establece el padre con su hija.

caramelos 350‘Decir lo indecible’ no es siempre garantía de calidad. Al escándalo y al establecimiento de una dinastía que rompe la estructura social y de poder familiar (con ‘madre-hermana’ y ‘padre-abuelo’) le falta una teleología y una pragmática que provoca la pregunta latente: ¿Y esto…para qué?

En esta colección de cuentos hay, sin embargo, relatos con una intencionalidad más visible. Detrás de aquellas vicisitudes narradas de matrimonios anómalos pareciera filtrarse una denuncia una carencia respecto a un discurso de la ‘normalidad’. Es verdad que los diferentes relatos de Jeftanovic se plantean contra una ‘normalidad’ siempre definida según el marco societal en que se instala la ficción. Así la historia de un hijo agónico después de un accidente, donde la madre debe dejar a su nueva familia para encontrarse en el hospital con su ex-marido y padre del hijo accidentado. Un reencuentro con el ex-marido es un reencuentro con el pasado: recreábamos un tiempo anterior, cuando estábamos del lado de la vida y no en su frontera . El relato es la historia de un ‘regreso’, donde el ex marido se vuelve –en el acto sexual- el niño que ella amamanta de su seno. La pareja perdida se reencuentra por la pérdida inminente del hijo ritualizando el deseo, en una acto inexplicable de reconstrucción de lo que inminentemente se perderá: Hazme un hijo, sentencié.

Hijos perdidos en la distracción de quienes rehacen sus vidas e hijos que tienen ‘necesidad de ser hijos’ donde la casual circunstancia que les dio vida, se prolonga así: ‘casual’, con padres que en su lucha- por ellos llamada ‘humanista’, por la propuesta de un mundo mejor- olvidan ‘por orden del partido’ a los hijos que nacidos en esas circunstancias ‘casuales’ no dieron base sentimental para asumir una responsabilidad paterna/materna. En los relatos de Jeftanovich los ‘héroes’ sociales a menudo se desmitifican, pues hay una voz que los apunta en una queja. Una madre que se duerme al sol sobre la playa y un hijo que es arrebatado por las olas (‘En la playa, los niños…’ Se tematiza una vez más la culpa y la desatención. Un final previsible en una verbalización –indemostrablemente- hermosa. Sin embargo a estas culpas y a estas pérdidas se opone el relato que da nombre a la totalidad del conjunto: ‘No aceptes caramelos de extraños’. Esa pérdida, y su narración, posee el lirismo de la desesperación, pero lo lírico en su sentido de ‘tiempo detenido’, situación inamovible de pérdida, esperanza (de recuperación) que persiste en ser sólo esperanza, lo que a nivel literario produce un espesor de imágenes de esa situación que no se mueve, que no avanza, que es una situación de (des)espero, y donde la solución, al parecer, es hacer ‘estética’ la espera, el dolor. Este relato en especial –dentro de ese conjunto de relatos de pérdida- se va a oponer al primer relato: ‘Árbol genealógico’, donde la hija se pierde –en tanto hija- en el padre, para volverse su amante, donde los sujetos terminan asimilando una situación ‘anómala’ en los discursos literarios y societales: el incesto, sin que surja un reproche más que implícito en el retiro a-social de la pareja en una cabaña aislada donde los sujetos se instalan a crear su ‘dinastía’ y el reproche -implícito también- del lector, cuya cultura es producto del discurso civilizatorio. En los relato de Jeftanovic hay un ejercicio de posibilidades que algunas veces tienden a separar el nudo de lo estético y de lo ético. Queda (en el narrador) el placer del decir sin que ‘lo dicho’ reciba sanción.

 

andrea jeftanovic 250Andrea Jeftanovic
Chile, 1970. Escritora, ensayista, profesora, critica de teatro, viajera y sibarita. Obra: Escenario de guerra, novela, Alfaguara, Santiago, 2000 (edición en España: Baladí, 2010; versión en e-book corregida y ampliada: Patagonia, 2012); Monólogos en fuga, cuentos, Animita Cartonera, 2006; Geografía de la lengua, novela, Uqbar, Santiago, 2007; Conversaciones con Isidora Aguirre, entrevistas y testimonios, Frontera Sur, Santiago, 2009; Hablan los hijos, ensayo, Cuarto Propio, 2011; No aceptes caramelos de extraños, cuentos, Uqbar, Santiago, 2011 (reedición: Seix Barral México, 2012).

 

claudio cifuentes 250Claudio Cifuentes-Aldunate
Chile. Dr. Phil University of Southern Denmark, es Docteur ès Lettres por la Universidad de Friburgo, Suiza. Ha vivido en Europa desde 1978: Italia, Suiza y finalmente Dinamarca, donde es profesor titular de Literaturas y culturas iberoamericanas. Ha escrito numerosos ensayos y artículos de crítica literaria, pictórica y cinematográfica, siempre con un enfoque estético-semiótico. En el ámbito de la creación ha incursionado tanto en la prosa como en la poesía.

 

Reseña en exclusiva para Aurora Boreal® por Claudio Cifuentes - Aldunate. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Claudio Cifuentes - Aldunate. Carátula de No aceptes caramelos de extraños  © tomada de interent Uqbar editores, Santiago de Chile. Foto Andrea Jeftanovic © tomada de internet. Foto Claudio Cifuentes-Aldunate © Lorenzo Hernández.

 

Suscríbete

Suscríbete a nuestro boletín y mantente informado de nuestras actividades
Estoy de acuerdo con el Términos y Condiciones