Tales charlatanes --¿Se podrán bautizar como “novólatras”?-- carecen de sensatez. Y a consecuencia de tal ausencia formativa resbalan por una pendiente que les provoca el inmediato deseo de llamar la atención con algo aparentemente novedoso. Los pre-fijos como truco insignia les regalan un cartucho lleno de caramelos crípticos, de bombones de chocolate sin chocolate.
Los novólatras se convierten en risibles casos de pedantería y petulancia, siempre de involuntarios –muchas veces voluntarios-- blufs. Blufs imperdonables, aunque los autores sean muy jóvenes o pertenezcan a algún grupo humano que sufra discriminaciones. Y no por un espíritu inquisitorial, de intolerancia absurda, sino porque admitirlos no los enseña, no los vacuna. Pueden hasta creerse que Sócrates-Platón es para arqueólogos o que la existencia de un canon literario –argumentado por Ernst Robert Curtius, de este gran humanista alemán lo toma Harold Bloom-- es cosa del pasado, de cuando existían jerarquías y se diferenciaba a José Martí de otros escritores modernistas talentosos, pero sin ascender a universos literarios como el poeta cubano o Rubén Darío.
Resumo: a la adicción a “com- poner” palabras –rasgo distintivo— se añade como característico de tales especímenes la facilidad con que desechan estudios con más de cinco años… Dos lustros ya serían obsoletos. Y allí se momifican, pensando que sólo existe el peligro de convertirte en estatua de sal si miras para atrás y no a tu alrededor o para delante, como si Sodoma y Gomorra no estuvieran hoy agazapadas en cualquier campus o grupito o revista digital, generalmente cuajada de poemas para masoquistas, donde el ombligo del autor tararea su trascendencia.
A tal miopía “progresista” se añaden rasgos no privativos del virus –los comparte con milenarios disparates— entre los que se encuentran el citado desprecio al canon –con dosis de oportunismo y salpicado de hipocresía--. También la mascarilla “rebelde” que repite transgresiones tópicas como las llamadas “malas palabras”; supuestos actos de exhibicionismo –antítesis del erotismo-- que harían reír a autores romanos como Ovidio o Petronio, pero que venden a un público ignorante como si fuera la primera vez que una obra literaria cuenta que una mujer besa en la boca a otra mujer. Porque –sea dicho al paso— la novolatría no discrimina: lo mismo la padece una lesbiana que un homofóbico recién emigrado, un mulato o negro o chino que una autora cuyos bisabuelos construyeron la casa donde perpetra sus textos “novedosos”.
La suerte es que la abrumadora mayoría deviene ágrafa. A los pocos años de exhibir su novolatría, incurren en un silencio que llaman pausa re-constructiva. Y confieso que se les agradece, aunque algunos persistan en machacar palabras.
José Prats Sariol
La Habana, Cuba, 1946. Dijo José Lezama Lima: “Armado de un sentido crítico que colma en la balanza la trenza de la lechuza y el arcoíris del zunzún”, para caracterizar su internacionalmente reconocida y traducida obra. A sus novelas Mariel (finalista en el Concurso Rómulo Gallegos, reeditada en 2014), Lila (reeditada en 2016, coincidiendo con la aparición de le edición en inglés) y Guanabo gay, se suman varios libros de cuentos, agrupados en Por sí o por no (2014). Sus libros de crítica literaria: Por la poesía cubana, Criticar al crítico, Estudios de poesía cubana, Pellicer río de voces (Premio Internacional de Ensayo), No leas poesía (Tres ediciones) y Lezama Lima o el azar concurrente (Tesis de grado, reeditado en 2017); se enriquecieron en 2016 con dos nuevos títulos: Leer por gusto y Erritas agridulces. En Cuba fue Asesor Nacional de Literatura del Viceministerio de Educación de Adultos, director de la revista El Placer de Leer y de los Círculos Populares de Cultura. Profesor en la Escuela Nacional de Arte, el Centro Nacional de Superación de la Enseñanza Artística y la Escuela Superior del Ministerio de Cultura. Obtuvo en 2001 la beca para creadores de la Ford Foundation en Atlanta, Georgia. Reside en Puebla, México, a partir de 2003, cuando es huésped de la Casa Refugio del Escritor (PEN International) e inicia su exilio político, fue profesor en las universidad Iberoamericana (Maestría en Lengua y Literaturas Hispánicas) y en la Licenciatura en Letras de la Universidad de las Américas, donde fundó y dirigió la revista Instantes. Entra a los Estados Unidos en 2009. Enseña en la universidad de Phoenix, Arizona, donde dictó cursos en el doctorado en Lengua y Literaturas Hispánicas hasta 2014. Novelas, cuentos y ensayos suyos han sido traducidos a las principales lenguas occidentales. En 2018 apareció una antología bilingüe (inglés-español) de diez cuentos suyos: Delusions y una nueva novela: Diarios salvados para Stefan Zweig. En 2019 apareció Bagatelles. Creación y crítica literaria.
Material enviado a Aurora Boreal® por José Prats Sariol. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de José Prats Sariol. Carátula de Langt fra Rom © cortesía Aurora Boreal.