Librerias - Albatros la librería y editorial de Ginebra

libreria_albatros_003El 17 de diciembre del 2008 nos encontramos en Ginebra con Rodrigo Díaz Pino, propietario de la Librería Albatros en esta ciudad de la Suiza Francesa. Rodrigo nos recibió en

su librería donde nos contó: La Librería Albatros de Ginebra ya existía cuando yo llegué. Existe hace 30 años. Fue creada por un grupo de exiliados chilenos. Ellos tenían una agencia de viajes y la librería. La agencia de viajes era el negocio que les proporcionaba dinero para financiar la librería. La librería era pequeña. Sólo abría sus puertas al público en las tardes. Cuando yo llegué en 1989 a Ginebra, empecé a trabajar ahí. Yo llegué ilegal. Limpiaba la librería. Soy peruano pero yo venía de Rusia donde había estado estudiando durante cuatro años medicina. Al inicio, en Suiza, no tenía papeles, trabajaba en negro. Uno de mis trabajos era limpiar la librería Albatros. Así conocí a la gente que dirigía la librería. Dos años después, cuando tuve mis papeles en orden, ingresé a la universidad a estudiar francés y luego Letras. En la librería Albatros me contrataron para trabajar unas horas, y con el tiempo, me dieron más horas. Un día, el chileno que se encargaba de la librería me dijo que la librería no era rentable, que no dejaba dinero. Se fue a buscar otro trabajo. Me ofreció que yo me quedara con su puesto, administrando la librería.

Rodrigo Díaz Pino propietario de la Librería Albatros de Ginebra. Albatros también es una editorial joven que ha apostado por los escritores latinoamericanos que viven en Europa.

libreria_albatros_001Poco tiempo después, la situación económica de la agencia de viajes también empeoró. Los chilenos se aburrieron y decidieron volver a Chile. En ese momento, ofrecieron venderme la librería pero yo no tenía ni dinero ni dónde caerme muerto aunque a mí sí me interesaba comprar la librería. Pedí un préstamo a la Banca Alternativa. Un banco que existe en Suiza. Este banco hace préstamos para eventos culturales. Me concedieron el préstamo. Yo primero toqué a las puertas de otros bancos pero en todos me las volvieron a cerrar porque todos me pedían garantías o papeles de propiedades. Un amigo me dijo que existía este banco que financiaba proyectos distintos. Los llamé por teléfono. De la Suiza alemana vino un funcionario. Me entrevistó, le gustó la idea y se arriesgaron. Yo le hablé de un centro cultural. Me prestaron el dinero. Pude comprar la librería hace once años. Les pagué el préstamo y les volví a pedir otro préstamo cuando me mudé de local. Me han apoyado en diversos proyectos. Ya dueño de la librería, empecé a moverme. Realizaba actividades culturales, abría todo el día. Lentamente empezó a funcionar muy bien. A los chilenos no les había dado resultado porque ellos nunca le dieron mucha importancia. Su verdadera fuente de ingresos era la agencia de viajes. Yo traje más libros, prolongué el horario, comencé a realizar de tres a cuatro actividades culturales por semana. Se armó un espacio con la gente local de Ginebra. Organizaba todo tipo de actividades. Un factor a mi favor es que Ginebra es sede de muchos organismos internacionales, de comunidades autóctonas, de organizaciones de derechos humanos, de sindicatos de trabajadores. Y ese público empezó a venir a la librería, a comprar libros. Los métodos de aprendizaje de español se convirtieron en mi fuerte. Pero desafortunadamente, de un tiempo para acá, se ha ido todo al diablo con lo de los métodos de español porque todas las grandes librerías de Ginebra comenzaron también a vender métodos para aprender español. La venta de textos de aprendizaje del idioma se me cayó a la mitad. Afortunadamente la parte cultural sigue marchando viento en popa y aunque económicamente no es un gran negocio, estoy muy satisfecho con el desarrollo.

libreria_albatros_004Albatros la editorial
Últimamente me he especializado en organizar actividades con escritores nuevos. Entre los más recientes que he tenido figuran por ejemplo, Franc Dibuasaqui, Jorge Eduardo Benavides, Santiago Roncagliolo, Juan Carlos Méndez Guédez, Héctor Abad Faciolince, Luis Sepúlveda, Andrés Neuman. Hace dos años empecé a editar libros. Me junté con la editorial argentina Malvario y empezamos a editar bajo el sello Colección Extramares, libros de escritores latinoamericanos que viven en Ginebra pero luego hemos ampliado a otros escritores latinoamericanos que viven en Europa. Hemos editado a Américo Ferrari (Perú), Eduardo Laureiro (Uruguay), Nilo Tomaylla (Perú), Clarisa Pérez Villalobo (Argentina), Dolores Castro (México), Gonzalo Rojas (Chile), Gabriela Sotomayor (México). También los traducimos al francés y hacemos ediciones bilingües. Hasta la fecha, he hecho dos ediciones bilingües con ayuda del Ministerio de Cultura de Ginebra. Les propuse el tema de que acá en Ginebra hay escritores que viven hace más de treinta años, incluso hay algunos con más de cuarenta años, que siguen escribiendo en su lengua materna. No solamente latinoamericanos. Hay africanos, yugoslavos etc. La única manera de conocerlos es traduciéndolos. La idea les gustó y aceptaron el proyecto. Ya tengo dos ediciones bilingües con ellos y en los próximos meses salen dos más. Con los nuevos escritores que están llegando también quiero hacer lo mismo, por ejemplo con Juan Carlos Méndez Guédez, el venezolano me regaló su novela. Fernando Iwasaki me regaló los derechos de un libro de cuentos. Pienso hacer una edición bilingüe con él. Estoy muy contento con el desarrollo de la librería como editorial joven. En realidad, la librería Albatros además de ser una librería es una editorial joven para escritores latinoamericanos que viven en Europa y que son editados en español y francés. Ya tenemos 10 libros editados. Poco a poco vamos creciendo. Lentamente la gente nos va llamando.

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