Alejo Carpentier: entre corcheas, redondas, fusas y semicorcheas

alejo carpentier 250La siguiente narración inédita de Gloria Guardia versa sobre su encuentro, en París, con el escritor cubano Alejo Carpentier, el 11 de octubre de 1978. Este escrito es uno de los tantos que integran su libro en preparación Apenas ayer, una especie de memorias literarias.

 

 

Hoy, 11 de octubre del 78, en París el sol titila, riente a través de los árboles y las primeras hojas de otoño se desprenden, vuelan juguetonas formando una alfombra de diversas texturas y colores. Miro el reloj y aprieto el paso. Tengo que llegar puntual a la 16 rue de Presles, sede de la embajada cubana en Francia. La telefonista, una funcionaria amable, con voz cantarina, me ha citado a las diez y si el metro no me juega una mala pasada, el portón de la sede de la embajada de Cuba se abrirá a la hora en punto, me dará paso y yo entraré con paso firme y la frente en alto, aunque conociendo mis flaquezas, las mariposas me seguirán revoloteando en el estómago. Me es difícil siquiera imaginar cómo será el encuentro, cara a cara, con Alejo Carpentier, con el sabio, con el ministro consejero de la embajada de Cuba en Francia. ¿Cómo abordarlo? Estoy en eso, debatiéndome mentalmente, cuando, apenas traspaso el umbral, me anuncio, levanto la vista y ahí está: lo veo descender por la impresionante escalinata de mármol de la cancillería. Me recibe con una sonrisa que no sé descifrar, menos aún cuando lo escucho decir una frase por lo demás cortante, al tiempo que me extiende ambas manos, y me aprieta contra su imponente geografía. “¡No pensaba recibirla, señora Gua-r(g)-dia!”, desgarra, despacio, las sílabas de la frase poco amable.

Como en el caso de Cortázar, Carpentier, de padre francés y madre rusa, no puede desprenderse de las erres guturales que me dicen mucho, me delatan su pasado. Es la táctica, me digo, la manera insólita del musicólogo de romper el hielo, de iniciar el diálogo, muy a la manera de quien dirige la Consagración de la primavera, del ruso Igor Stravinsky, uno de sus compositores favoritos. El suyo es, ha sido un saludo con ritmos abruptos, entre corcheas, blancas, fusas y semicorcheas, que duplica los acordes con los bronces.
Me conduce a uno de los salones de la cancillería. El sitio es pequeño, soleado, el ambiente, acogedor. Nos acomodamos en un sofá amplio, bien mullido, tapizado en un tono verde claro. Y una vez más, es él quien dirige la batuta, continuando la frase que ha iniciado en el vestíbulo: “…Debo confesarle que mi opinión sobre usted cambió radicalmente cuando supe que era nieta del héroe, del abogado y general nicaragüense Benjamín Zeledón y, sobre todo, cuando el agregado cultural de la embajada me facilitó su última novela, que, por cierto, me ha parecido bien lograda. Ya ve, señora, uno nunca debe llevarse por las apariencias. Y es que, usted, para un observador, sin experiencia, respondería más bien al arquetipo de la burguesa clásica. Una señora más, pensé, una poupée de sociedad, quizá con caniche en brazos, en busca de un autógrafo. Sin embargo… Aquí estamos conversando…”
En efecto, aquí estamos reunidos, casi como si fuéramos amigos, y yo con miles de temas en la cabeza dándome vueltas y revueltas, sin descanso. ¿Cómo preguntarle, por ejemplo, por su novela El recurso del método? ¿Cómo darle pie para que se explaye sobre el tema del caudillismo en América Latina? No tengo que romperme la cabeza. Con aquello de que soy nieta de Zeledón y que mi novela El último juego es una denuncia de las dictaduras militares que, por intereses bastante conocidos, suelen pactar con el Pentágono y el State Department, el tema del caudillismo y el compromiso social del novelista latinoamericano salta sin esfuerzo. Pongo atención. “Mire usted”, escucho sus palabras, “Con Bernal Díaz del Castillo, si es que fuera él, el ‘soldado inspirado’, y no Cortés, quien escribió la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, se inicia en nuestra literatura la única, la verdadera función político-social del escritor.” Carpentier hace una pausa y yo me limito a asentir con la cabeza. Añadir algo resulta jactancioso. A fin de cuentas, yo he ido a aquella cita a escucharlo, no a jactarme de mis opiniones. El novelista interpreta mi silencio como lo que es: un deseo de escuchar sus palabras que representan, que son, en sí, una clase magistral. “Observe, señora Guardia”, me dice: “supongo que está de acuerdo con que el segundo autor que sigue la labor iniciada por Díaz del Castillo es el inca Garcilaso. Él nos da el mundo infante de que nos habló Montaigne. Este hijo de una princesa inca y un conquistador español, se aplica en su obra monumental, los Comentarios reales, a evocar la grandeza de su país, el reino inca, describiendo con una nostalgia punzante y denunciante, la grandeza pasada, erosionada por la avaricia de los conquistadores españoles. He aquí y en él otro escritor que cumple con su función social, fijando el pasado inmediato, para que el mundo guarde su recuerdo.”
recurso metodo 350El diálogo, mejor dicho, la puntual exposición que ha iniciado el novelista y que yo escucho, interesada, continúa, sigue, sin interrupciones de mi parte. Desde sus palabras iniciales, yo he percibo que Carpentier es de los que está acostumbrado a disertar, no tanto a dialogar con sus interlocutores. Así que mantengo una actitud amable, y sobre todo, atenta, sin interrupciones. Es lo que él espera de mi parte. Percibo que halagado, mantendrá su interés en la conversación que sostenemos. Mi rol está en acatar lo dicho y, dentro de lo posible, guiar, de manera sutil, su coloquio hacia lo que él espera apuntar sobre el papel del caudillo latinoamericano en su obra más reciente, El recurso del método. Carpentier prosigue en la enumeración de los novelistas, de los escritores latinoamericanos que han dedicado su escritura a cumplir con una función social determinada: denunciar la presencia del caudillo bárbaro en nuestras sociedades. “Es así y por qué en el XIX, surge el argentino Sarmiento. Él plantea el mismo problema de la presencia de aquellos usurpadores rampantes, solo que, en este caso, en su Facundo ya se habla del caudillo bárbaro. Así, la función del escritor se cumple, una vez más, señalando peligros que más tarde habrán de afirmarse en tremebundas realidades como en el Doctor Francia, en Paraguay; Mariano Melgarejo, en Bolivia; Estrada Cabrera, en Guatemala; Juan Vicente Gómez, en Venezuela; y Machado y Batista, en Cuba.”
Tras una pausa reflexiva, yo llego finalmente al punto que he deseado desde que nos acomodamos en el sofá de este saloncito de la cancillería: abordar a Carpentier para que se extienda sobre cómo y por qué rutas él ha guiado la narración de El recurso del método, una de mis novelas favoritas. “Ya verá usted, todo comenzó como una especie de reto que nos hicimos algunos escritores caribeños, amigos que mantenemos visiones parecida. Hablo de García Márquez de Colombia, y del venezolano Uslar Pietri. En un principio, cada uno escribiría un capítulo del libro sobre un, mejor dicho, el dictador latinoamericano, según la visión que cada quien tendría del sujeto. ¿El resultado? Usted lo conoce: Gabriel (para Carpentier, GGM nunca ha sido Gabo) escribió El Otoño del patriarca, Uslar, Oficio de difuntos y yo me lancé con El recurso que supongo, usted habrá leído.” Asiento con la cabeza y él prosigue complacido. “Nosotros intentamos, mejor dicho, yo intenté dibujar el perfil universal del dictador. Aunque me pregunto ahora si, como novelista, di con el lenguaje apropiado; me refiero al lenguaje sobre el cual se ejerce cierto influjo de denuncia sobre el lector, y que éste siga siendo hoy, como ayer o mañana perfectamente legible y aceptable.” Vuelvo a afirmar con la cabeza. “Me refiero al lenguaje de la historia que se produce en torno a quien escribe, a ése que se construye en torno a nosotros, que se crea alrededor de nosotros, que se afirma en derredor nuestro. Y, claro, no se trata de calcar el de la prensa diaria y sacar de ella conclusiones literarias. No. Se trata de ver, de percibir, lo que, en el propio medio, me concierne como novelista, y de mantener la cabeza lo suficientemente fría como para poder escoger entre los diferentes compromisos que nos solicitan.” Los peligros son grandes, apunto, mirándolo a los ojos. “Lo sé, afirma él. “Hay malos compromisos: el compromiso en falso, por ejemplo; el compromiso incierto, el compromiso ferviente, el compromiso forzado por contingencias cuya verdad es difícilmente discernible de inmediato. Y la suma de todo, ¿dónde está? Se encuentra ahí, en el carácter del compromiso mismo. Uno no puede equivocarse, ni frívola ni seriamente. Hay que dejar en ello, en la escritura, el fruto de todo una vida, de una experiencia intelectual. Son tan pocos los que lo logran, sin embargo… Lo único seguro es que el compromiso resulta inevitable. Porque el compromiso, como tal, está sometido a realidades que nos han sido enseñadas por los acontecimientos mismos.” Le solicito unos ejemplos. “Para comenzar”, me dice, “tiene usted el caso de la Revolución rusa. A raíz de ésta, ciertos escritores de gran talento se exiliaron voluntariamente. Algunos eran de primer orden. Hoy, no obstante, tal vez se relea solo a Majakowski, aunque no a otros, de parecido, sino de igual valor. Y es que la función del escritor se realiza en vista de las aspiraciones de todo un pueblo. Es el pueblo el que lee y tiene la última palabra. Es el pueblo quien decide si la aspiración se encuentra despierta, o quizá, adormecida. No le extrañe, por eso, que ese lector, sea oriental u occidental, se vuelque inevitablemente hacia la novela, ahí donde A, B o C sea denunciado, por D, que no es otro sino el alter ego del propio novelista. De ahí que el lenguaje del escritor, sea este poeta o novelista que aspira a denunciar, tenga que ser necesariamente épico. No hay que ir más allá. No. Hay que buscarlo en el rincón propio. Me lo decía muy recientemente Michel Letris: ‘el método, Carpentier, consiste en partir del rincón propio y subir de lo particular a lo universal’. Es decir: ver lo que yo veo, entender lo que yo entiendo, y darle a usted, como lectora, una visión del mundo, partiendo de mi compromiso con este mundo.” Más claro no me lo ha podido explicar el novelista Carpentier, por lo que le dirijo directamente la pregunta. ¿Fue así cómo usted concibió el personaje del Primer Magistrado en El recurso del método? “Así mismo” afirma el escritor. “El personaje central de la obra es afrancesado –por lo que yo, por mis raíces, puedo comprenderlo como pocos- y como afrancesados hay tantos yacentes en los cementerios de París. Ellos, como sabemos, perdieron la presidencia por imprudencia, al igual que el Primer Magistrado, y terminaron pasando su vejez a la orillas del Sena. Aquí, como posiblemente ya habrá reflexionado usted, partí de lo particular a lo universal, al punto de que por más exagerada que aparezca la narración, más se ajusta a lo que fue, en muchos casos, la estricta verdad sobre el comportamiento de nuestros dictadores. Le doy como ejemplo el episodio que narro sobre ‘la recogida de libros rojos’. Esto sucedió en Bolivia y en el Paraguay y quizá también más recientemente en Cuba en épocas de Machado y de Batista. Asimismo sucedió con otros casos que narro en El recurso, como el famoso del ‘robo del diamante’, del ‘arresto del gran tenor’, del ‘rechazo de una estatua de Bourdelle, de la ‘declaración de guerra con una potencia de Europa Central’, etc., etc. Cada uno de estos incidentes es rigurosamente cierto. Yo no he exagerado o cambiado nada. No he tenido necesidad de ello. Tome usted por demás el caso de nuestro cubanísimo Gerardo Machado, derrocado por una huelga general y que murió sin saber la diferencia entre ‘anarquismo’, ‘comunismo’ y ‘vanguardismo’ y que llegó a clausurar, por subversiva, una exposición de pintura contemporánea, ya que para él y sus asesores, ‘comunismo’ y ‘vanguardismo’ eran la misma cosa. Tampoco el encuentro que narro en la novela entre el Estudiante y el Primer Magistrado ha sido invento de mi imaginación. Los coloquios tuvieron lugar, tal cual como están escritos. Yo, como novelista, solamente los transcribí para beneficio del lector.”
“Recuerde, señora Guardia, escribir es un medio de acción, pero no es concebible sino en función de los seres en quienes concierne esta acción.”
Con esta sentencia y un abrazo solidario, Alejo Carpentier y yo nos despedimos en el vestíbulo de la 16 rue des Presles, esta mañana otoñal del 11 de octubre del 78.


***


Aquel encuentro superó con creces mis expectativas. Y el método que se instauró aquella mañana entre nosotros, ha seguido tan vivo como cualquier relato que tenga que ver con las denuncias políticas contra los gobiernos, tan poco cartesianos, de nuestras mismísimas naciones latinoamericanos.

 

París, 11 de octubre de 1978.
Bogotá, 19 de noviembre de 2015

 

Gloria Guardia
gloria guardia 001Panamá-Nicaragua. Novelista, narradora, académica y ensayista. Sin lugar a dudas, una escritora exigente y comprometida con la crítica, la lucidez y la libertad. Vicepresidenta del PEN internacional e Individuo de Número de la Academia Nicaragüense y Panameña de la Lengua. Novelas y Ensayos: 1961 Tiniebla blanca (novela). Madrid: Editorial Clásica y Moderna. [Medalla de oro de la Sociedad de Escritores Españoles e Iberoamericanos]. 1971 Estudio sobre el pensamiento poético de Pablo Antonio Cuadra (Ensayo). Madrid: Editorial Gredos. 1974 Con Ernesto Cardenal (testimonio) con fotos de Sandra Eleta. Pamamá: Editora Litográfica. 1976 El último juego (novela). San José: Editorial Universitaria, 1977. [Premio Centroamericano de novela EDUCA]. 1984 La búsqueda del rostro [Colección de Ensayos]. Panamá: Editorial Signos. 1989 La Mujer en la Academia [ensayo]. Discurso de posesión en la Academia Panameña de la Lengua). Panamá: Editorial Myriam Bermúdez. 1990 Aproximación a libre y cautiva: Obra escogida de Stella Sier (Ensayo, Critica Literaria). Panamá: Talleres de Publi-Impresos López. 1994 Rogelio Sinán: Una reflexión crítica en torno a la contribución del libro onda a la poesía del siglo XX. Separata del libro PANAMÁ, 90 AÑOS DE REPÚBLICA. Panamá: Impresora de la Nación. 1997 La Carta (Novela Breve). Salta: Biblioteca de Textos Universitarios. 1997 Cartas Apócrifas (Colección de Relatos) Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1997. Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá. 2005. 2nda edición, Bogotá: Imprenta de la Universidad Javeriana. 1997 La palabra mitopoética en la obra de Pablo Antonio Cuadra (Ensayo Crítico). Bogotá: Boletín de la Academia Colombiana de la Lengua. 1998 Aspectos de creación en la novela centroamericana (Ensayo Crítico) Colección Encuentros. Washington, D.C. Centro Cultural del Banco Interamericano de Desarrrollo, tomo 29. Traducción al inglés: Aspects of Creation in the Central American Novel. 1999 Libertad en Llamas (Novela). México: Plaza y Janés. 2000 Pablo Antonio Cuadra: poeta y pensador cristiano. Revista Iberoamericana, Vol. LXIX, Núm. 204, University of Pittsburgh, Julio-Septiembre 2003, 529-544. 2001 ALTERACIONES DEL DARIEN: POEMA FUNDACIONAL DE UNA REALIDAD NUEVA. Revista iberoamericana, ISSN 0034-96319, Nº. 196, 2001 (Número dedicado la literatura y cultura panameña). 2004 Pablo Antonio Cuadra: poeta y pensador cristiano (Ensayo Crítico) 2nda Edición, revisada y ampliada). Ávila: Cistercium, Centro Internacional de Estudios Místicos. 2007 Pablo Antonio Cuadra: poeta y pensador cristiano Ensayo Crítico, 3ra edición, versión nuevamente revisada y ampliada). San José: Editorial Promesa, 2007.2006 Lobos al anochecer (Novela). Alfaguara, Bogotá, 2006, Panamá, 2006, 2007, 2008 y 2009. 2009 Rogelio Sinán a la luz de las nuevas propuestas críticas sonre la narrativa latinoamericana (Ensayo Crítico, Prólogo). Caracas: Editorial Biblioteca Ayacucho. 2a. edición, Panamá: Editorial Universitaria Carlos Manuel Gasteazoro. 2010 El último juego. 4ta edición corregida y aumentada. Alfaguar, Panamá/San José. 2011 El jardín de las cenizas (Novela, tercera parte de la trilogía Maramargo). Cali,Editorial Alfaguara. 2014 En el corazón de la noche (Novela), Editorial Victoria Ocampo, Buenos Aires. 2016, En el corazón de la noche, 2nda edición, Colombia, América Central, América del Sur, el Caribe, España y demás países de habla española, Bogotá: Penguin Random House Grupo Editorial. Antologías: Giraldo, Luz Mary, Selección y Prólogo. CUENTAN. Gloria Guardia, Isak Dinisen: La venganza de la verdad. Medellín: Sílaba Editores, 2010. Premio "Montserrat Ordóñez" 2012, Latin American Studies Association (LASA). Andradi, Esther, edit. COMER CON LA MIRADA. Gloria Guardia, Cena criolla. Buenos Aires: Ediciones Desde la Gente, 2008. Menton, Seymour: EL CUENTO HISPANOAMERICANO, Gloria Guardia, Recado desde Estocolmo. México: Fondo de Cultura Económica, 2003. Muñoz, Willy, editor. Antología de cuentistas centroamericanas, Gloria a Guardia, Otra vez Bach., 2005. Rincón, Carlos y Sarah de Mojica, editores. LECTORES Y AUTORES DEL QUIJOTE! 2 tomos, Gloria Guardia, " Sobre las mil zarandajas que..." Bogotá: Editorial Pontificia Javeriana, 2005. Suárez, Mercedes, edit. LA AMÉRICA REAL Y LA AMÉRICA MÁGICA A TRAVÉS DE SU LITERATURA, Segunda Edición aumentada. Fragmento de EL ÚLTIMO JUEGO, Salamanca: Ediciones de la Universidad de Salamanca, 2004; LETRAS Y ARTE DE NUESTRA AMÉRICA:  Bogotá / Madrid: Convenio Andrés Bello & Villegas Editores,

 

Alejo Carpentier: entre corcheas, redondas, fusas y semicorcheas enviado a Aurora Boreal® por Gloria Guardia. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Gloria Guardia. Foto Gloria Guardia © Eliezer Oses. Foto Alejo Carpentier y carátula de El recurso del método tomadas de internet.

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