Reescrituras de cuentos de hadas que desafían el modelo patriarcal

La representación de la mujer en la literatura ha sido siempre una cuestión significativa en los movimientos feministas. Durante siglos se promulgaron en obras literarias universales, modelos y objetivos vitales apropiados de personajes femeninos. En este sentido, los cuentos de hadas clásicos se han considerado agentes claves de socialización y poderosos constructores de género, proyectando imágenes inamovibles de heroínas y héroes en concordancia con los discursos dominantes y hegemónicos.

 

Entrega nr.1

 

Cultura popular y cuentos de hadas clásicos

A lo largo de los años los cuentos tradicionales han cautivado a lectores de todo el mundo, rompiendo barreras geográficas con sus inmortales aventuras. Sus orígenes se remontan a la tradición oral de contar historias, que se transmitían de generación en generación hasta ser finalmente fijadas en la literatura escrita.

Entre los siglos XVII y XIX se recopilaron en Francia y Alemania las primeras y más célebres colecciones de clásicos como «Caperucita Roja», «Cenicienta», «La Bella Durmiente», «Barba Azul» y «El Gato con Botas». El francés Charles Perrault publicó Los cuentos de mamá oca en 1697 y los hermanos alemanes Jacob and Wilhelm Grimm, Cuentos de la infancia y del hogar en 1812, ampliando la edición en 1815. Dichas publicaciones ofrecían una importante muestra de la cultura popular pero a su vez representaban las preferencias de los editores que adaptaban los escritos a los gustos de su público e incluso les agregaban mensajes morales.

Desde ese entonces hasta el día de hoy, los cuentos han seguido viajando de un continente a otro, visitando diferentes culturas y siendo revisitados en nuevas versiones. Tal es el caso de las exitosas adaptaciones realizadas por la factoría Disney a través de las cuales muchos niños han descubierto los famosos personajes sin conocer previamente las versiones escritas.

Si bien es cierto que nuestro primer contacto con estas historias maravillosas se da generalmente a una muy temprana edad, su influencia no se limita solo a la infancia. De acuerdo a la ensayista Noemi Lewis: «Las palabras son parte de un todo. En el horizonte de la mente, aquello que pronto se planta, persiste y crece a lo largo del tiempo». No es extraño escuchar en nuestro día a día frases como las siguientes: «Es el patito feo de la familia», «Está esperando a su príncipe azul», «Tienes que besar muchos sapos para encontrar a tu príncipe», «Sufre el síndrome de Cenicienta».

Asimismo, enfoques psicoanalíticos como los de Bruno Bettelheim han analizado los efectos de los cuentos de hadas en la educación infantil y su importante rol en la etapa evolutiva hacia la madurez. Con protagonistas bien definidos y una notable simplicidad de medios, estas narraciones pueden ayudar a los infantes a enfrentar ciertos problemas existenciales. Por ejemplo, al poner en escena a dos personajes totalmente opuestos como un adorable padre y una malvada madrastra, la diferencia entre el bien y el mal se transmite claramente.

Con respecto a la estructura narrativa, muchas de sus características evidencian sus orígenes en la tradición oral: la aplicación de frases de formas fijas, el uso de la tercera persona, la propensión a repetir acciones y a describir personajes estereotipados. Estos elementos formales se conjugan con determinadas temáticas, situando al lector en un mundo de fantasía donde todo es posible. Así, una persona sin distinción de edad, podrá identificar el siguiente fragmento dentro de este género narrativo: «Había una vez un mundo mágico habitado por príncipes inteligentes que se embarcaban en aventuras fantásticas, bellas durmientes a la espera de un beso milagroso que les devolviera la vida, princesas prisioneras ansiosas por ser rescatadas, leñadores ingeniosos enfrentándose a lobos feroces y parlantes, hijas dóciles cumpliendo sus tareas domésticas… Y todos vivieron felices por siempre».

 

 

La construcción de género en los cuentos de hadas

La lectura de los cuentos de hadas clásicos desde una perspectiva de género, nos permite analizarlos como un sólido discurso que crea representaciones femeninas y masculinas bien diferenciadas, fortaleciendo las estructuras patriarcales. El hecho de que los alegatos sociales, políticos y legales influyeran en la construcción de los roles asignados a las mujeres durante siglos, nos lleva a considerar no solo los textos sino también los contextos que los circundaban. Como se ha mencionado, algunos de los cuentos tradicionales más difundidos fueron compilados por hombres hace más de doscientos años.

En línea con la formulación de arquetipos de feminidad y masculinidad, el final feliz del paradigma de cuento de hadas suele estar acompañado por la actuación valerosa de un héroe que rescata a una desvalida o incluso dormida heroína. Si bien el personaje femenino es liberado de una situación desfavorable, no logra liberarse de su rol pasivo y dependiente que se repite una y otra vez en múltiples historias. El debate feminista sobre la influencia social y cultural de estas historias maravillosas comenzó a principios de la década de los 70 mientras tenía lugar la Segunda Ola Feminista, cuestionando sus prescripciones sexistas.

En 1972 Marcia Lieberman escribió el artículo «Algún día mi príncipe llegará: aculturación femenina a través de los cuentos de hadas». Después de estudiar exhaustivamente las versiones más difundidas de las historias, llegó a la conclusión de que refuerzan la hegemonía masculina ya que retratan a los personajes con roles fijos, imponiendo restricciones por sexo, incluso al narrar las posibilidades de éxito de una persona. De este modo, se presenta el matrimonio como la recompensa más deseada de jóvenes bellas, sumisas y victimizadas que como Cenicienta son elegidas por príncipes acaudalados como esposas. Se promueven las competiciones de belleza entre mujeres y las asociaciones fealdad-maldad, hermosura-bondad son una constante. Escasean los personajes femeninos fuertes que a su vez muestren un carácter magnánimo excepto las hadas madrinas y otros seres fantásticos.

women hating 250En su libro Woman Hating (1974), Andrea Dworkin analiza los modelos de roles tradicionales incluyendo el príncipe activo, la doncella pasiva y la madrastra malvada, y afirma: «El punto es que no hemos sino nosotros quienes dimos forma al mundo antiguo, sino que fuimos formados por él». Por otro lado, en el ensayo de Robert Moore titulado «De andrajos a brujas: estereotipos, distorsión y antihumanismo en los cuentos de hadas» (1975) se incorpora una crítica antirracista a los análisis feministas argumentando que estas narraciones exponen prejuicios raciales al relacionar el color negro con figuras malignas y de aspecto desagradable y el blanco, con la virtud y el encanto.

Otra importante contribución la realizó Kay Stone al publicar Things Walt Disney Never Told Us (1975). El libro examina la evolución histórica de los cuentos, mostrando los cambios que experimentaron a lo largo de los años, comenzando con las versiones de los hermanos Grimm, pasando por las traducciones posteriores al inglés y llegando finalmente a las más románticas producciones de Disney. Todas ellas evolucionaron hasta adaptarse de la mejor manera a las normas conservadoras de las clases imperantes, mostrando una clara preferencia por heroínas laboriosas, sosegadas y bellas en los filmes del siglo XX. Contraria a esta tendencia, Stone descubrió tanto en Norteamérica como en Inglaterra otra tradición popular que incluía heroínas inteligentes e intrépidas, pero que lamentablemente no tuvieron el mismo eco ni en los medios de comunicación de masas ni en las publicaciones literarias convencionales.

Por su parte, Karen E. Rowe escribió el ensayo «Feminismo y cuentos de hadas» (1979) en el que destaca los fuertes preceptos culturales y arquetipos románticos que transmiten estas historias, ejerciendo una fuerte influencia en la mente de sus jóvenes lectoras. También plantea que las transformaciones mágicas y los efectos de los encantamientos pueden reforzar la sensación de indefensión, ya que centran el éxito en un agente externo y no en la propia iniciativa.

mad women 250Sandra Gilbert y Susan Gubar resaltan igualmente la imposición social de roles femeninos en el primer capítulo del libro The Madwomen in the Attic (1979). Emplean las expresiones «mujer-ángel» y «mujer-monstruo» para así reflejar la persistente inclinación a situar a las mujeres en solo dos categorías opuestas. Una niña que lee Blancanieves tenderá a identificarse con la heroína afable y compasiva frente a su antítesis, la pérfida reina, o con la servicial y primorosa Cenicienta antes que con sus resentidas y feas hermanastras.

En efecto, las contribuciones realizadas por este tipo de análisis que emplea un enfoque transversal al unir los estudios de género con un universo de fantasía y aparentemente inocuo como el de los cuentos de hadas, nos han permitido expandir el alcance de nuestra mirada y cuestionar los estereotipos considerados socialmente correctos, arraigados en nuestra cultura por siglos.

 

 

Voces femeninas que reconstruyen las historias clásicas

En palabras de Nancy Walker «una reescritura no implica solamente una acción artística, sino también social, brindando a la práctica narrativa una posibilidad de transformación cultural». En esta dirección se encuentran las versiones de cuentos de hadas que han realizado escritoras de diversos países desde la década de los setenta, dirigidas principalmente a un público adulto. Es el caso, en lengua inglesa, de las británicas Angela Carter y Antonia S. Byatt, la canadiense Margaret Atwood y la norteamericana Anne Sexton, quienes han propuesto no solo nuevas interpretaciones de los textos sino también nuevas alternativas de personajes y sus historias.

Con reconstrucciones imaginativas, colocan en el foco de atención las condiciones y problemáticas de la mujer contemporánea, deconstruyendo ficciones literarias falocéntricas mientras empoderan a los personajes femeninos, exponen las posiciones desfavorables de las heroínas y cuestionan la dinámica de estereotipos de género. Adicionalmente, la lectura de estos textos supone un enriquecedor ejercicio intertextual ya que las versiones clásicas han dejado una persistente huella en el inconsciente colectivo, resonando en nuestra mente mediante una lectura paralela y comparada.

 

Esta es la primera de cinco entregas basadas en el trabajo “New Visions of Fairy Tales: Challenging the Patriarchal Model” de Fernanda Balangero Musso. Para ver el original pulse aquí.

 

fernanda balanger 375oFernanda Balangero Musso
Argentina, 1976. Traductora, investigadora, ensayista y editora. Graduada en Estudios Ingleses en la UNED (Madrid) y colaboradora de Aurora Boreal®.

 

Material enviado a Aurora Boreal® por Fernanda Balangero Musso. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Fernanda Balangero Musso. Fotografía Fernanda Balangero Musso © archivo personal.

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