Efeméride: Otto Morales, yupi a los 93

oscar dominguez 003En Colombia todo el mundo es doctor mientras no se demuestre lo contrario, dice el
viejo cliché atribuido al caldense Alzate Avendaño. Todos los días, millares de
doctores salen a trabajar. Solo uno de ellos cumple años en agosto, es paisano
de Alzate, más que el rótulo de doctor se merece el Don, con mayúscula, para
reivindicar ese perratiado título. Y como vive en eterno período de prueba, todos
los días cumple años. Los celebra camellando. Y carcajeándose, su dieta para no
envejecer.

Activista
del signo leo como Mata Hari, Madonna, Fidel Castro, Napoleón, Goethe, los
expresidentes Bill Clinton, Samper y Pastrana, y el presidente Chávez, de
Venezuela, se despierta y diez segundos después concluye que "cada amanecer es
jubiloso. Es el comienzo del asombro".

Es
consumidor empedernido de chontaduro de Ríosucio, el "viagra natural" como lo
denomina. No consume horóscopos pero conoce la letra menuda de quienes nacieron
bajo esa jurisdicción zodiacal: "Mi signo me da fuerza y confianza en la
existencia. Los especialistas en horóscopos dicen que favorece el ímpetu en
múltiples aspectos. Pero la realidad es que el signo es, ante todo, la actitud
que uno escoja ante la vida".


Quiso
utilizar ese ímpetu para ser presidente. Pero los colombianos lo quieren tanto
que se aguantaron las ganas de elegirlo.

Curado
de espantos y de vanidades, él mismo suele responder al teléfono de su casa.
Aunque en la mañana es común oír esta respuesta de su empleada: "El doctor
salió para la oficina".

Por
patriótica puntería de papá Olimpo y mamá Luisa, Don Otto, inauguró su
estruendosa carcajada un 7 de Agosto del año 20 en la tierra natal del Diablo, Riosucio, Caldas. Con Batalla de Boyacá y del
Pantano de Vargas en su hoja debida, era
fácil anticipar que sería historiador, uno
de sus múltiples destinos intelectuales.

Óscar Domínguez. Colombiano de 68 años. Es casado, tiene dos hijos. Es abuelo irresponsable de repetidos (mellizos) australianitos y de una nena nacida en Rio de Janeiro. Ha trabajado como reportero en prensa, radio y televisión. Cuelga cosas en su blog www.oscardominguezgiraldo.com y en @kikirikioscar. Actualmente, el pensionado Domínguez colabora con algunas publicaciones.

Reconoce
un déficit espiritual: no conoció a sus abuelos. Trata de superar ese vacío ennieteciendo con todos los juguetes. "Abuelo
que no dé lora, no sirve", pontificó Don Otto, en una ocasión invitó a dos de sus nietas, Luisa y Daniela, a vivir con él. Lo aman a distancia, via
Skype, desde Suecia, María Adelaida y Pedro Alejandro.

Su
taita le inoculó el virus de la política. La madre, parienta de Barba Jacob, le
regaló la literatura. A estos dos maestros
se sumarían después López Pumarejo, Lleras Camargo y Lleras Restrepo que
se lo peleaban para que les respirara en la nuca con sus luces. Otro ex, López
Michelsen", lo graduó de "Belisario negro". Los oradores y pensadores
grecocaldenses le encimaron sustantivos, adjetivos y verbos que enriquecen su
prosa de lúcido ensayista, su género preferido para interpretar el mundo.

"Del
primer apellido recibí el sentido de los deberes públicos y sociales. Del
segundo, cierto sonreído humor y la devoción por la cultura", me dijo en su sancta
sanctórum de Colpatria, desde donde contempla, té Lipton en mano, el cerro de
Monserrate.

Papá
Olimpo, en cuya maleta de viajero llegaban libros y más libros, muchos de ellos
felizmente satanizados (y promocionados) por el Índice pontificio de los prohibidos, le sugirió cuidarse de tres achaques
mortales: el juego, la minería y la empleomanía.

No
se ríe, se carcajea de una vez. Es su forma
de notificar "urbi et orbi" que ha sido feliz con la vida que le figuró en su
libreto, que repetiría al pie de la letra. "No tengo quejas de la ternura",
notifica a manera de resumen de su viaje a Ítaca.

Todos
los días llega a su oficina con arrestos de primíparo, como si tuviera
embolatado el almuerzo. O como si estrenara título de abogado de la Universidad Pontifica
Bolivariana, de Medellín.

Antes de salir a sudar plusvalía, ha
practicado en casa, al amparo de un árbol centenario que crece desde los
tiempos de Murillo Toro, la disciplina de leer en el periódico lo ocurrido hace
50 o 25 años. Con frecuencia se encuentra entre los protagonistas de esa
historia sobre la que ha escrito ensayos mil en su Olivetti Lettera 22,
personaje central en su desordenada biblioteca. "El desorden de una biblioteca,
nace de su uso. Las otras, están bien clasificadas, porque no hay zozobras
mentales".

Le
dedica una pequeña oda al árbol-vigía: "El inmenso árbol que custodia mi casa,
canta con el viento. Es una melodía dulce que me revive, a cada minuto, cómo es
el milagro de la tierra".
otto morales 001

En
sus lecturas matinales incluye los avisos funerarios del periódico. Esa extraña
gimnasia cotidiana que le garantiza cierta forma de inmortalidad, la comparte
con García Márquez y Belisario Betancur, con quien no tiene intereses sino
secretos, como se estila entre amigos.

Esa
complicidad lo llevó a cargarle la maleta en su gobierno, como asesor de paz.
Los enemigos agazapados de ella ("son los que la gente no piensa", ha dicho siempre
en forma evasiva) lo obligaron a tirar la toalla y a volver a los códigos, la
lectura y la escritura.

De
ese hábito de leer obituarios nació el mote de "mi fúnebre amigo" que le afrijoló
Betancur, su antípoda ideológico, y cómplice de audacias estudiantiles,
políticas y otras más terrestres, vividas en el anillo etílico-erótico del Medellín de sus años tiernos: Lovaina,
Guayaquil e intermedias.

Muchas
virginidades ilustres y anónimas quedaron allí. El escultor Rodrigo Arenas
Betancur quien le hizo un busto que no pudo sacar de la Biblioteca Piloto,
de Medellín, y le regaló un Cristo-escultura, completaba la troika. Mientras
sus amigos bebían y fumaban, él practicaba una activa bohemia con gaseosa.

A
Don Otto, como le dicen sus colegas de las Academias, no lo preocupa la muerte
"porque amo la eternidad". Confiesa que debe su eterna juventud ("juventud
acumulada", en palabras del mosquetero mayor, Jaime Posada), a que "nunca
pienso en la muerte". Ni en su epitafio: "No lo tengo. Sueño en la eternidad".

A
su cómodo despacho llega despacio y con buena letra, a bordo de su trinidad
bendita sartorial: sombrero Barbisio, paraguas y chaleco. Así lo retrató Moreno
Clavijo en certera caricatura. Con ese terno sale a caminar los domingos en la
ciclovía. "¿Señor, donde compró esa sudadera?", se mofaron una vez sorprendidos
marchantes.

Ese
exótico terno para un vástago de Ríosucio, lo graduó de bogoteño.
Sin renunciar al rótulo de provinciano.

En
su refugio de abogado, manda a su gente con ternura de abuelo. Llega y de una empieza
a mirar papeles, monitoreado por el busto que le hizo el maestro César Gustavo
García.

De
pronto le implora a su secretaria pastusa, una todera ejemplar: "Rocío, por
favor, llámeme al doctor Olimpo". Se refiere a su hijo y colega abogado,
curador del Museo que lleva el nombre de su ilustre taita. Olimpo comparte
tareas en el Museo con su hermana la antropóloga Adela. Daniel, el tercer hijo
del dueto Otto-Livia, su fallecida musa, madrugó a confundirse con la eternidad
en París un día que Dios tomó compensatorio. "He sido feliz con mis hijos y mis
nietos. Ambos enriquecen mi vida. Me dan más de lo que les entrego".

Desde
que se conoce, se agacha y se le cae un libro. "No se me cae un libro sino una
multitud: los que compro y los que escribo". Disfruta más buscando un adjetivo
que destapando la mejor campaña.
Hace
tiempos, el prolífico abuelo pasó del centenar de libros. Cuarenta más hacen fila.

Al
hombre que escribe y discursea desde los 13 años, siempre le quedará faltando
un libro por escribir: "Mis memorias de la infancia que fue dulce y alegre". La
obra podría llamarse la alegría de
vivir. Y de servir. A su edad, sigue
esperando la llegada de la vejez, a la que no le teme. "Hay miedo cuando no se
sabe qué hacer...".

 

Efeméride: Otto Morales, yupi a los 93 enviado a Aurora Boreal® por Óscar Domínguez Giraldo. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Óscar Domínguez Giraldo. Foto de Óscar Domínguez Giraldo © Óscar Domínguez Giraldo. Este contenido ha sido publicado originalmente en www.oscardominguezgiraldo.com  . Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido.  Gracias por respetar los derechos de autor y la propiedad intelectual. www.auroraboreal.net . En la foto de odg, Don Otto en compañía de sus paisanos, la poeta Marujita Viera y el historiador J. Gutiérrez.

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