Literatura
Un 18 de diciembre esperaba en el aeropuerto Charles de Gaulle para tomar un jumbo rumbo a Bogotá. Por delante me restaban doce horas de vuelo, si todo salía bien hasta Maiquetía, donde el lechero de la compañía aérea Avinunca normalmente hace su tercera escala técnica: París, Madrid, Caracas para finalmente llegar a Bogotá, la tan afamada Atenas Suramericana. Aquel era un diciembre helado. El vuelo original estaba programado para las ocho de la noche pero como siempre, Avinunca informa que una falla técnica ha demorado la salida hasta las once de la noche. Finalmente nos hacen pasar a una sala de abordaje donde nos tienen un par de horas encerrados. Definitivamente todos los pasajeros vamos para Colombia. En especial ellas, cargadas de paquetes, con chaquetas exageradas para el frío. Somos trescientos cincuenta viajeros en una sala pequeña, obligadamente tocándonos los humores con ese hablado tan colombiano, que hace tanto no escuchaba. Es algo así como ya haber vuelto. Los acentos son de todas las regiones de Colombia. Reconozco muchos: de Cali, de Medellín, de la Costa. Identifico a unas bogotanas con su hablado tosco y pedante pero claro, bien vocalizado.
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- Por Guillermo Camacho
El hombre que anudaba estrellas y palabras
Jorge Eduardo Eielson (1924-2006) falleció a los 82 años el 8 de marzo del 2006 en Italia, en la ciudad de Milán, en donde residía desde hacía varios decenios.
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- Por Martha Canfield
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- Por Nathalie Kasselis-Smith / Stella Moreno
BENDITA INCERTIDUMBRE
Ven, camina conmigo
Por un sendero nuevo,
Sin equipaje ni recuerdos.
Que solo nos mantenga vivos,
La aventura, la emoción,
El asombro y el misterio
Caminemos siempre
Sin un rumbo fijo,
Que todo cuanto soñemos
Constituya nuestro universo.
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- Por Madalina Henríquez
Resumen:
Vivir para contarla (2002), autobiografía de García Márquez, representa una laberíntica explicación, por parte del autor, de tanto de la relación entre su producción estética y periodística como de la relación entre la literatura y la historia del continente latinoamericano. El artículo explora las formas de memoria así como la figura del autor que emerge de la obra.
Dentro de la producción de Gabriel García Márquez, su autobiografía, Vivir para contarla (2002), es una obra que se corresponde con esa faceta testimonial de su escritura de la cual no sólo son muestra los gruesos volúmenes en los que se recopilan sus artículos periodísticos sino también obras como Relato de un náufrago o Noticia de un secuestro.
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- Por Julio Hans Casado Jensen
Don Prudencio Albacete Clarós, casado con Doña Hortensia Iriarte Iriarte, padre de tres hijos, un varón y dos mujeres, próspero comerciante de reputación impecable, siempre fue un hombre de costumbres sanas y precisas.
Don Prudencio se levantaba todos los santos días a las cinco de la mañana, hacía sus abluciones y agregaba a sus pijamas y pantuflas una bata corta de seda azul, tras lo cual, armado del periódico local y de una taza humeante de café negro, provistos en el momento oportuno por Domitila, la criada de la familia, se apoltronaba en su sillón de cuero color marrón claro -en el cual nadie
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- Por Manuel Domingo Rojas
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- Por AURORABOREAL