'El sol y la carne' de Camila Charry

sol carne 250El sol y la carne
Camila Charry
Poesía
Ediciones Torremozas
Páginas 54
2015

 

 

 

 

 

 

 

Un epígrafe del poeta judío Jizchak Katzenelson (1886-1944) le bastaría a Camila Charry Noriega para definir y sustentar la poética de este libro: "Quiero verlos a todos, quiero mirarlos, quiero/echar una mirada muda sobre mi pueblo asesinado,/y voy a cantar... Sí... ¡tomo el violín y canto!". Esta declaración es tal vez la mejor respuesta al célebre dictum de Adorno según el cual "escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie". La fortaleza de Katzenelson fue, precisamente, atreverse a cantar en el mismo Auschwitz y tener el coraje de seguir cantado después de muerto. La verdadera barbarie, ahora lo sabemos, es callar por miedo, ceder a la parálisis que imponen los totalitarismos cualquiera sea su bandera. Los poemas de Katzenelson han sabido sobrevivir a su contexto sin olvidarlo porque —y en esto tenía razón Adorno— Auschwitz continúa calentando sus hornos en los cuatro rincones del planeta. Y Colombia dista mucho de ser la excepción. No voy a repetir aquí una historia que tiene más de cien años de terror y soledad, lo que quiero es dejar testimonio de mi lectura de los poemas de Camila Charry que no pueden leerse sin sentir frío en el alma: cada uno de ellos es una herida abierta de la que mana el dolor más acendrado. Pero entiéndase bien, no el dolor personal ante la crueldad de los acontecimientos, tampoco su crónica versificada, sino la encarnación visceral del dolor convertido en el eje de su mirada, en su propia enfermedad. Camila Charry se niega a ser espectadora, pero se niega también a disociar aquello que ve de aquello que siente, ofreciéndonos las más turbadoras alegorías de la violencia que haya leído en la más joven poesía colombiana. Tal ocurre, por ejemplo, en "Anatema", donde un becerro corre tras la corriente que arrastra los cadáveres de unas vacas entre las que intuye a su madre; en "Magdalena", donde tres soldados se divierten intentado desprender la cabeza de un perro que han colgado de una ceiba; o en "Patria", acaso uno de las alegorías más sobrecogedoras de este libro:

 

El niño recoge espigas de sol.

Vuelve sereno y cantando por el campo.

Revienta sobre su cuerpo el fusil del asesino;

lo embiste la noche

vuelan por el aire sus ropas

como banderas de una patria con cualquier nombre.

 

En estos poemas los conflictos personales (las tribulaciones amorosas, la relación con los padres, el vínculo con la escritura) se encuentran tan fuertemente entrelazados con los conflictos sociales que sumergen a la hablante en una despersonalización que, por momentos, parece ahogarla. Y esto, que a primera vista podría parecer una falla, es en realidad su mayor virtud: no hay mayor ofrenda para un poeta que diluir su personalidad en el universo enunciado, por más cruel o incomprensible que pueda parecer. Esta ofrenda, sin embargo, no se hace en nombre de ninguna ideología, tampoco de esa abstracción que llamamos historia: inútil buscar nombres propios entre los asesinos, inútil fechar algún evento, inútil extraer de ellos una lógica que permita entender tanta crueldad y tanto desprecio por la vida humana. Si estos poemas renuncian al sentido es porque aquello de lo que hablan carece de sentido; si estos poemas admiten el misterio y a la belleza es porque el misterio y la belleza todavía son posibles en medio de la barbarie. Porque, aunque saben que la palabra ha muerto, es posible pedirle a Dios que nos proteja de nosotros mismos.

 

Para leer selección de poemas del libro pulse aquí.

 

 

camila charry 251Camila Charry Noriega nació en Bogotá, Colombia. Es profesional en estudios literarios y trabaja como profesora de literatura. Ha publicado los libros Detrás de la bruma, Común presencia editores, Bogotá, Colombia, El día de hoy, Garcín editores, Duitama, Colombia, Otros ojos, Elángel editor, Quito, Ecuador y El sol y la carne, Ediciones Torremozas, Madrid, España. Ha participado en diversos encuentros de poesía en Europa y América. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, rumano.

 

Reseña enviada a Aurora Boreal® por Eduardo Chirinos y Pablo Castro. Publicada en Aurora Boreal® con autorizaciñon de Eduardo Chirinos. Carátula del libro © cortesía de Camila Charry. Foto Camila Charry ® Camila Charry.

 

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