Raúl Brasca - Microficciones

Selección de microrelatos para
Aurora Boreal por el autor

 

Autor de cuentos, microficciones y ensayos. En 1989 fundó, con otros cuatro escritores, la revista Maniático Textual que estuvo en quioscos y librerías hasta 1994. Compiló quince antologías, once de ellas de microficciones, algunas en colaboración con Luis Chitarroni. Su obra ficcional y ensayística fue publicada en antologías, publicaciones académicas, revistas y suplementos literarios de Argentina y numerosos países de América y Europa. En Argentina recibió, entre otros, los premios del Fondo Nacional de las Artes y de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. La Universidad de Carabobo (Venezuela) le otorgó la "Orden de Alejo Zuluoga" que confiere a personalidades de la cultura. Fue ponente y conferencista en congresos internacionales, ha dictado clases magistrales, talleres y seminarios en varias universidades europeas y americanas y se desempeñó como jurado en certámenes literarios nacionales e internacionales. Colaboró con bibliográficas sucesivamente en el suplemento literario del diario La Nación y la revista ADN. Creó las "Jornadas Feriales de Microficción" que coordina y conduce anualmente en la Feria del Libro de Buenos Aires desde 2009. Un jurado internacional le otorgó el "Premio Iberoamericano de Minificción Juan José Arreola" correspondiente a 2017 que organiza la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y el Seminario de Cultura Mexicana.

 

 

LONGEVIDAD

a Luis Chitarroni

No son las parcas quienes cortan el hilo ni es la enfermedad ni la bala lo que mata. Morimos cuando, por puro azar, cumplimos el acto preciso que nos marcó la vida la nacer: derramamos tres lágrimas de nuestro ojo izquierdo mientras del derecho brotan cinco, todo en exactamente cuarenta segundos; o tomamos con el peine justo cien cabellos; o vemos brillar la hoja de acero dos segundos antes de que se hunda en nuestra carne. Pocos son los signados con posibilidades muy remotas. Matusalén murió después de parpadear ocho veces en perfecta sincronía con tres de sus nietos.

 

 

SALMÓNIDOS

a Liliana Heker

Es universalmente reconocido que los salmones concurren a desovar al lugar donde nacieron. Para ello recorren enormes distancias en el mar y luego remontan el río hasta la naciente. Allí depositan sus huevos, en el mismo sitio donde sus padres depositaron los suyos; y también sus abuelos. Me gusta pensar que hay un único lugar en el mundo, bajo las aguas de un río que no conozco, hacia donde concurren todos los salmones de la Tierra en la época de la procreación. Allí Dios depositó el huevo del primer salmón.

 

 

SOLIPSISMO

Avanzo con el auto sumergido en tan espesa niebla que no veo la ruta. Conduzco por intuición del camino pero, inexplicablemente, no me equivoco. Ningún par de faros me cruza desde hace rato y se me ocurre que la ruta existe debajo del coche sólo porque yo creo en ella.
Ahora la niebla comienza a disiparse. Los faros iluminan apenas la ondulante extensión gris que transito. Primero una gaviota y luego un pez volador pasan delante del parabrisas. Sigo creyendo en la ruta. Tengo que poder.

 

 

INSTILACIÓN

a Graciela

Levanta el ánimo. Sólo he dejado en esa caja lo que me pesaba. Pero estoy sentado al piano cuando tus dedos indóciles se fugan con Piazzolla; y en la cocina, evitando que te equivoques con los condimentos; y al volante, ahora que conduces -tan tarde y tan cansada-, de vuelta del trabajo. No te duermas: para todo necesito de tus manos. Y en los sueños que sueñas siempre estoy muriendo.

 

 

TELEQUINESIA

a Juanchi

-Habrá que creer o reventar- le dijo el hombre que salía de la habitación cuando él entraba.
Él terminó de entrar. La mujer esperó que se sentara, cerró los ojos y, con voz cavernosa, llamó a la mesa provenzal que estaba en el primer piso. Moviendo ágilmente las patas, como un perfecto cuadrúpedo amaestrado, la mesa bajó por la escalera.
-Esto es increíble- exclamó él. Y, antes de que pudiera explicarse mejor, reventó.

 

 

CARACOL

Se puso el caracol en el oído y oyó el ruido del mar mientras la tarde espléndida se oscurecía y el aire diáfano se volvía agua. Cuando vio pasar un pez frente a sus ojos pensó que se ahogaría y, rápidamente, separó el caracol de su oreja. La luz volvió y el agua se hizo aire transparente. Aliviado, respiró hondo y se pasó la lengua por los labios húmedos que aún conservaban restos de sal.

 

 

VUELO

La mariposa enamorada del fuego se consumió entre las llamas. El fuego remontó vuelo.

 

 

UNA PERLA

a Victoria

-Describe la perla por la que arriesgarías tu vida allá en lo hondo -le pedí al joven buceador de pulmones de acero.
-No sé como es esa perla -me dijo-, pero puedo describirte la muchacha a quien se la regalaría.

 

 

NO VER PARA CREER

Un selenita se siente dueño del cielo. Pasó la vida escrutándolo y afirma que sus lentes lo penetraron hasta el último confín. Le han explicado que no es así, que cree eso porque nunca quiso salir del lado oculto pero que si pusiera su telescopio en el otro lado descubriría un astro imponente y sigiloso que, además, marca el pulso de sus días. Pero se niega a escuchar y, cuando le insisten, hunde su atención en el anteojo y se obstina en los cuerpos más pálidos y lejanos.

 

 

HERMANOS

Cuando la coexistencia se les hizo insostenible, dos hermanos muy competitivos llegaron a un acuerdo tácito pero inquebrantable: aquello en lo que uno de ellos triunfara quedaría vedado para el otro; eso evitaría toda comparación entre ambos. Más que un alivio, el pacto resultó una condena. En la carrera por apropiarse de los triunfos más gratificantes y las privaciones menos penosas, el que mostró primero ser más inteligente, relegó al otro a la estolidez y los trabajos rudos. Consecuentemente, cuando el bruto aunque apuesto ganó con las mujeres, el intelectual tuvo que inclinarse por los hombres. Pero replicó haciéndose muy rico, con lo que obligó al hermano a equivocarse en los negocios y arruinarse. No previó que tanta miseria haría que su rival deseara morir hasta lograrlo y que con ello le escamotearía el triunfo. Achacoso y cubierto de años, soporta aún la ruina de su cuerpo mientras clama por una muerte prohibida.

 

 

EL SENTIDO DE LA LIBERTAD

La noche en que, ya viejo, se apagó definitivamente su fuego sexual, Sócrates oyó que el bello Alcibíades murmuraba: “Al fin libre”. No se ofendió. Comprendió que la realidad se había equivocado de persona, porque la frase le correspondía. Y tuvo razón: no bien sus labios se la apropiaron, la vulgar expresión de alivio se cargó de noble sentido, de agudeza, de profundidad moral y, lo más importante, de trascendencia.

 

 

POLIMORFISMO

Sentado en la rama del árbol del vecino, el chico miraba con codicia la manzana más madura. Tendió la mano para arrancarla y en el mismo momento recordó el pecado original que acababan de enseñarle en catecismo. Retiró la mano indeciso y buscó la serpiente enroscada en el tronco. No estaba. Son puras mentiras, se dijo y, como tantas otras veces, arrancó la manzana, la lustró frotándola contra la camisa y la mordió. Mientras masticaba, miró distraídamente la fruta mordida. Se paralizó. Escupió espantado lo que tenía en la boca y arrojó lejos el trozo que le quedaba. Había visto un pequeño gusano que emergía de la pulpa. Con el diablo nunca se sabe, pensó.

 

 

LLUVIA

Me persigue la palabra lluvia. Pienso lluvia, una larga caída que dura tiempo humano, como si viajara en tren del cielo a la tierra mirando por la ventanilla el espacio que fuga hacia arriba. Pero desnudo de tren. Sin embargo estoy sereno, lo que sucede me es habitual y nada puedo hacer para evitarlo. Me detiene el techo de un automóvil. Ahí me deslizo, ruedo hacia abajo por la chapa lustrosa y me reúno con otros. Somos un torrente veloz que se escurre entre risas por la cuneta.
Pienso lluvia, mi larga caída, claro. Pero sin quejas.

 

 

AHAB Y LA BALLENA BLANCA

La ballena blanca era un animal resentido por su alba peculiaridad que la segregaba de sus congéneres y la condenaba a deambular sola y rabiosa por los océanos. Algo muy similar le pasaba a Ahab. Pudieron haberse comprendido, pero prefirieron odiarse el uno al otro para distraerse del odio a sí mismos que ambos se profesaban.

 

 

MUJER QUE AMA

Él citó a Canetti, dijo: “la felicidad, ese despreciable objetivo vital de los analfabetos”. Ella se encogió de hombros, lo amaba, admiraba su desapego de todas las formas de consuelo, su obstinación en desmantelar las trampas, su afán por ser en la verdad absoluta. Pero pensaba que la felicidad bien valía el analfabetismo.

 

 

PRURITO

Aunque se hizo amputar la pierna, el terrible prurito seguía: o era ilusorio el prurito o lo era la ausencia de pierna. El prurito tenía una presencia tan feroz que era incuestionable, así que reclamó de inmediato al cirujano que lo había estafado.

 

 

REALIDAD AUSENTE

La vio, en el cajero del banco, cómo embolsaba el dinero, la siguió y cuando pasaron frente a la estación de ferrocarril le arrebató el bolso y subió al tren que ya partía. La jubilada corrió tras él, pero el tren se puso en movimiento sin que pudiera abordarlo. Desde la ventanilla la saludó con la mano y fingió arrojarle el bolso a los pies. Le divertía sumar decepción a la angustia de sus víctimas. Sin embargo, ella se inclinó a recogerlo, lo apretó contra su pecho y su expresión pasó de la desolación a la gratitud. Entre confundido y perplejo, constató que el bolso ya no estaba a su lado y echó una rencorosa mirada en derredor. Los otros pasajeros, todos a la vez, le devolvieron una sonrisa idéntica, mitad burla, mitad complicidad y desaparecieron en lo que dura un parpadeo. Fue más de lo que podía soportar: abandonó atropelladamente el coche que, salvo el bolso sobre el asiento, quedó completamente vacío.

 

 

EL GRAN TEATRO DEL MUNDO

Dos espíritus ociosos se encarnan en humanos para jugar un poco al teatro. Improvisan los parlamentos de sus personajes. El tema es la libertad. Uno, muy serio, sentencia:
-Si somos dueños de nuestra vida, también lo somos de nuestra muerte.
-Exacto, no hay nada más humano que la libertad de matarse– completa el otro.
Consecuentemente, el primero propone:
-Suicidémonos entonces.
En éxtasis libertario, llenos de épica convicción, los dos se pegan un tiro en la sien y caen muertos.
Grave silencio en el teatro del mundo.
Los dos espíritus, ya despojados de su envoltura carnal, están ahora inaudiblemente bulliciosos, como si en lenguaje humano dijéramos: están muertos de risa.

 

 

LA GUERRA SIN FIN

Imagino a los ángeles, arcángeles y todos los coros celestiales armados hasta los dientes. Nada de liras ni trompetas: fusiles y ametralladoras. Los ángeles rasos son los de la guarda. Los otros constituyen la reserva. Gracias a su lucha se ha conservado el desorden celestial durante siglos sin pasar a mayores. Cuando las atribuladas almas intentaron un orden más humano, tronó en el Cielo la voz del Señor. Y en la Tierra, los sutiles balazos divinos dejaron cadáveres llenos de agujeros invisibles.

 

 

raul brasca 376Sobre el autor
Autor de cuentos, microficciones y ensayos. En 1989 fundó, con otros cuatro escritores, la revista Maniático Textual que estuvo en quioscos y librerías hasta 1994. Compiló quince antologías, once de ellas de microficciones, algunas en colaboración con Luis Chitarroni. Su obra ficcional y ensayística fue publicada en antologías, publicaciones académicas, revistas y suplementos literarios de Argentina y numerosos países de América y Europa. En Argentina recibió, entre otros, los premios del Fondo Nacional de las Artes y de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. La Universidad de Carabobo (Venezuela) le otorgó la "Orden de Alejo Zuluoga" que confiere a personalidades de la cultura. Fue ponente y conferencista en congresos internacionales, ha dictado clases magistrales, talleres y seminarios en varias universidades europeas y americanas y se desempeñó como jurado en certámenes literarios nacionales e internacionales. Colaboró con bibliográficas sucesivamente en el suplemento literario del diario La Nación y la revista ADN. Creó las "Jornadas Feriales de Microficción" que coordina y conduce anualmente en la Feria del Libro de Buenos Aires desde 2009. Un jurado internacional le otorgó el "Premio Iberoamericano de Minificción Juan José Arreola" correspondiente a 2017 que organiza la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y el Seminario de Cultura Mexicana.

 

Selección de microrelatos por Raúl Brasca. Material enviado a Aurora Boreal® por Raúl Brasca. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Raúl Brasca. Fotografía de Raúl Brasca © Raúl Brasca.

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