Las cuitas de Carlota

las_cuitas_003HELENA ARAÚJO

Las Cuitas de Carlota.

Biblioteca íntima.

March Editor, Barcelona, 2003

155 páginas que se devoran en

un santiamén. Estilo ágil, agradablemente narrativo, es la señora bogotana quien está contando sus verdaderas cuitas, que son realmente tragedias, aunque muchas veces estén teñidas con el más sutil humor bogotano.
Helena Araújo, profesora de Universidad en Lausana, Suiza; investigadora infatigable de la literatura femenina, se deja ahora venir con una novela encantadora, que seguramente va a sacar ampolla en la rancia sociedad bogotana que no ha cambiado en nada durante este lapso de medio siglo o más en que la trama se desarrolla: la misma vida ociosa, los mismos lugares de reunión, las lenguas desatadas y las miradas curiosas que escudriñan a quien trata de salirse de los moldes que han sido acuñados por la tradición cachaca durante tantas generaciones.

Gloria Serpa-Flórez de Kolbe. Autora de nueve obras. Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua. La carrera literaria de la escritora Gloria Serpa-Flórez de Kolbe abarca cincuenta años de producción y publicación en libros individuales, tomos colectivos de Historia de la Literatura, revistas culturales y suplementos literarios de diarios colombianos y alemanes. Experta en el estudio y difusión de la obra del poeta romántico Julio Flórez, coronado en 1923 como Poeta Nacional ha publicado una Trilogía de estudios sobre este poeta colombiano. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia de Historia de Santander, Colombia, a partir de 2004, con la cual colabora por medio de conferencias e investigaciones históricas orientadas especialmente hacia el tema de la mujer. Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua desde 2008. Sus columnas periodísticas publicadas desde 1951, han sido básicamente dedicadas a la crítica social. A partir de 1972 el diario "El Tiempo" de Bogotá instituyó su columna El Tejido de Penélope en la cual obtuvieron resonancia sus diatribas en contra de las diferencias flagrantes de las estructuras de nuestra sociedad ultra colonialista. Desde hace treinta años se ha dedicado ininterrumpidamente a hacer conocer la literatura lírica colombiana en Conferencias y Lecturas en España, Colombia y Alemania. Ha trabajado activamente en presentar a los poetas contemporáneos en persona.gloria_serpa_002Es valiente nuestra escritora colombo-suiza. Con alegre desenfado, describe situaciones aberrantes de esas primeras noches de las lunas de miel de nuestras épocas en que las novias vírgenes mirábamos como espectadoras pasivas aterradas lo que nos iba a suceder, sin haber tenido ni la más mínima idea, ni educación, ni aviso que nos pusiera al tanto de la agresividad de la fisiología masculina. El macho, el macho colombiano, el macho bogotano. El "indio comido, indio ido" del chiste que trae a cuento Helena con tanta gracia y en el momento más oportuno. O el hombre oportunista que no solamente considera a la mujer como su utensilio sexual sino que además la explota como trabajadora no remunerada ni sentimental ni económicamente, para su propio beneficio. Esos son los tipos literarios con que Helena trajina en este estupendo libro.
En ocasiones pensamos que seguramente Helena siente la nostalgia del desterrado. Cuando su protagonista corre enjaulada entre su auto de su casa en el Chicó al consultorio de su psicoanalista, o cuando desde el parqueadero donde la ha dejado su Celestina, camina por el centro de la ciudad a la cita clandestina con su amante, Helena parece que estuviera reviviendo esas calles todavía pobladas con las mismas acacias mimosas sembradas en épocas del presidente Santos para la celebración del IV Centenario de la ciudad de Bogotá, que en estas épocas ya se han derrumbado carcomidas por el tiempo y la falta de raíces. Las casas estilo californiano o estilo inglés o estilo cualquiera porque somos, hemos sido y seremos siempre colonialistas. Los barrios elegantes, el tejido socio-económico de los poderosos de otrora, puesto que ahora son otros los poderosos que están invadiendo esos mismos barrios, clubes y sitios de diversión.
De su garrote literario nadie se salva, ni los políticos colombianos de turno, ni siquiera la Curia Metropolitana, celosa salvaguardiana de un Concordato que ha mantenido a raya a la sociedad colombiana en contra de la disolución del indisoluble matrimonio católico durante toda la historia del país. Ni aún las instituciones políticas, no sólo de Colombia sino de la impoluta Confederación Helvética "en sus persecuciones a refugiados políticos, actos de inmoralidad administrativa e incorrección bancaria".
Siempre hemos admirado al Yo de Helena, productivo, positivo, que nos ha traído tantas respuestas y tanto linimento a nuestras llagas antiguas que teníamos olvidadas y que al leer este libro con entusiasmo, volvimos a sacar del cajón de los recuerdos.

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