Fernando R. Mansilla (Lima, Perú, 1979) cursó estudios de literatura en Perú y el postgrado en filología en España. En la actualidad reside en Estados Unidos, donde ha sido profesor en la Universidad de Carolina del Norte y actualmente en Hobart and William Smith Colleges, en el estado de Nueva York. Entre 2000 y 2001, obtuvo menciones honrosas y segundos puestos en algunos concursos universitarios de relato en su país natal. En años más recientes, se dedicó a la investigación en sus áreas de interés académico. Así, ha publicado dos guías de lectura para estudiantes de bachillerato (sobre Mario Vargas Llosa y sobre el Lazarillo de Tormes), además de artículos y reseñas sobre literatura del Siglo de Oro, colonial e hispanoamericana contemporánea en revistas especializadas. Luego de casi diez años, ha retomado la escritura creativa. Gabinete veneciano es su primera novela.
Cuando me enteré de que el profesor Octavio Espina dejaba la universidad para irse del país no me sorprendió del todo la noticia. Lo supe dos semanas después de concluidas las clases. Había ido a ver si ya estaban las notas publicadas en la facultad. Espina se lo había mencionado a un compañero que fue a buscarlo para que le dirigiera la tesis. Realmente no llegué a conocerlo más allá de las clases, pero tuve la impresión de que no se sentía del todo cómodo en el puesto. Recuerdo que, un semestre antes, el viejo profesor Converso nos había recomendado matricularnos en el curso de Espina, cuyo sílabo estaba disponible en la secretaría. El curso, para estudiantes de último año, se llamaba El legado veneciano en la España del Barroco. La gente se entusiasmó, ya que si bien un curso de arte europeo aparecía como obligatorio en el programa de estudios, no se había abierto un curso así en muchos años, dado que no había especialista. El profesor Espina había venido para ocuparse de la cátedra de Arte del Renacimiento y Barroco. Decían que Converso lo repatrió. Por eso, saber que Espina se marchaba, tras solo un curso, fue una noticia intrigante. ¿A dónde volvería? ¿A España o a Italia? Espina decía que España, donde había investigado al lado de Jonathan Brown, era nuestra madre e Italia nuestra maestra...
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