'La carta del futuro' - Luis Fayad

La carta del futuro

© Luis Fayad
© Editorial Aurora Boreal® ebook
Nouvelle
ISBN 978-87-970038-3-1
Páginas 51
2017

Diseño de la colección Leo Larsen
Dirección editorial Guillermo Camacho
Fotografía cubierta © Lorenzo Hernández

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Síntesis
Dentro de la trayectoria narrativa de Luis Fayad, La carta del futuro, relato largo publicado en 1993 por la editorial de la Universidad de Antioquia, y reeditado por Arango Editores y ahora por Editorial Aurora Boreal®, no sólo representa una conciencia decantada del oficio narrativo del autor, sino una reformulación de sus referentes predilectos; Luis Fayad, después de afinar la elaboración de efectos concentrados, característica del relato clásico -Una lección de la vida-, y de transitar por la órbita acumulativa de elementos, característica de la novela -Los parientes de Ester o Compañeros de viaje-, desafía criterios canónicos de los géneros narrativos al decidirse por la “nouvelle“, en tanto forma fronteriza entre la novela y el cuento, opción narrativa que le permite determinadas ampliaciones espacio-temporales, sin debilitar la contundencia expresiva o la concentración semántica. Más que focalizar el acelerado movimiento urbano de Bogotá, como sucede en muchos de los cuentos y en las novelas de Luis Fayad, en La carta del futuro se explora la relación dialéctica ciudad-campo, con el objeto de representar los complejos procesos culturales que le son inherentes, los cuales incluyen convivencia asimétrica de lenguajes, contraposición de discursos, reconocimiento de diferencias y elaboración de imaginarios, que continuamente recrean la ciudad, con sedimentos del ámbito rural y viceversa. La estructura narrativa de La carta del futuro, comunica a Bogotá y al entorno rural mediante el clásico motivo literario de las cartas; las veintiséis secuencias que la constituyen, se articulan a partir de una concentración episódica que, alternada con esquemas retrospectivos, enmarca el motivo central de la nouvelle: la carta con mensaje adicional que Acacia desde el campo, envía a su hermana Inmaculada, establecida en Bogotá como empleada doméstica; de manera significativa, la primera secuencia es continuación ampliada de la última, y el narrador se cuida de precisar la temporalidad de cada una de ellas, para reiterar los elementos definidores de la realidad representada: la despedida de madre e hijas en la vereda, cuando éstas se marchan a la capital; el trayecto en mula con el padre; la llegada a la estación de buses del pueblo; el lento aprendizaje de lectoescritura de Acacia y su inquebrantable deseo de viajar a Bogotá, expresado en las cartas que envía desde la vereda. A su vez, el efecto de rapidez percibido por el lector, se refuerza por el uso de un lenguaje austero, diálogos funcionales y economía en la distribución de referentes.
carta futuro 250Las cartas que escribe y lee Acacia, tienden puentes entre oralidad rural y conciencia citadina de escritura, quizá como una manera de percibir bordes poco conocidos del proceso de modernización de Bogotá. En efecto, mientras Inmaculada y Julia en la capital, y sus familias en la vereda, oyen y verbalizan la ciudad, Doña Graciela y la señora Morelos la escriben, al tiempo que leen la pronvincia. En este sentido, Acacia representa la transición entre una y otra cultura, porque sabe leer y escribir, competencias que todos mitifican y desean para sí, pues en su práctica radica la posibilidad de aumentar el conocimiento y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, el poder de la letra escrita no desplaza el valor de la oralidad provinciana; precisamente por mediación de la señora Morelos, Inmaculada recuerda la vereda y verbaliza los paseos al río, los juegos con sus hermanos, las faenas de recolección o la compra de víveres en la tienda del pueblo; al escucharla, Julia siente que su lenguaje ha perdido fuerza, desea que Inmaculada permanezca en Bogotá y reemplaza el desconocimiento que la ciudad tiene del campo, recurriendo a un discurso oral, cuya fuerza reconstructiva fascina a los niños citadinos.
En fin, la firme decisión de viajar a Bogotá que estimula las acciones de Acacia, se enmarca dentro de una relación armónica ciudad-campo; la primera está focalizada desde los vínculos familiares en un barrio amable de la capital, donde el campesino es bien recibido y se valora su identidad; el segundo, se idealiza al poblarlo de habitantes dispuestos, primorosamente vestidos, ingenuos, prudentes y poseedores de un lenguaje auténtico. Esta coexistencia parece constituirse en mediación simbólica de la asimetría cultural que Luis Fayad percibe en la modernización de Bogotá, y puede también leerse, como forma de compensación ante la ausencia de un discurso urbano, capaz de asumir de manera positiva la persistencia de subculturas campesinas al interior de los tejidos sociales.

CRISTO RAFAEL FIGUEROA SÁNCHEZ

 


luis fayad 350Luis Fayad
Colombia, 1945. Periodista, cuentista, novelista y ensayista, cuya obra fue bien comentada por el crítico literario uruguayo Ángel Rama. Ha vivido por muchos años en países europeos y, particularmente, en Berlín, donde reside. Es autor de la célebre novela Los Parientes de Ester (1978), y entre sus múltiples publicaciones se encuentran sus novelas Compañeros de viaje (1991), La Caída de los Puntos Cardinales (2000), Testamento de un hombre de negocios (2004), Regresos (2014) y los libros de relatos: La carta del futuro (1993, 2017 por Editorial Aurora Boreal®), El regreso de los ecos (1993) y Un espejo después (1995, 2003, 2010 y en 2014 por Editorial Aurora Boreal®).

Foto Luis Fayad © Daniel Mordzinsky.

 

 

 

 
 

 

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