Invitado Especial
María Mariotti-Luy Librería El Cóndor Zurich. Para un amante de la literatura latinoamericana que se encuentre de paso por la ciudad de Zürich, será una experiencia
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- Por Edimca
En Barranquilla –donde las apariencias indican que no se lee, y hay tres librerías en las que Faulkner se agota en 48 horas– Álvaro Cepeda Samudio, un muchacho de 27 años que por lo menos ha pasado diez en los salones de cine y otros diez en los bares acaba de publicar un libro de cuentos colombianos vividos en Nueva York. Hay algo estrafalario en todo eso, como en la misma persona del autor, que tiene –y él lo sabe, tal vez demasiado– cierto aire de chófer de camión y al mismo tiempo de contrabandista de sueños. Todos estábamos a la espera, se llama el libro, ilustrado con unos extraordinarios dibujos de Cecilia Porras, quien parece haber desentrañado a cada cuento su recóndita esencia autobiográfica, y ha llenado la edición con retratos de Álvaro Cepeda Samudio vestido de payaso, vestido de estudiante de Columbia, vestido de hombre común y corriente. Álvaro Cepeda Samudio vestido de casi todo lo que él ha sido o ha querido ser en la vida.
No ha sido fácil publicar este libro. Quienes conocen a Álvaro Cepeda Samudio apenas superficialmente no entienden cómo hace para escribir sus cuentos. Aunque en alguna parte del mundo haya vivido más de dos años consecutivos, Álvaro Cepeda Samudio no ha permanecido quieto más de una hora en toda su vida. Sus cuentos serían explicables si se demostrara que los ha ido escribiendo de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, en las paredes, en las mesas, detrás de las puertas. Uno no puede entender que un día se haya sentado frente a una máquina y hubiera escrito y luego corregido y por fin puesto en su forma definitiva una cosa tan hermosa y lograda como “Hoy decidí vestirme de payaso”. Pero el caso es que lo ha escrito –y ocho cuentos más– con el mismo cuidado con que ha leído, sin que nadie entienda cómo ni cuándo, a Saroyan y a Faulkner, a Joyce y a Hemingway, y a todo Pío Baroja y Arturo Barea y Benito Pérez Galdós, y a otros muchos escritores heterogéneos, algunos de los cuales tan extraños que parecen inventados por él mismo.
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- Por Gabriel Garcia Márquez
Hola, hoy les voy a hablar sobre la belleza y el cabello.
Quería compartir con ustedes mi acondicionador para cabello favorito, el cual estoy usando en este momento. Se llama Macadamia Oil Deep Hair Repair Masque. Nunca antes había estado tan satisfecha con un acondicionador hasta que probé este producto.
Este producto deja mi pelo muy brillante y suave. Después de utilizar este producto, parece que mi pelo se ha moldeado con una plancha. Otra cosa que me encanta de este producto es su olor increíble. Las instrucciones aconsejan el uso del producto una a dos veces a la semana. Yo prefiero dos veces. Después de lavar el cabello, hay que peinarlo suavemente para obtener una fácil aplicación del producto. Una vez que has cepillado suvamente tu pelo, aplica una cantidad de acondicionador (poca cantidad es suficiente) sobre el pelo. Luego colócate un gorro de ducha en la cabeza. Yo lo dejo actuar de siete a diez minutos antes de enjuaguarlo con agua fría. El producto funciona mejor con agua fría porque el agua fría, en general, es mejor para el aclarado del cabello, ya que promueve brillo y elimina el frizz.
A próposito yo compré mi Macadamia Oil Deep Hair Repair Masque vía Amazon.
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- Por Catalina Stack
Se suele definir o reconocer al verdadero bilingüe por poseer una competencia igual en dos lenguas habladas, leídas y escritas con el mismo grado de perfección. Los profesores de traducción (sobre todo en una ciudad tan internacional como es Ginebra) tenemos conciencia de que los bilingües en el sentido que hemos definido no abundan: muchas
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- Por Américo Ferrari
Chaqueta... bella chaqueta...
Me encantó esta chaqueta que le vi a una chica que se sentó a mi lado en Buzz Bakery. Gran detalle en la parte de atrás y me encanta la franja en la parte inferior.
La chaqueta es de Zara.
¡Prece que puede necesitar en la cabeza a Zara pronto!
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- Por Catalina Stack
Los ríos secretos (que convergen en mí)
"La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo..." releyó el joven y se dijo, no sin cierta vanidad, que no estaba mal. Sentado en aquella tasca donde se reúne con sus compinches ultraístas, recitan versos de memoria, discuten de filosofía, también de los libros que leen, mira al cielo y ve un pájaro pasar. De pronto, alguien le toma del hombro. Es Gómez de la Serna, quien lo enajena de sus reflexiones con un par de esas ocurrencias que ha bautizado con el nombre de greguerías. Ambos, el joven y el hombre, conversan y ríen. Antes de irse, el joven recuerda la hoja escrita con aquella línea, pero Gómez de la Serna ya lo toma del brazo y lo empuja por la calle, directo al olvido. El viento sopla y empuja la hoja, que vuela antes de caer en el río.
Pasan los años - ya se sabe que la memoria es porosa para el olvido - y el joven ha regresado a su ilegible patria, se ha convertido en un hombre que publicó cuentos y poemas de exagerado recibimiento, según piensa él. Aquella tarde, el hombre mira a través de la ventana antes de sentarse a escribir. Un pájaro vuela por los techos de Buenos Aires. Abajo, otro río corre sus aguas idénticas. No sabe por qué pero al verlo se emociona como un joven. Entonces, se sienta a escribir y la pluma, como si tuviera vida, se agita sobre la hoja: "La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió...".
Curioso, piensa, juraría que este cuento ya lo escribí antes.
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- Por Félix Terrones
El 17 de diciembre del 2008 nos encontramos en Ginebra con Rodrigo Díaz Pino, propietario de la Librería Albatros en esta ciudad de la Suiza Francesa. Rodrigo nos recibió en
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- Por AURORABOREAL
Aquí el liminar que acompaña el texto de García Márquez como introducción al volumen de 800 páginas de la edición crítica publicada como n° 66 de la prestigiosa Coplección-Archivos Unesco- CRLA, Nueva serie.
No lo que pudo ser,
es lo que fue:
Y lo que fue está muerto.
Octavio Paz
De y sobre Álvaro Cepeda Samudio, en Colombia, muchos opinan y nadie lee. Los más, buena parte de la corporación de la crítica incluida, al caer en la trampa del facilismo, al loarlo o denostarlo, no van más allá de propiciar la mistificación y la leyenda del “escritor malogrado que desperdició su talento”, sin haberlo leído por supuesto. A rebatirlo, la presente edición que demuestra cómo una novela y dos libros de cuentos de la categoría de los publicados por Cepeda Samudio justifican su existencia para la historia de la literatura, como sucede también con Macedonio Fernández, Fernando Pessoa, Felisberto Hernández, Pablo Palacio y Juan Rulfo, escritores todos del más alto rango, para usar ejemplos sólo del ámbito iberoamericano del siglo XX.
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- Por Fabio Rodríguez Amaya
Esta temporada es la sexta vez que se presenta la Semana de la Moda de Nueva York en el Lincoln Center. A pesar de las bajas temperaturas, estuve junto con otros muchos conocedores de la moda capturando toda la emoción y la vanguardia de la moda que se puede ver desde la calle a la pasarela.
Algunas de las tendencias claves que observé: jerseys de punto y de tallas grandes combinarse con vaqueros tipo skinny fit, abrigos de piel, largos y cortos, faldas maxi estilo años setenta y una variedad de vestidos con impresos. Otra tendencia importante: obrecarga de accesorios, incluyendo todo, desde bolsos de colores audaces a las gafas de gran tamaño, sombreros de punto, y sombreros con bellos impresos.
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- Por Catalina Stack
Le moulin à café d'Honoré
Lo recuerdo como si fuera ayer. Aquel día llegamos a Saché muy temprano. Como éramos los primeros, recorrimos el castillo de abajo a arriba con morosa delectación. Cuando lo vi, en la recámara donde el gigante francés trabajaba, tuve la idea. Robaría el molino de café con el que Honoré de Balzac se preparaba sus febriles y creativas tazas, lo utilizaría para inspirarme en los libros que todavía no había escrito. Mi idea funcionó de inmediato pues, conforme me tomaba más tazas de café, tenía la sensación de alejarme de esa seca rutina de días sin una palabra o llenas de borrones. Al contrario, poseído por un impulso desconocido, alineé mis palabras que se hicieron legión de cuentos y novelas. Muchos años después, cansado de los honores, las traducciones y la celebridad, decidí vender el dichoso molino, sin temor a que alguien me reconociera como el ladrón. Por eso, no me sorprendió cuando me llamaron de la casa de subastas. Imaginé que, buscando verificar la autenticidad del objeto, se habían puesto en contacto con los administradores del castillo de Saché, qué más daba. Pero en lugar de incriminarme por mi robo juvenil me increparon el haber intentado estafarlos. Para más sonrojo, me señalaron uno de los bordes del molinillo, donde un infame "Made in China" delataba la sustitución.
De Honoré de Balzac solo nos queda el nombre.
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- Por Félix Terrones
El escritor y editor hace una denuncia sobre el silencio mundial frente a este grave crimen.
El encuentro entre Oriente y Occidente, entre musulmanes y cristianos en la historia y la cultura, ha sido un tema recurrente en las novelas de Orhan Pamuk, el escritor turco, a quien, por haber encontrado en su obra "nuevas imágenes espirituales (símbolos) para el choque y el cruce entre las culturas", y los problemas experimentados por el hombre en la búsqueda de su identidad, la Academia sueca le concedió el Premio Nobel en 2006.
La política en su país, dividido entre islamistas radicales y moderados, es otro de los temas de sus libros, que trata desde una posición independiente: "Un millón de armenios y 30.000 kurdos han sido asesinados en estas tierras, pero nadie se ha atrevido a hablar", dijo en febrero de 2006 a un periódico suizo.
Esta declaración fue recibida con muestras de hostilidad en los medios nacionalistas y le costó un proceso judicial, del que finalmente salió indemne por la solidaridad internacional que recibió de notables escritores, como Saramago y Günther Grass, y por la presión europea sobre el gobierno turco.
Sin embargo, tuvo que soportar los insultos y la acusación de "traidor a la patria", que le proferían los grupos extremistas cuando se presentaba a los juzgados de Nisantasi.
En contraste, la defensa de los derechos humanos y la condena del terrorismo le han dado prestigio internacional.
Pero no solo Pamuk ha sido perseguido por el delito de opinión. El diario El País de Madrid se ha referido a la persecución de los intelectuales a propósito de la existencia de 185 causas judiciales contra escritores y profesores.
Atila Yaila, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Ankara, fue despedido por haberse pronunciado públicamente contra Mustafá Kemal Ataturk, fundador de la Turquía moderna y autor de la supresión del alfabeto árabe de la lengua turca para reemplazarlo por el latino.
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- Por Édgar Bastidas Urresti
Candela Otoño / Invierno 2013
El jueves 7 de febrero, en la Caja del Lincoln Center, tuve la oportunidad de ver la colección Candela Otoño/ Invierno 2013 (Candela Fall/Winter 2013 collection). Como blogger de moda esta fue una gran oportunidad y un privilegio para mi el poder ver la colección de una talentosa diseñadora suramericana.
La diseñadora uruguaya Gabriela Perezutti presentó una colección maravillosamente excepcional para el próximo otoño: una colección con elementos románticos, inspirados en los años veinte que incluían vestidos con aletas de lentejuelas y faldas con flecos. La colección también tenía inspiraciones tipo época victoriana, como los vestidos largos, sedosos y las faldas llenas de encaje de longitud y botines. Esta década romántica también incorporó piezas con influencias tradicionales gauchas, como chaquetas de gamuza, botas de montar color coñac y camisetas bordadas con motivos de pájaros. La colección también tenía un toque moderno con piezas de cuero y chaquetas inspiradas en el estilo biker.
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- Por Catalina Stack
Rue Hamelin, n° 44
Aquel señor maniático con los ojos inyectados y la respiración rauca, drogado con veronal, exhala su último respiro antes siquiera de que le midan otra vez el pulso. A su alrededor, quienes asisten al espectáculo se rascan la cabeza, carraspean, intercambian miradas. Alguien llora en un rincón. Es su fiel sirvienta, quien no lo dejó un instante durante sus últimas horas, quien siempre lo acompañó pese a sus excentricidades y sus exigencias. Detrás deja numerosas deudas, algunos amantes en flor, unos cuantos amigos y, sobre todo, una multitud de papeles garabateados por todas partes, pegados y después desgarrados, cuadernos negros a los que consagró sus últimos años. Algunas horas después, un cortejo somero sale por la puerta del edificio, encabezado por su hermano Robert, médico como su padre. De lejos, bajo la luz de las farolas, parecen gusanitos arrastrándose contra la tierra húmeda, solitaria, cargada de memoria. En la habitación mortuoria, solamente queda Céleste, ese es el nombre la sirvienta, quien entre sollozos le dice al cadáver que no se muera, le queda un poco más por escribir y también por corregir. Está obscuro, la lámpara apenas ilumina el rostro del fallecido, su barba de varios días, sus párpados ojerosos, en medio del resplandor vacilante, ese globo de luz desprovisto de palabras, tenebroso en su silencio.
Nadie, ni siquiera la sirvienta, lo sabe. Esa noche obscura ha nacido un inmortal.
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- Por Félix Terrones