ATAVISMOS
Sigues atávicos métodos
tradicionales,
heredados de madre a hija por siglos,
y desconfías de modernos
avances.
Nada de vidrio, hielo,
metales
o envases al vacío.
Para conservar
mi corazón, de amor herido,
tú prefieres la sal.
INDOCILIDAD DEL SUEÑO
Quiero soñar con otras y apareces tú
MAPA
Ese mapa que me diste
de tu corazón
es como uno de esos mapas turísticos:
todo lo hermoso
está cerca
y las calles son cortas
y las rutas diáfanas.
Pero luego
las distancias no corresponden
hay calles que no están señaladas
y los caminos son complejos
e intrincados.
Y ya es muy tarde, porque me he adentrado
en la ciudad, y no hay vuelta
atrás.
Tus ojos miran muy lejos
y ya no me sirven de referencia.
Me he perdido
irremisiblemente.
ELEGANTE COMO UN VAMPIRO
Comerme tu corazón
Que mi cuerpo sea tu cuerpo
Que tu sangre sea mi sangre
¿Qué otra cosa puede importar?
COMO UN LIBRO
Perdido,
abandonado entre filas extrañas,
rehén de congéneres fortuitos que entienden otro idioma,
víctima del azar de un bibliotecario burlón
o una mano inexperta,
solo y soslayado,
hasta que alguien me encuentre.
CONQUISTA
Mis ojos y mi boca recorren tu cuerpo como ejército de insectos.
Pierden pie en el mercurio de tu piel, se levantan
vadean hoyuelos persiguen atajos
caen en las trampas móviles que tiendes
clavan banderas de amor y de deseo
en las cotas vencidas
almacenan pedazos de tu calor para pasar el invierno
anegan cada rincón con miles de patas diminutas
pueblan todo con rigor milimétrico
parcelan en hexágonos tu piel de cera
trazan mapas detallados, abren caminos
arman pontones para vencer
el vértigo de tu hermosura.
Conquistan para rendirse,
para postrarse
como bárbaros arrodillados ante la faz del Basileus.
CONSTELACIÓN
Quod est superius est sicut quod est inferius
Tabula Smaragdina
El firmamento
-una falda de estrellas-
se siembra en la piel
de las recién nacidas
Un cuerpo custodia los lunares
que me definen
Kepler, Copérnico y Brahe
me guían por la calle
LABIOS
Dios para los que tienen siete labios
Juan Eduardo Cirlot
Siete ojos, seis alas
Olvidó el Evangelista tus siete labios
las
siete sanguijuelas
que purgan mi sangre
las
siete puertas
del mundo
siete bocas
para la palabra
que no se pronuncia
Eres la viviente
que me llena de ojos
me llena de labios
UN SOLO CUERPO
Tus manos son mis manos
Tu cuello mi boca
Tu espalda mi lengua
Tu rostro mis ojos
Tus hombros mis dientes
Tus dedos mi piel
Tu tobillo mi talón
de Aquiles
LUNARES
¡Juro que el lunar estaba aquí, aquí...!
Levanto con mis ojos el naipe de piel
y no está
¡Pero si ayer lo vi ahí!
¿Por qué cambian de puesto tus lunares?
¿Qué los hace peregrinos?
¿Qué poderoso magnetismo rige
sus extraños movimientos?
¡Ah, tus andariegos lunares...!
Son los puntos de los dados de Dios.
Ruedan por el tapete de tu piel.
Cada mañana, cada tarde, cada noche,
en los pliegues trucados de tu cuerpo
se juega mi Destino.
Diego Valverde Villena (Lima, 1967). Poeta, ensayista y traductor. Licenciado en Filología Hispánica, Filología Inglesa y Filología Alemana, ha realizado estudios de doctorado en las universidades de Oxford, Heidelberg, Tubinga, Chicago y Complutense de Madrid. Ha publicado los poemarios El difícil ejercicio del olvido (1997), Chicago, West Barry, 628 (2000), No olvides mi rostro (2001), Infierno del enamorado (2002), El espejo que lleva mi nombre escrito (2006) y Sir Hasirim (2006). Su poesía aparece en numerosas antologías y ha sido traducida a varios idiomas. Ha traducido a Conan Doyle, Kipling, George Herbert, Ezra Pound, Nuno Judice, Paul Éluard, Valery Larbaud y Paul Celan, entre otros. Como ensayista ha prestado especial atención a Borges, Mutis, la literatura medieval y la literatura comparada. Ha sido profesor de literatura en varias universidades europeas y americanas y escribe en revistas literarias de Europa y América.ICONOS
I
Escribo mi plegaria en el espejo
Tu mirada me responde
Pedid y se os dará
Tus ojos son la escritura de Dios
II
Pie desnudo para el sancta sanctorum
Mirada desnuda para el corazón desnudo
Entro desnudo en tu altar desnudo
Aherrojado mi cuello a tus tobillos,
mis pestañas tus ajorcas
Milagro tus pies desnudos
caminando por mi corazón en brasas
III
Los ateos son dignos de misericordia
No han visto tu cuerpo
UN COEUR EN HIVER
Este año no he tenido verano.
El estío aquí es lluvioso y desapacible.
El invierno promete sol por la mañana
y cumple frío entumecedor tras el ocaso.
Este año no he tenido verano
y ya son muchos los años sin cambio de estaciones.
Deshiela mi corazón
tráeme la primavera.