Las mil muertes de Víctor Fuentes

morir en isla Vista 250Dr. Margarita R. Merino (MM de Lindsay, PhD) León, España. Ha trabajado en educación, diseño gráfico, medios de comunicación, y publicado los poemarios Viaje al interior, Baladas del abismo, Poemas del claustro 1 y 18 (en colaboración), Halcón herido, Demonio contra arcángel, la antología italiana bilingüe La dama della galerna (Emilio Coco), Viaje al exterior (incluido en el estudio de Maricruz Rodríguez) y numerosos artículos, ensayos (“Passion and Praise of Education, Culture and Languages…” incluido en el Homenaje de Mike McGrath a Ed Stanton en Juan de la Cuesta nº 284); columnas y cuentos (“La mirada del águila”, “Suplantaciones”, “Wonderland” en Diario de León; “Rinconete". Su tesis doctoral "Ambigüedad y certidumbre en las edades poéticas de Antonio Gamoneda" (FSU, 1999) explora la complejidad de vida y creación en el contexto ineludible de la muerte. Creadora de “El mirador de Perejila,” personaje infantil de la revista Ardilla. Hha expuesto dibujos y poemas en museos y salas de Tennesse donde reside, y dado recitales y conferencias en universidades de EEUU. Vinculada a la estética del fracaso, y pese a su alejamiento de los círculos literarios, MM ha sido seleccionada entre las 8 poetas más importantes de los últimos 25 años y es acaso “la que usa el poema como espejo con más variedad e imaginación.”* Ricardo Gullón dijo: "Es una escritora extraordinaria, sin ecos; tiene muchas voces: las voces de Margarita Merino. Nos encontramos con un fenómeno sobre el que hay que llamar la atención del país." (Eduardo Aguirre). Otros estudiosos y profesores añadieron: "y del mundo," subrayando su talento creativo, genuino, su perspectiva humana, su “poesía total”, la potencia y ética de su voz. (Margarita Lliteras, José Enrique Martínez, José María Balcells.). La profesora María Cruz Rodríguez González sitúa a MM como la pionera del ecofeminismo en España por su poesía profundamente comprometida con el amor universal a todas las criaturas. MM ama el arte, la música, la literatura, la naturaleza, los animales, la libertad. MM ha sido incluida en la antología mundial de RE-MARKINGS: A World Assembly of Poets (2017) editada por Nibir K. Ghosh y Tijan M. Sallah.

 

Las mil muertes de Víctor Fuentes

 

Devuelve el oleaje el cadáver de tu nombre que matas
y esta vez de nada te ha servido enarbolar
el mástil de las navegaciones corporales
ahora comido por los peces.

 

No hay diferencia con esas ahogadas anónimas
a la marea alta en su cueva golpeada
por el agua y la violencia de las olas
tan crueles del tiempo.

 

Porque al fin has venido a Morir en Isla Vista
a dejarte la pasión abrazada a las algas.
Al vaciarse en cuévanos el lugar de los testículos
se deshacen las fibras también del corazón:
ah de la pasión que sientes todavía sin contestar
cuando estás muerto de ti mismo y de tu ancho ser
en un raro dolor sin amargura.

 

Eres un muerto victorioso en este ensayo
de la penúltima muerte pequeña
en anticipo –a medias calmo, espantado a medias-
de la grande. Y en ella te creces
muerto apátrida ajeno a corrupciones.

 

Otros seremos devorados por tiburones y jardines grises,
jugarán los huesos a ser campanas sin eco,
contraltos susurrantes de caballitos de mar,
juguetes rotos como fuimos en vida. No estás solo.
Más vale ser pedazos salobres que podridas entidades:
Levanta el saco de las penas y su tinta al sol.

 

Cultura de barbarie te muerde los calcañares ateridos
la Guerra fratricida interminable se ha instalado en tu amor.
Del hambre y la tristeza nacionales quedan tres estampas
de perros -y ahora voy a acariciar su miedo:-
perro del puntapié del académico,
perra atada por el muchacho sin ejemplo
en el país de los asesinados donde no se ama la vida,
perro goyesco que se hunde en la ciénaga
de nuestra historia (in)humana y brutal.

 

Para morirte de Aventura a las cinco y cinco en punto
de la tarde has vivido, Víctor Fuego.

 

Dolor del desterrado en las tierras de nadie
saltando continentes de la urbe a la campa
del glamour que no existe en los apartamentos
marginales
ni la revolución buscada en los teatros populares
traerá nuevas de la fraternidad ausente de los ásperos.

 

Y siempre sospechoso de ser otro por ser tú, el ambulante,
ah de la barbarie, te entrevistarás con los secretarios
-delegación de titulares pomposos enfrascados en fama-,
te huirá sin darte chance el escritor reconocido
y no te abrirá la puerta el humanista compasivo:
no llevas la bolsa caprichosa de los ricos
ni tienes el soporte de medallas de los encaramados,
y es que vas, Víctor Floreal, a solas con tu halo.

 

Pero amas los libros, la trampa de las palabras del siglo,
tu don presentido entre la tristeza acribilladora que te absorbe
extranjero buscando lo que amabas robado por la paz sanguinaria
que la democracia indiferente no abomina
condenado en dos mundos sin puente
a cansarte del sabor insípido
que te sabe a gloria cuando ya lo has perdido,
y sigues a solas con tu halo en el rodar y rodar
mientras los amigos van cayendo como aquellas calles
madrileñas robadas que vuelven en tu pluma
y que logras cantar en su esplendor
(acaso te dolía tanto ese Madrid que resistía
hermoso, estremecido, en destrucción.)

 

Lamiendo las heridas del fracaso supuesto que nos levanta
alzados,
hermanos del cholo dolorido y genial,
nos tocará cantar la canción de los payos cambiados
al ser de Camarón y en otra isla
a plena voz.

 

Sin regreso te dejan aquí o acullá y tú sencillamente
Floreal Hernández no renuncias y te creces
para hacerte más grande ser humano que todos esos tipos
que pudieron y fueron desfilando sin hacer bien ninguno
y sin darte una mano en los tiempos sombríos.

 

Pero todavía tendrás que pasar la prueba
en que el celebrado del que callas el nombre en tu grandeza
te mate la memoria de tu padre dos veces:
en el viaje de los ascensores fuiste acuchillado por sorpresa
con daga que no mató tu ser ni tu talento
y perdonaste la infamia que no tuvo excusa
será que así sobrevivimos, más oscuro el dolor, voto a bríos
confortados a la luz secreta e interior
de saber quiénes queremos ser. Y alguno como tú
logra serlo a pie firme y entero.

 

Ah de los huérfanos, Víctor Fuentes, mira al cielo
y levántate, oh hijo de la galaxia:
Tu nombre se esculpe con letras de oro y es longevo
en el planeta perfecto de la ética al que llegan tan pocos
y sabe a yerba fresca y tricolora
como en aquellas canciones de la juventud
que no escuchamos juntos
ni pudo cantar Floreal Hernández,
no.
Pero en la pasión de las estrellas por si basta tienes
-aparte del de tantos otros y los tuyos-
el cariño más verdadero:
de Cervantes y Machado en sus nubes,
de Eduardo Aguirre
-“amor, humor y dolor”-
el completo corazón,
y el mío
a tu servicio.

 

Para leer más sobre la novela Morir en Isla Vista pulse aquí.

 

morir en isla vista 350"Las mil muertes de Víctor Fuentes" enviado a Aurora Boreal® por Margarita R. Merino. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Margarita R. Merino. Carátula del libro Morir en Isla Vista © cortesía Víctor Fuentes.

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