Sombrasdeoro y el árbol de la lluvia

juan_carlos_mendez_005Hubo un tiempo cuando en Bararida no había agua. La isla seca como una piedra se elevaba sobre el mar y los pájaros seguían de largo sin detenerse en sus costas.
Entonces Amaliwaka, el que todo lo construye, tomó la tierra seca de Bararida y escupió sobre ella y moldeó un árbol gigante al que llamó Garoé. Y Garoé elevó y elevó sus ramas

hasta el cielo hasta que pudo apresar las nubes que pasaban de largo y las fue exprimiendo poco a poco, las fue ordeñando igual que ahora las personas ordeñan a las vacas.
Y el agua de la lluvia fue llenando las hojas del Garoé, y las fue llenando hasta que rebosaban y entonces siete pájaros que volaban por allí, se acercaron a beber de las hojas, y bebieron tanto y tanto que al final elevaron el vuelo llevando el pico lleno con la sabrosa agua del Garoé.

Entonces cada una de esas aves, a las que en su lejana tierra llaman Sombradeoro tomó una ruta distinta dentro de la isla y volaron y volaron felices, como si el agua del árbol los hubiese emborrachado, y cada uno de ellos se acercó a la tierra y abrió su pico dejando caer la gota de agua.

Tal vez la lluvia (DVD ediciones, 2009) con la que obtuvo el premio internacional Ciudad de Barbastro; también ha publicado en este género: Una tarde con campanas (Alianza, 2004); Árbol de luna (Lengua de trapo, 2000), El libro de Esther (Lengua de trapo, 1999) y Retrato de Abel con isla volcánica al fondo (Troya, 1997). Como cuentista sus títulos son: La Bicicleta de Bruno (ediciones B, 2009), Hasta luego Míster Salinger (Páginas de espuma, 2007), entre otros.

Así, en cada lugar donde cayó la gota, nació un arroyo, y esos son los siete arroyos que ahora existen en Bararida y que llamamos: Media Legua, Fontarrón, Vinateros, Morat alfaz, Magua, Marroquina y Vari quicimeto.

Y cuando los arroyos brillaron como siete espejos, cada Sombradeoro bajó a beber de esas aguas en cuyo fondo se distinguía la silueta de un árbol que era imposible tocar, y en ese momento los pájaros se transformaron en personas: tres mujeres y cuatro hombres, y se fueron a recorrer la isla, y por ser número impar, desde ese día ya sabemos que en el mundo siempre sobrará, que en el mundo siempre faltará alguien.

 

Sombrasdeoro y el árbol de la lluvia enviado a Aurora Boreal® por Juan Carlos Méndez Guédez. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Juan Carlos Méndez Guédez. Foto de Juan Carlos Méndez Guédez©Juan Carlos Méndez Guédez.

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