La pedrada Petra-Pedro-Piedra

gloria_serpa_010Estoy entre un charco de sangre. No puedo más. Chorros calientes me escurren por el cuello: hilos húmedos y pegajosos van bajando por mi cara. Huele a sangre. Estoy tirado entre un charco caliente. Me estoy desangrando. Me destrocé la cara al caer contra las piedras. El indio Pedro. No recuerdo bien, no recuerdo nada. El indio Pedro me quiso obligar... Estoy mal. Estoy mal, estoy solo, abandonado en este camino de herradura por donde no transita nadie. Los niños me están esperando en casa. Petra, te compré el mercadito que querías. Lo solté allá atrás porque no me alcanzaban las fuerzas. Si alguien viene, encontrará primero el costal con las papas y el maíz y un poco más adelante, la bolsa de plástico con los cuadernos y los lápices... mañana ellos entran a la escuela. Les compré los útiles. Me estoy desangrando tirado en este camino solitario. Me van a encontrar muerto con la cara enterrada en el pedregal.

Gloria Serpa-Flórez de Kolbe. Autora de nueve obras. Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua. Su carrera literaria abarca cincuenta años de producción y publicación en libros individuales, tomos colectivos de Historia de la Literatura, revistas culturales y suplementos literarios de diarios colombianos y alemanes. Experta en el estudio y difusión de la obra del poeta romántico Julio Flórez. Ha publicado una Trilogía de estudios sobre este poeta colombiano. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia de Historia de Santander, Colombia, a partir de 2004, con la cual colabora por medio de conferencias e investigaciones históricas orientadas especialmente hacia el tema de la mujer.Lo último que le dije al indio Pedro fue que no. El se puso furioso. Seguí mi camino, anduve un poco y sentí el golpe en la nuca. Me alcanzó una pedrada, seguí tambaleándome, solté el costal. Traté de alcanzar la carretera grande pero no pude. Solté la bolsa de plástico. Me sentía mal. La sangre me nublaba la vista. Lo último que logré ver antes de desplomarme fue mi rancho allá a lo lejos, los árboles de naranja, y Petra tal vez esperándome, recargada en la cerca. Las naranjas se van a podrir en los árboles sin que nadie las recoja. Me estoy desangrando... siento los chorros calientes cada vez más pequeños. Un perro se acerca a lamerme la cara. ¡Petra! Mis siete niños. Maldito sea el indio Pedro... yo no podía hacerlo... no podía... no podía.

 

-"Encontramos a mi marido en el camino, muerto de una pedrada..."

Petra Moreno

Der Steinwurf
Petra-Pedro-Piedra

Ich liege in einer Blutlache. Ich kann nicht mehr. Warm strömt es über meinen Hals; feuchte und klebrige Fäden ziehen sich über mein Gesicht. Es riecht nach Blut. Ich liege in einer warmen Lache. Ich verblute. Mein Gesicht ist zerschlagen durch den Aufprall auf dem steinigen Boden. Der Indio Pedro... Ich kann mich nicht recht erinneren, ich erinnere mich an garnichts. Der Indio Pedro wollte mich zwingen... Mir geht es schlecht. Mir geht es schlecht und ich bin allein... ich liege, so wie ich hingefallen bin, auf diesem Reitpfad den fast niemand benutzt. Die Kinder warten zu Hause auf mich. Petra, ich habe eingekauft was du wolltest. Ich habe es ein gutes Stück Weg weiter zurück fallen lassen, weil meine Kräfte nicht mehr ausreichten. Falls hier jemand entlang kommt, wird er zuerst den Sack mit den Kartoffeln und den Mais finden und, ein bisschen weiter vorne, die Plastiktüte mit den Heften und Bleistiften, morgen fängt für die Kinder die Schule wieder an. Ich kaufte ihnen diese Utensilien. Ich verblute hier, verlassen auf diesem Weg. Man wird mich tot auffinden, mit dem Gesicht in diesem Steingeröll.
Das Letzte, was ich dem Indio Pedro sagte, war: Nein! Er wurde wütend. Ich ging meines Weges, lief ein paar Schritte und spürte einen Schlag auf dem Hinterkopf. Ein Stein hatte mich getroffen, ich schwankte und liess den Sack fallen. Ich versuchte die Hauptstrasse zu erreiche, aber ich schaffte es nicht. Auch die Plastiktüte entglitt meiner Hand. Ich fühlte mich elend. Das Blut trübte mir den Blick. Das Letzte was ich noch vor dem Zusammenbrechen sah, war meine noch entfernte Hütte, die Orangenbäume und, angelehnt an den Zaun, Petra, die wahrscheinlich auf mich wartete.
Die Orangen werden am Baum verfaulen, wenn niemand sie erntet. Ich verblute... die warmen Ströme werden immer kleiner. Ein Hund kommt und leckt an meinem Gesicht. Petra. Meine sieben Kinder. Verflucht sei der Indio Pedro... nein, ich konnte es nicht tun... ich konnte nicht... nein...

Wir fanden meinen Mann am Wege tot durch einen Steinwurf..."
Petra Moreno

Übersetzung: Vatsug Eblok

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