El mercader de la muerte

Por más que se esmeraran en los detalles: puertas adornadas con guirnaldas, técnicas de pintura veneciana aplicada en las paredes, pinturas de Botero y cuadros con pinturas surrealistas de Remedios Varo, al lugar no se le podía quitar la sensación lúgubre y fría y al dependiente no se lo podía despojar de esa cara desconcertante de muñeco de cera; entonces Nebrio hizo lo que tenía que hacer en cinco minutos insoportables. Afuera, en la calle, el calor era infernal. Nebrio salió engarrotado como si hubiera sido defenestrado de un páramo; sus pasos eran entonces pesados y su mirada estaba clavada en ellos. Como un ente intentó atravesar la calle, pero sólo el golpe de un auto que lo levantó por los aires lo sacó de su angustia para pasarlo a un estado de ensoñación, tal vez. El dependiente salió rápido esbozando una leve sonrisa. Puso en su regazo a Nebrio, no le inquietó que fuera él, entonces con un formalismo cínico le preguntó que cómo se sentía, Nebrio le respondió: cómo muerto; por lo menos los servicio funerarios los tiene completamente cancelados, le respondió el dependiente, ya puede "irse" tranquilo.

Danilo Albán
Colombia, Director desde hace siete años del Colectivo Literario Sábados Literarios. Además es reseñista y cuentista.

 

El mercader de la muerte enviado a Aurora Boreal® por Danilo Albán. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Danilo Albán. Foto Danilo Albán  © archivo del autor.

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