Don Juan en los quintos infiernos*

julio_olaciregui_010Una tarde de fines de octubre un hombre sale sollozando, cabizbajo, de un gran edificio de baldosines rosados en la avenue d'Ivry del distrito XIII de París. El viento de otoño, la estación de los conversos, según Álvaro Mutis, lo azota, lo empuja con un fastidioso espaldarazo y arranca también unas cuantas hojas al almendro clavado en medio del

cemento de la calzada

Este hombre es el ex profesor Juan Ruiz Ralea. Acaba de ser despedido del colegio "Gustave Flaubert" donde enseñaba español en el último año de bachillerato, porque una de sus alumnas, menor de edad, lo denunció por celos al descubrir que se acostaba con varias de sus compañeras y les enviaba MAILS eróticos a otras.

Se rompió el saco ¡mierdaaa, FUERA, ABUSADOR !

Ruiz Ralea recibió la carta y colorado salió del colegio como un zombi, dándose cuenta de que había cometido un grave error, extralimitándose en la locura del Erotes **

Este petímetre o filipichín había estudiado con Roland Barthes y se creía un pinche escritor posmoderno.

Julio Olaciregui. Colombia, 1951. Periodista y escritor, pasa de un género literario a otro con una gran desenvoltura. Sus obras incluyen la novela, la poesía, la dramaturgia, el cuento. Julio Olaciregui eligió domicilio en Francia desde hace algo más de treinta años. Actualmente trabaja para la Agencia France Presse. Ha publicado Vestido de bestia (relatos), Los domingos de Charito (novela), Trapos al sol (cuentos) y Dionea (mitonovela). Adaptó para el cine La mansión de Araucaima, de Alvaro Mutis, filmada por Carlos Mayolo. El lector omnisciente es como el transeúnte, se imagina que la gente en la calle lee sus pensamientos, el profesor Ralea piensa en suicidarse, su libido exagerada lo puede llevar a la ruina, ¿SE TIRARÍA AL SENA?

A lo mejor fue en ese momento, desesperado, cuando decidió NO suicidarse.

Caminó como loco hacia Place d'Italie y luego llegó en par patadas a la plaza Contrescarpe, NO SOY YO HEMINGWAY, avanzando sin darse cuenta hasta la rue Saint André des Arts, donde se encontró en el café Malongo.

 

Allí fue donde conoció a la psicóloga Luna Herrera, su futura biógrafa. Eso fue un miércoles de comienzos de siglo. Por algo se dijo "hoy es un día para marcar con una raya en el cielo", "o con piedra negra sobre piedra blanca", no recordaba cómo decía la vox populi para señalar en la memoria una fecha especial, rara, propicia, inolvidable; ese mismo día, qué casualidad, había vuelto a leer esa frase de Aristóteles que le abría siempre un camino hacia el más allá, hacia el otro lado, "no se puede discernir si los difuntos tienen alguna participación, o no, en la fortuna o en las desgracias de este mundo", y él pensaba en su abuelo que un día de repente dejó el alcohol, o en el último porro que se había fumado Bob Marley antes de deshacerse.

De manera que el pensador ateniense no cerraba del todo la puerta y él acaso en los sueños podía descender al mundo invisible y encontrarse con esa gran máscara a la que tanto admira, don Juan, don Giovanni...

Luna Herrera era especialista en la historia de las religiones, y en el café le advirtió sobre el riesgo de frecuentar el mundo de los espíritus y los peligros de caer en trance. El le preguntó si ella era de alguna secta y ella lo miró a fondo antes de decirle, "es la secta de la vida", y él se dio cuenta que había caído en una celada, que ella le estaba como quien dice dando fuego, calentándolo, "vamos a pasear, hablemos, dijo ella", y salieron juntos del café rumbo al jardín de Luxemburgo.

--"la desmesura es lo que jode a don Juan"- afirma ella desnuda en el jardín después de hablar de la seducción, aun él no le ha dicho que se llama como el gran Tenorio creado por Tirso de Molina inmortalizado hasta nuestros días por Mozart, Molière, "don Juan es castigado... por burlarse de ellas".

 

*   De la serie El hombre caimán en el zoológico de Berlín. Y otros cuentos...

** Don Juan subrayaba con gusto "La Dorotea" de Lope de Vega:
"Erotes llamaron a aquella melancolía que procede de mucho amor. Curábanla con vino, baños, espectáculos, representaciones, música y cosas alegres que separaban el entendimiento de aquella imaginación profunda". Peregrino, 84. Pastores de Belén. Mas detalles en Los locos de Valencia: "Erotes, que es un género de tristes que sólo del amor están enfermos (...) Nunca encerréis al loco melancólico, sino sacadle a ver gustos y fiestas, y dadle vino si beberlo quiere" (...) "Frenético erotismo..."

 

Don Juan en los quintos infiernos enviado a Aurora Boreal® por Julio Olaciregui. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Julio Olaciregui. Foto Julio Olaciregui©Julio Olaciregui.  Ilustración©Julio Olaciregui.

 

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