Una vez en la vida

In Memoriam
1927 - 2014 †

Mucho se ha escrito sobre García Márquez y su obra. Para algunos, como afirma la escritora mexicana Elena Poniatowska, él puso a América Latina en el mapa. Sin duda alguna, el autor de Cien años de soledad, obra magna que lo consagró como el gran escritor del "realismo mágico", se convirtió en ícono y referencia global de millones de lectores y, además, de no muy pocos escritores en Europa, Asia, y África. En los países de lengua inglesa se le ve por un sector de la crítica especializada como el representante de la literatura postcolonial donde el recurso de lo mágico hace oposición a la racionalidad capitalista en términos globales. Y, en América Latina, su posición y herencia no deja de ser realmente contradictoria. ¿Qué no hemos leído sobre García Márquez y su Macondo? Algunos comentaristas y especialistas han advertido que el Macondo de este autor se ha prestado más bien al gusto de los países del Norte que, en su afán de mantener mundos exóticos, han encontrado en García Márquez la prueba de que existe: con él nos hemos quedado atrapado en Macondo. Pero, en efecto, no es necesario estar o no estar en desacuerdo con las tesis, comentarios o críticas arriba expresadas para darnos cuenta que, en todo caso, muchos sectores de la población latinoamericana vive todavía en mundos de fantasmas, brujas y milagros que rompen toda explicación racional, y, por otro lado, no hay que olvidar que, desde la década del noventa, es conocida la tesis de McOndo (antología de Alberto Fouquet y Sergio Gómez), que quiere ir mar allá de Macondo, de la república bananera, y presentar América Latina como un continente de la modernidad, urbana y de ciudades, sin los folklorismos de identidades pueblerinas y locales.

El legado, en efecto, de García Márquez es enorme. Me parece que, sin duda alguna, ningún escritor podrá negar su presencia, ya sea como crítico o como admirador. Lo interesante es observar que, mientras en el mundo hispanoamericano, algunos intentan escamotear a García Márquez su aporte literario que se ofrece en Cien años de soledad, porque aquí se da el llamado "realismo mágico", es precisamente ésto lo que más se aprecia del autor colombiano en el mundo anglosajón. Aquellos, los refinados escamoteadores, plantean que la obra clave es El coronel no tiene quien le escriba. Pero lo cierto es que el aporte del Gabo está allí, imborrable e innegable, y le tocará a las generaciones futuras saber y decidir qué es lo que queda. Muchos ven en el Gabo al Cervantes del siglo XX. Otros lo ponen al lado de Borges, en fin, creo que justamente lo que hace viviente a un autor es el polvo que levanta a su paso. No es indiferente para nadie. No discutamos su posición política, su apoyo y amistad con Castro, porque esto aquí da para mucha tela que cortar. ¿De qué no lo han acusado? Por ejemplo, el de ser un cortesano del poder, etc. No obstante, para mí lo más importante es lo que me ha dado este autor que, además de su aporte literario, es la certeza de que con talento y trabajo los latinoamericanos pueden contar sus propias historias. Y esta certeza la han heredado las nuevas generaciones de escritores del continente, aunque sería una gran ingenuidad pensar que la época que hizo a García Márquez (y a la llamada generación del boom) es repicable a la nuestra. Esto un fenómeno que solo ocurre una vez en la vida.

 

Una vez en la vida enviado a Aurora Boreal® por Luis Pulido Ritter. Publicado en Aurora Boreal® con autorización de Luis Pulido Ritter. También publicado en blog de La Estrella de Panamá.

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